Caballero de fortuna

La muerte de Julián Muñoz pone fin a una época de corrupción municipal que supuso la disolución del Ayuntamiento de Marbella

Fotos | La vida de Julián Muñoz en imágenes: de alcalde a famoso del corazón

Julián Muñoz, en las puertas de los Juzgados
Julián Muñoz, en las puertas de los Juzgados. / Javier Albiñana

El abogado e ideólogo del Grupo Independiente Liberal de Jesús Gil, José Luis Sierra, lo definió como caballero de fortuna. Un eufemismo para referirse a quien conoció muy bien al compartir por años el mismo partido, sin hacer mención explícita, como lo hacía Robert L. Stevenson, a la vida delictiva que conlleva ser un pirata. Como los personajes del escritor Julián Muñoz se presenta como el hombre trabajador y diligente al que ficha Gil.

El presidente del Atlético de Madrid lo conoció de camarero, en el restaurante que Muñoz regentaba junto a su mujer en Puerto Banús. Muñoz no imaginó entonces que ese hombre rollizo lo quitaría de la barra, cuando aún llevaba en el bolsillo el carné de militante del PSOE. Lo había apadrinado un edil socialista, que le había permitido acercarse a escasos metros del escenario donde cantaba Isabel Pantoja, a quien idolatraba, en el estadio municipal de fútbol. Muñoz aprovechó la ocasión para, como un espontáneo de las plazas de toros, saltar al ruedo y entregarle a la artista el ramo de flores que el concejal de Fiestas reservaba para darle al final del concierto.

A Gil le dio buena impresión y lo incluyó en las listas de las primeras elecciones municipales de su partido, donde arrasó. Muñoz se mostraba como un buen soldado dispuesto a complacer todo lo que le pidiera El Gordo. Así, una mañana se puso al frente para desalojar a los vecinos de un barrio de chabolas. De traje marrón, se quitó la chaqueta y se arremangó las mangas de la camisa para corretear detrás de las gallinas del corralón y aligerar el desahucio. A medida que los concejales que le precedían por diferentes motivos causaban bajas, Muñoz iba ascendiendo en el grupo de Gil,

Como en la obra de Stevenson, que pone en boca de sus personajes palabras engañosas para camuflar sus auténticas intenciones, Muñoz se mostró a gusto en participar en la travesía que le propuso Gil, al que prometió obediencia y fidelidad, aunque terminó rebelándose contra su antiguo jefe. Al hombre audaz, que se ajustaba a sus planes Gil lo descubre como su adversario, cuando el alcalde, inhabilitado por la Justicia, le cede el mando y en las cuartas elecciones municipales de su aventura conjunta, Muñoz le disputa la alcaldía y su mentor se enfrenta al antiguo concejal de festejos que acabó siendo su sucesor. La idea del abogado de Gil es que Muñoz siempre ha jugado a dos barajas.

Ya como alcalde, primero por sucesión y luego por elección, se convierte en el personaje más popular de España después de rey, a raíz de su romance con Isabel Pantoja, una década después de abordarla en un escenario. Vive sus momentos de gloria. Le dedicó a Julio Iglesias el nombre de la calle que rodea Puerto Banús y cuando visitó su casa se quedó prendado del calzado que llevaba el cantante.

¬Joder, que zapatos más cómodos tienes, le dijo.

A los pocos días se encontró en su casa con un paquete con varios pares de diferentes colores. Cuando entró en la cárcel todavía le quedaban algunos por estrenar.

El enfrentamiento entre Gil y Muñoz, a raíz de que el primero orquesta una moción de censura para quitarlo de la alcaldía, acaba con un cruce de acusaciones mutuas de corrupción que acaba con los dos en los juzgados. En 2006 Marbella se convierte en el primer Ayuntamiento de España que es disuelto, tras desatarse la mayor operación judicial contra la corrupción. El consistorio queda en manos de una comisión gestora hasta las siguientes elecciones. Muñoz, ya fuera de la alcaldía, se vio envuelto en varios casos de corrupción urbanística durante su gestión municipal. En la Operación Malaya fue condenado a veinte años de prisión por diverso casos de corrupción urbanística: delitos contra la ordenación del territorio, prevaricación y malversación de fondos. Hace tres años, antes de cumplir las tres cuartas partes de su condena, la Audiencia Nacional le concedió la libertad condicional ante las graves dolencias que padecía.

Como Muñoz se deslumbró de los zapatos que gastaba Julio Iglesias, lo mismo le ocurrió a uno de los magistrados de la Audiencia Provincial de Málaga, encargado de enjuiciar al alcalde.

¬¿Habeís visto los zapatos que llevaba Julián Muñoz?, fue el comentario que hizo el juez a sus compañeros después de la vista.

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