Gómez y Molina: Cinco décadas de alta joyería en Marbella
Lujo
La mítica joyería marbellí Gómez y Molina cumple 50 años desde la puesta en marcha de la primera tienda en 1969 en el Hotel Don Pepe
Marbella/La historia de la alta joyería en Marbella no se entendería sin los Gómez y Molina. Los inicios de esta empresa familiar, que hoy celebra sus bodas de oro, se remontan a 1969, año en el que la marbellí Antonia Molina decidió montar su primera tienda en un pequeño local comercial del Hotel Meliá Don Pepe en plena ebullición de la marca Marbella. Desde entonces no han parado de abastecer de joyas a la jet-set marbellí y, hoy en día, se ha convertido en una de las firmas más insignes de la Costa del Sol reconocida en todo el mundo. Por sus tiendas han pasado presidentes de los diferentes países, durante años han provisto de joyas a la familia real saudí y de Abu Dabi durante sus largas estancias en Marbella, y a toda una suerte de personalidades del deporte o del espectáculo como Shirley Bassey, Melanie Griffith, Albano y Romina, Antonio el Bailarín, Lola Flores o, más recientemente, a María Eugenia Martínez de Irujo y su exmarido.
Aquella primera tienda llevaría el nombre de Marina, como una de sus hijas, y a día de hoy es una de las cuatro tiendas que la firma de Gómez y Molina tiene distribuidas por el municipio: una en el hotel Don Pepe, dos en la avenida Ramón y Cajal y otra en Puerto Banús. Aunque a lo largo de estas cinco décadas también han contado con locales en otros puntos del municipio, como la joyería Central en la plaza de Los Naranjos, o sucursales repartidas por Málaga capital, Fuengirola, Estepona, o incluso en Palma de Mallorca, donde la familia se trasladó un año después de que a Miguel Gómez, que por entonces trabajaba en la hostelería con el Conde Rudi y el príncipe de Hohenlohe, lo destinaran a la isla antes de adentrarse de lleno en el negocio junto a su mujer.
Fue con los años que esta pequeña tienda creciera de la mano de este matrimonio hasta protagonizar eventos históricos en la Marbella más glamurosa de los años 70 y 80 hasta el día de hoy, con la incorporación de sus cuatro hijos, José, Miguel, Raquel y Marina, en la gestión del negocio, quienes conocen el oficio desde muy pequeños. “En verano ayudábamos en la tienda. Nuestro padre nos ponía a arreglar las piedras, a seleccionarlas, a limpiezar los escaparates o a fregar el suelo. Yo no tenía una afición a la gemología pero me gustaban las piedras y quise ser gemólogo”, recuerda Miguel Gómez, copropietario, quien añade que “ya desde muy niños nuestros padres tenían claro que teníamos que tener idiomas, viajar y formarnos y nos mandaban a Inglaterra a aprender inglés. Mis hermanos y yo hemos vivido en distintos países como Francia, Estados Unidos o Inglaterra”. Aunque, si algo destaca, es “el sacrificio y la entrega que han tenido mis padres durante muchos años”. A día de hoy Miguel Gómez es gemólogo y diseñador de joyas, además de experto en muchas materias de joyería y relojería, al igual que sus hermanos.
El anecdotario durante estas cinco décadas es enorme, pero si echáramos la vista atrás, los Gómez y Molina pueden presumir de haber traído a la ciudad el mayor diamante en negro del mundo, la colección de joyas de la duquesa de Windsor de Cartier, el reloj más caro que hizo jamás la firma Corum, o fiestas, como la más importante que se ha hecho nunca en España de promoción del diamante con el grupo De Beers. “Hemos traído a gente súper importante del sector y se han hecho fiestas increíbles que quedan en la historia y en los anales de Marbella”, apuntó.
Aunque los gustos han cambiado. Si antes lo más demandado de la época eran las perlas majóricas o las esculturas de porcelana de Lladró, hoy las miradas se dirigen hacia piezas únicas o marcas mundialmente conocidas como Fabergé, Boucheron, Greubel Forsay o los relojes de Patek Philippe. Sobra decir que al alcance de muy pocos bolsillos acaudalados. Una pieza única de un reloj de Patek Philippe puede llegar a costar la friolera de un millón de euros, aunque hay clientes que buscan una sola piedra de 37 kilates por 2,5 millones. “El caso es que exista para que cuando venga ese cliente podamos tener la capacidad de reacción para tenerla en un tiempo corto de tiempo, porque si no la encuentra aquí la encontrará en cualquier otro sitio”, aseguró, si bien añadió que “si antes los clientes viajaban a Roma, a Londres o a París a buscar la pieza ahora hay un circuito itinerante de joyas que van siguiendo a esa clientela y Marbella es uno de esos centros en el mundo”.
Entre algunas de las que se han vendido en su tienda, a Gómez le llamó especialmente la atención una corbata de oro con el nudo de diamantes que compró la actriz Shirley Bassey. “Se han hecho piezas y diseños únicos para clientes, como anillos de pedida y de boda espectaculares que ya forman parte de nuestra historia, pero muchas veces también hemos sido vanguardistas en muchos aspectos. Me acuerdo que en los 70 se llevaban las cuchillas de afeitar e hicimos cuchillas de afeitar en oro, en pendientes, colgantes, pulseras... y se vendían”, indicó Gómez, quien al mismo tiempo sonríe al recordar que “después de mucho tiempo ahora vienen a la tienda los hijos y nietos de clientes que atendieron mis padres. Sin ir más lejos hace nada hemos atendido a los nietos de un matrimonio kuwaití que celebró su luna de miel en Marbella que vienen a nuestra tienda porque sus abuelos le compraban a nuestros padres”.
Por otro lado, con motivo del 50 aniversario la firma ha diseñado una colección de productos únicos en complicidad con algunas de las principales marcas que van desde los 650 euros hasta los 50.000. “Tenemos piezas únicas como un reloj que ha diseñado Cvstos cuyos beneficios serán donados a la fundación Antonio Banderas”, explicó.
Sin duda unas merecidas bodas de oro después de 50 años llevando el nombre de Marbella por todo el mundo. Lo que pase en las siguientes generaciones está todavía por ver, aunque ya hay una tercera generación interesada en continuar la estirpe de los Gómez y Molina.
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