El sorbo imposible (1-2)
Málaga CF-Almería · Crónica · Copa del Rey
El Málaga, eliminado a las primeras de cambio por el Almería en la Copa del Rey
Los de Muñiz comenzaron ganando con un once radicalmente distinto al que se verá este sábado
Al Málaga le huye la Copa del Rey. No se deja querer, no se deja atrapar. No da nada nunca. La ilusión no suele sobrevivir una ronda. Y es una lástima en cierto sentido. Porque este torneo es el sueño de los pobres, es el único billete de ida al Olimpo. El malaguismo no rompe carnets por este tipo de derrotas, que ya casi forman parte del ADN, pero queda -contradictoriamente- el regusto amargo de lo que nunca se ha probado.
No era un objetivo ni mucho menos hacer algo en la Copa. Al contrario, para el Málaga se podía considerar casi un estorbo, una distracción de lo verdaderamente importante, que es la Liga, donde el conjunto blanquiazul es líder intratable. El escozor lo provocan las formas, que en cierto modo es casi la misma medicina que los de Muñiz han aplicado a sus cuatro rivales anteriores, uno de ellos el propio Almería. De cualquier modo, en el seno del vestuario hay tranquilidad. Esta eliminación no afecta y Muñiz ya adelanta que el ritmo se lo dará a los jugadores menos habituales con amistosos entre semana.
Faltaron ingredientes en el partido. No hubo intensidad en la primera mitad y en la segunda la acción llegó en contadas ocasiones hasta que llegó Sekou para hacer temblar el estadio. También contribuyó de manera negativa al espectáculo el colegiado Gorostegui Fernández-Ortega. Mal en las faltas, mal en las tarjetas, mal en el tempo. El penalti que pitó sobre Hicham fue discutible y el que señaló de Abqar, hay quien sostiene que barre al punta rojiblanco y quien asegura que antes hubo balón. De cualquier modo, los malos árbitros no se ven en las gordas, sino en las corrientes, en el goteo.
Era casi más interesante ver lo que podían dar de sí los menos habituales del Málaga que el resultado en cuestión. Destacó el debut de Juanpi por inesperado después de todo lo sucedido en verano. El asturiano está contento (comedidamente) con el venezolano, que ahora tiene la pelota en su tejado. De la calidad no se duda, de hecho a balón parado lo ejecutó casi todo y bien, dando una asistencia a Iván Rodríguez que el canterano, rematando en plancha, mandó por encima del larguero. Si continúa con el mono de trabajo puesto, el 10 tendrá minutos y relevancia. Está en sus manos.
Era una tarde también para ver quiénes dan un paso al frente y discuten al batallón principal. Muchos no pasan el corte. Al menos de momento. También resulta complejo encontrar el sitio en un once inédito y que competía por primera vez casi en bloque.
El Málaga sólo tiene ahora mente y corazón para pensar en la Liga que, de momento, lidera con solvencia. Llega el miércoles y la Copa quedará donde siempre, en el olvido. Este año no es un disgusto, más bien una liberación. Llega el miércoles y el mantra es Córdoba, Córdoba, Córdoba... No hay más.
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