Vencedores y vencidos en el Málaga CF tras la Copa del Rey
El partido ante el Estepona deja claro por qué ciertos jugadores participan menos en liga
La pesadilla del Málaga iba a dejar el fútbol en verano
A Sergio Pellicer le ha descuadrado y mucho la eliminación en la Copa del Rey. En los últimos tiempos ha sido el único entrenador que ha apostado realmente por este torneo, pasando dos rondas y cayendo en la tercera ante rivales superiores como en su día eran Granada y Real Sociedad. Sabe que le resta credibilidad caer ante un rival de Segunda RFEF, encima vecino para más inri. A él y al grupo. Y necesitaba el torneo para su gestión de plantilla, para la activación de ciertos elementos y poder ver compitiendo a algunos de los que tienen menos opciones en una plantilla amplia que a efectos prácticos la componen 28 jugadores. Algunos de ellos no supieron aprovechar la oportunidad. Otros aprobaron y, en algún caso, con cierta nota.
Deja vencedores y, más que otra cosa, vencidos. El derbi con el Estepona, al fin y al cabo un Segunda RFEF, fue una demostración clara de por qué algunos tienen más espacio que otros en los partidos de LaLiga Hypermotion.
Las alineaciones ligueras de Pellicer suelen contar con una mayoría de jugadores que ya estaban el curso pasado en la categoría de bronce. En La Línea, cuatro de los cinco fichajes formaron en el once titular y un quinto que entró en la segunda mitad como Castel. No estuvieron especialmente finos la mayoría. En el caso del delantero madrileño, tiene un análisis aparte por su roja, pero es que en juego restó más que sumó.
Yendo a los extremos, Julen Lobete aportó energía, pero le costó concretar. Tomó algunas decisiones cuestionables y le costó precisión a la hora de finalizar acciones. Aportó bastante más, eso sí, que Yanis Rahmani. Al francoargelino se lo está comiendo la ansiedad. Tiene tantas ganas de mostrarse y ser importante, que se precipita y no elige bien. Ahora mismo se entiende por qué Cordero, Larrubia y Kevin están por delante en la rotación.
En los planes de Pellicer suele entrar Álex Pastor, que es más titular que suplente. En la Copa anduvo algo desacertado pese a que tapó algún disparo peligroso del rival. Y, para cerrar, Roko Baturina. El delantero croata juega bien de espaldas. Se nota que es un jugador diesel y que está falto de autoestima. El gol fue lo que se espera. Le cayó un balón en el área y demostró que de cabeza es solvente. No era sencillo el remate. Si alguien busca en él a Roberto o a Dioni, se equivocará y se frustrará al verle jugar. Es otra cosa. El que más airoso salió de los cinco nuevos.
Luego, hay casos como el de Sangalli. Se ofreció, se movió mucho por el centro del campo, quiso aportar soluciones, último pase. Pero es que no le termina de salir bien. Se sabe que tiene calidad, pero en el actual Málaga de Segunda no tiene cabida ni como mediocentro ni como mediapunta.
Moussa Diarra y Diego Murillo se estrenaban. El primero, en su línea. Se atisba el talento y la capacidad para llegar a ser un central caro. Luego, roza los límites del reglamento en ciertas entradas. El otro defensa es un bendito. Da lo que tiene aunque le saquen de su zona de confort y le toque sufrir como lateral. No se le puede culpar de que un hombre le gane en velocidad y le falte precisión al centrar.
Y si alguien estuvo de notable, ese fue Izan Merino. El malagueño se multiplicó y acabó su actuación extenuado, tanto que Pellicer lo tuvo que cambiar en la prórroga por un Larrubia que también destacó. El centrocampista, todavía juvenil, volvió a demostrar que puede optar a un sitio en ausencia de Luismi por delante de cualquiera. Además de su despliegue y buen trato del balón, fue una amenaza para Alfonso Liceras con un disparo al palo y otro que el meta esteponero envió a saque de esquina.
Pellicer ahora se va a encontrar con un panorama en el que hay dos grupos más o menos diferenciados de titulares/primeras opciones y suplentes claros. La Copa ofrecía una ventana real para muchos de ellos de tener la certeza que si en liga no tenían demasiado espacio, el torneo del KO les abriría un hueco para competir y recuperar terreno.
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