Tampoco con viento a favor
El Málaga no ha sabido gestionar las ventajas en los dos últimos partidos
La situación es crítica, a cinco puntos de la salvación y con sólo 16 puntos de 60 disputados
Quejas del VAR
El empate de Ibiza y los resultados en los demás partidos de equipos involucrados (con varios enfrentamientos directos entre equipos de la zona baja) dejaron al Málaga a cinco puntos de la permanencia. Sólo tiene 16 puntos en 20 partidos, de 60 posibles. Es un dato demoledor. Punto a punto no llega y hay que ganar partidos. Pero sucede que el Málaga es el equipo que menos encuentros ha vencido (tres) de toda la competición, uno con Guede y dos con Mel. Una cifra ridícula que explica el motivo de la una situación crítica. Son 12 puntos en 13 partidos con el técnico madrileño por los cuatro en siete del argentino.
Todo se va recrudeciendo y cada vez la distancia es mayor con más equipos. Los dos puntos ante Granada e Ibiza son dos tercios de derrota y no un tercio de victoria. Las sensaciones pueden ser mejores o peores en cada duelo, pero el equipo de Pepe Mel necesita llegar con una distancia prudencial a la salvación en enero y sólo queda el partido durísimo del próximo domingo ante el Alavés. Vaticinaba el técnico que a finales de ese mes el Málaga abandonará los puestos de descenso. Se cuenta con que lleguen refuerzos que suban el nivel general del equipo, huérfano de poderío o desequilibrio en varias posiciones, pero el mercado invernal no es el maná y los que van a tener que evitar la tragedia son los que están aquí.
Dolió mucho el empate en Ibiza ante un rival directo con un partido que parecía bajo control. Ha repetido Mel, había esa percepción en el vestuario, que faltaba ese punto de suerte y que siempre se empezaba con un golpe en contra, fuera gol, expulsión, lesión o penalti fallado, lo que para un equipo con la autoestima y la confianza bajas era un lastre extra. Pues bien, en los dos últimos partidos el Málaga empezó marcando. Golear primero siempre es básico, pero aún más en Segunda, donde los partidos se enfangan y el juego se ensucia.
No supo gestionar el Málaga esa renta a favor en ninguno de los dos encuentros, aunque la sensación fuera distinta. El potencial del Granada y la irreprochable media hora final que hizo el equipo blanquiazul dejó un poso distinto que la igualada de Ibiza. Enfrente había un rival también en estado de nervios y el Málaga tampoco fue capaz de ganar en un partido que se puso cuesta abajo, gracias a sus méritos, pero también se marchó por sus deméritos.
La salida de N'Diaye y Luis Muñoz como suplentes parecería un lujo a principio de temporada, pero el rendimiento de los dos no está a la altura, empeoraron al equipo. Puede parecer algo cabalístico, pero en los tres partidos que no estuvo el senegalés se venció. Hay algo más futbolístico también, un jugador de su jerarquía no se impone en los partidos ahora como sí impactaba antes. El capitán tampoco está bien, debería ser un jugador estructural, pero no ha adquirido el ritmo y la continuidad desde su lesión de rodilla. A ambos se les espera, deberían ser esenciales para salir de la quema. Pero es aplicable a un amplio número de jugadores. Fran Villalba ha mejorado en los últimos partidos, pero no puede fallar el gol en la clarísima oportunidad que tiene en la primera mitad, con Chavarría al lado. El argentino fue la mejor noticia en Can Misses. Guerrero y punzante, se espera que los problemas físicos le respeten.
Paralelamente, en el seno del Málaga hay quejas crecientes también sobre la labor arbitral, cada vez más explícitas. El penalti rearbitrado sobre Loren ante el Granada propició que Manolo Gaspar se encarara con el colegiado en los vestuarios y que este lo recogiera en el acta. El gol ibicenco es un acto de fe sobre las líneas por el VAR. Se reclamaron penaltis a Febas y Loren en el tramo final que el árbitro de campo no señaló y desde Las Rozas no se corrigió. "Hay un penalti clamoroso a Loren en la última jugada del partido. Lo del VAR con nosotros es para hacerlo ver", decía Mel.
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