"Tenemos que aparcar los egos y tirar juntos del carro del flamenco"
Israel Fernández y Diego del Morao | Cantaor y guitarrista
El intérprete toledano se ha asociado con el músico de Jerez en 'Amor', un disco que refresca la tradición jonda desde el respeto y cuyas letras exploran los límites de la experiencia sentimental
La alianza entre el cantaor toledano Israel Fernández (Corral de Almaguer, 1990) y el guitarrista jerezano Diego del Morao (1978), Amor, llega de la mano del sello Universal con la ambición de ser uno de los discos de flamenco de la temporada. Un trabajo creado en sociedad que explora con aliento fresco la tradición musical y ofrece un caleidoscopio de experiencias sentimentales en las letras, firmadas por una voz única curtida en la compañía de la bailaora gaditana Sara Baras.
Para Israel Fernández, Amor es ante todo "un sueño cumplido. Está hecho con mucho trabajo y corazón. Aquí me he atrevido a componer y escribir mis propias letras, y contar con Diego al lado ha sido también un deseo que se ha hecho realidad". Fernández, con su físico esbelto de bailaor y sus anillos y melena rizada que tanto evocan la estampa del joven Camarón de la Isla, la referencia a la que suele asociarse su voz, reflexiona sobre las diferencias entre su anterior álbum, Universo Pastora, y este Amor que ve la luz en el complicado año de la pandemia. "Cada momento es distinto. Aquel disco estaba dedicado al repertorio de la Niña de los Peines, a esa casa cantaora de los Pavón que tanto admiro. Y este ahora es más mío, más íntimo porque compongo y escribo, pero sigo como artista en el mismo sentido, no son tan diferentes".
Diego Moreno Jiménez, hijo del carismático Moraíto, es ya uno de los tocaores más solicitados del panorama flamenco y cree que este proyecto le ha llegado "en otro punto de madurez". "Yo personalmente le he echado mucho tiempo y cariño a este disco. Para mí Amor ha sido una inyección de vitalidad, la ocasión de encontrarme con alguien un poco más joven que yo que ha sabido transmitirme toda su ilusión", confiesa.
No son muchos años los que separan a Israel, crecido en el seno de una familia gitana manchega con raíces andaluzas, y Diego del Morao; sin embargo, son los suficientes como para que Israel cuente entre sus adeptos con una generación de instagramers que está pendiente de su voz pero también de cada uno de sus posados. Comparten, sin embargo, el proceder de una tradición flamenca muy sólida y enraizada que les permite acrecentar ese legado sin traicionarlo. "El flamenco es testimonio oral así que constantemente está uno aprendiendo, nunca deja de aprender -suscribe Diego del Morao- pero el maestro Paco de Lucía lo decía muy claro: se aprende hasta de un niño. No tenemos que mirarnos constantemente en el trabajo de los mayores. Yo asumo como un regalo la herencia de mi saga y por supuesto de mi padre, porque Moraíto Chico era un genio, alguien realmente único, pero yo soy un tocaor muy distinto. Y creo que estoy ahora en esa fase en la que los que me contagian ilusión e inquietud son los jóvenes, como me ha ocurrido con Israel".
Diego del Morao
"No tenemos que mirarnos siempre en los mayores. Paco de Lucía decía que se aprende hasta de un niño"
El cantaor asiente y añade: "Desde chico como flamenco vas sumando a esa herencia y vas también quitando lo que te estorba; y además aprendes que si unos días te pasas, física o psicológicamente, todo se paga. Cuando los periodistas me asociáis con Camarón de la Isla, siempre digo lo mismo: Camarón es único, una presencia tan grande... Me gustaría poder llevar a gente joven al flamenco como lo hizo él, tener ese tirón".
De la química surgida entre Israel y Diego en el proceso de grabación de Amor dan buena cuenta, por ejemplo, las alegrías, que son un regalo con mayúsculas del guitarrista. "Israel me ha exigido mucho para este trabajo. Me siento un privilegiado porque he estado en muchas grabaciones, en discos de los más grandes cantaores, de esos a los que la afición escucha, y él como lo sabía me pidió que le diera todo el cariño posible. Y le hemos echado muchas horas. De hecho, yo tenía unas falsetas sueltas para una alegría que pensaba grabar en mi nuevo disco en solitario pero Israel las escuchó, le venía muy bien a él el tono, me las pidió y claro, se las prestamos. Y con los tientos me tiré días empezándolos: escuchaba su voz, con esa sensibilidad que tiene, y tardaba en arrancar para estar a la altura de ese prodigio".
Aunque Fernández reconoce que "mi alma está en todos los temas", quizá el aficionado encuentre su personalidad más genuina en los versos de la malagueña de El Mellizo, en la dolorosa seguiriya y en los tientos. "La Seguiriya del desvelo habla de ese amor imposible, que no se tiene, y también los tientos de La amada hablan de lo mismo: que el tiempo siempre va en contra de ese querer".
El proceso de escritura a cuatro manos ha sido estimulante y retador aunque, precisa Diego del Morao, Israel ha ido siempre un paso por delante. El cantaor le enviaba al de Jerez las letras y melodías que iba creando y Diego del Morao pasaba luego horas y horas dándole vueltas a la estructura. "Israel siempre tuvo muy claro lo que quería, el sonido que buscaba, y luego han sido muchas horas en el estudio, en casa, trabajando y trabajando, pero el motor para que sonara así de bien ha sido su ilusión, su empuje, lo que Israel transmite, por eso he cuidado todos los detalles para que sonara lo mejor posible. Es un disco de corte clásico, respetuoso con la tradición, con muchísimos palos pero a la vez es el disco de alguien joven, fresco, inquieto, y la música subraya ese propósito".
