Aguardiente made in Jubrique
Jubrique/Jubrique, una pequeña localidad de la Serranía de Ronda, volvió ayer por unas horas a encontrarse con su glorioso pasado como localidad productora de aguardiente, hasta el punto de que allá por el siglo XVIII, tres cuartas partes de los campos de la localidad eran viñedos.
Por entonces, el municipio era líder en la producción de este licor a nivel provincial y contaba con un gran prestigio a nivel regional, hasta el punto de que el municipio era conocido con el sobrenombre de Jubrique, el del aguardiente y contaba con unos 70 alambiques situados en la localidad o puntos próximos en los que se realizaba producción de aguardiente.
Un trabajo artesanal que realizaban muchos vecinos, pero que con el paso del tiempo fue sucumbiendo al desarrollo y la llegada de la producción mediante destilerías profesionales, lo que conllevó una importante merma de esta actividad hasta el punto de que tan solo media docenas de vecinos han conservado los alambiques de cobre.
Ahora, desde hace unos años, el Consistorio de la localidad trata de recordar aquel brillante pasado con una feria anual en la que se elaboran en directo aguardiente mediante el sistema tradicional.
Ayer, la plaza de Andalucía se convertía por un día en una destilería artesanal en la que los maestros destiladores que todavía existen en la zona pusieron a prueba sus habilidades a la hora de realizar los destilados que llevan finalmente a la producción de aguardiente, una bebida que sigue teniendo un especial protagonismo con la llegada de la Navidad, aunque en muchas localidades sigue siendo un licor que se dispensa a lo largo de todo el año.
En cuanto al proceso de elaboración del aguardiente, consiste en introducir mosto en el alambique para proceder a su destilación, consiguiendo así alcohol de alta graduación. A continuación se le añade matalahúva u otra hierba aromática al alcohol resultante y se vuelve a meter en el alambique para realizar una segunda destilación.
Por último, es necesario añadir la cantidad exacta de agua al licor para rebajar la graduación alcohólica y situarla en unos 40 grados, siendo necesario emplear unos 7 litros de mosto para lograr un solo litro de aguardiente.
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