El cantaor, por su parte, lo explica así: "Yo escribo muchas notas y las grabo en audio, con impresiones, vivencias, ideas que fluyen de manera natural, cosas que me inspiran. En cambio, no puedo escribir ni componer si me siento obligado. Tengo muchísima música en la cabeza tras tantos años cantando y me inspiro en mi propia casa o andando por la calle. La letra de la bulería, por ejemplo, es completamente mía, pero la he ido escribiendo a lo largo de varios meses. Los tangos, Querencia, fueron lo último que grabamos. Tardé en encontrar el tono y la letra porque quise que incorporáramos ahí matices que se habían quedado fuera en otros temas del álbum".
En un momento en que grandes sellos como Universal han encontrado un revulsivo en la voz de las mujeres que están renovando el panorama musical, como Rosalía, ¿sienten ellos la presión de dar el salto comercial con este trabajo? "Para nada", dice el cantaor. "Con humildad cada uno tiene su sitio y su forma de transmitir, yo soy un cantaor de hoy con mis vivencias de ahora. Antes se cantaba voy con mi carro y mi caballo, te vendo la yegua y la chabola y ahora te llamo por teléfono y te mando un whatsapp... Hablamos de lo que uno vive, con arte, prestando atención a lo que pasa en tu vida y en tu casa". En cuanto a los debates sobre apropiacionismo cultural, corta en seco: "El flamenco es un templo, la casa universal, y a quien entra en casa con respeto se le da siempre de comer y de cenar". Diego del Morao añade: "El flamenco es un tesoro para nosotros, es un legado que se transmite de padres a hijos. Es cierto que nos parece mal si no vemos el respeto que exigimos pero no hay que confundir las cosas. Manuel Torre sonaba así porque era su momento y ahora lo haría de otro modo, eso es lo que hace que la música crezca. Con el respeto y el cariño que le pone Israel a ese legado se pueden hacer muchas cosas nuevas".
Israel Fernández
"Aprendo mucho cantando para la compañía de Sara Baras, con esa sensibilidad y categoría que ella tiene"
Cuando Israel Fernández actuó en noviembre de 2019 en el Teatro de la Maestranza, donde Sara Baras ofreció su aclamado espectáculo Sombras, muchos aficionados se dieron cita también por escucharle a él, conscientes de que serán menos las oportunidades de verlo cantar para el baile en los próximos años. Sin embargo, el artista toledano descarta en este momento plantearse un giro radical en su carrera. "A mí estar en la compañía de Sara Baras me hace más grande, aprendo mucho con ella, con esa sensibilidad y categoría que tiene. Y además yo, desde chiquitín, no me pongo metas, simplemente es una forma de vivir. Como al que de pequeño le llama la atención conducir un avión yo soy cantaor de corazón, el cante viene conmigo".
Por contra, quien sí tiene una cita en solitario y con mayúsculas en los próximos días es Diego del Morao, que la semana que viene (viernes 23) actúa en el Espacio Turina dentro de una de las ediciones más ambiciosas del Festival de la Guitarra de Sevilla. Al día siguiente, su paisano Jesús Méndez y el guitarrista Juan Antonio Suárez Canito -artífice con Rocío Márquez de esa maravilla musical que es Visto en el Jueves-, encabezan los carteles del certamen.
"Pues sí", sonríe con guasa Del Morao. "Vendré esta vez solo a Sevilla aunque a mí la verdad es que me gusta estar más arropado, como ocurrió con las anteriores ediciones de la Bienal, en la de 2018 estuve con Antonio Rey y resultó estupendo. En el Festival de la Guitarra no podré presentar nuevo disco porque todo el invierno se lo he dedicado a este álbum con Israel pero tocaré temas de mis discos anteriores y adelantaré algunos inéditos. Y sobre todo me rebuscaré mucho porque yo soy un guitarrista imprevisible, para lo bueno y para lo malo".
Para verlos juntos en la capital andaluza habrá que esperar al 20 de noviembre, cuando la gira de presentación nacional de Amor hará parada en el Teatro de Los Remedios, una cita marcada en rojo por cuantos echaron de menos su presencia en el cartel de la recién clausurada XXI Bienal de Sevilla. "Estábamos inicialmente previstos pero al final no pudo ser, entendemos que este año todo ha sido muy complicado con el Covid pero estamos deseando presentar este disco en Sevilla, donde la afición nos quiere mucho, y hacerlo además en un teatro con carisma".
Y es que los conciertos en vivo escasean en este año dramático para la cultura, razón por la cual Diego del Morao forma parte de la Unión Flamenca desde que lo alistó la cantaora Marina Heredia, una de sus promotoras. Israel Fernández no descarta sumarse pronto al colectivo. "Me pareció estupenda la idea de crear la Unión Flamenca para que nos escuchen y tengamos un poco de voz propia. Siempre somos los últimos en organizarnos, los toreros por ejemplo se han organizado siempre mucho mejor que los flamencos, y ahora más que nunca necesitamos tener una voz propia ante las instituciones", explica el jerezano. "En este momento tenemos que estar todos tirando del mismo carro y aparcar los egos, tenemos que actuar donde podamos", concluyen ambos.
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