Las claves del clan de 'los suecos' que puso en jaque a la Costa del Sol

Uno de los miembros de la banda, responsable confeso de los asesinatos a dos narcos, ya fue condenado a 35 años de prisión por colocar bombas en el domicilio y la nave de un narco

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El acusado de asesinar a 'Maradona' y 'Zocato' confiesa que los mató

Los acusados por dos asesinatos en la Costa del Sol, en el banquillo.
Los acusados de los asesinatos a dos narcos en la Costa del Sol, en el banquillo. / Javier Albiñana

Ninguno está condenado por delitos graves en Suecia, país en el que han vivido la mayor parte de su vida. Sin embargo, las autoridades del país les atribuyen más de una decena de asesinatos en el territorio. Se trata del clan de los suecos. Profesionales a sueldo que se han formado en la mejor escuela: Malmö, una ciudad que, con poco más de 344.166 habitantes, se ha convertido en la cuna de los sicarios, donde el ruido de detonaciones ya no extraña a sus vecinos.

Si bien, desde 2017 esta banda también estableció su centro de operaciones en España. Concretamente, en la Costa del Sol. Según el Ministerio Público, uno de los miembros de la organización alquiló el 1 de septiembre de ese año un piso en la urbanización Cortijo del Mar, situada en la localidad de Estepona, donde también habría vivido su hermano y otra pareja de prójimos. Todos ellos, pertenecientes al supuesto clan integrado en su mayoría por ciudadanos suecos con orígenes en Oriente Próximo.

Pero, no fue hasta meses más tarde cuando estos profesionales a sueldo recibieron el primero de los “encargos”. El objetivo: David Ávila Ramos, conocido como Maradona en el círculo del tráfico de droga, quien ya había recibido varios “avisos” después de que prendieran fuego a sus negocios– un gimnasio y un club de playa–. Pero, el 12 de mayo de 2018, día en el que su hijo menor celebraba su comunión, no hubo advertencia.

Así quedó el club de playa de 'Maradona' después de que lo quemaran.
Así quedó el club de playa de 'Maradona' después de que lo quemaran. / POLICÍA NACIONAL

Maradona estacionó su vehículo, un Audi RS3 de color gris en la calle Toledo, próxima a la iglesia Virgen del Rocío, en San Pedro Alcántara, donde tuvo lugar la celebración religiosa. Sobre las 14:00, el hombre abandonó el templo acompañado de su familia y un amigo, y se dirigieron hacia el vehículo para poner rumbo al lugar tenían previsto celebrar el convite.

En el preciso instante en el que Maradona se subía al coche por la puerta del conductor –mientras su mujer y sus hijos lo hacían por la puerta trasera, y su amigo por el asiento del copiloto– apareció de frente un hombre vestido de negro, con un casco integral oscuro y con una pistola automática de 9 milímetros “parabellum”. Al menos cinco fueron los disparos que impactaron contra su cuerpo en centros vitales. La víctima, murió de forma casi instantánea.

El autor material del asesinato, a continuación, a se subió a la motocicleta –marca Yamaha TMax de color blanco– con la que había llegado al lugar y que había estacionado unos metros más adelante. Salió rápidamente de la zona y se dirigió a la urbanización de Estepona en la que residía junto a otros miembros de la banda. Dos de ellos le ayudaron a esconder el vehículo, que fue utilizado únicamente para la comisión del asesinato de David Ávila. Así lo han confesado ellos mismo esta semana durante el juicio de causa.

La investigación llevada por el Grupo I de Crimen Organizado de la Udyco Costa del Sol ha permitido conocer que, tras efectuar el crimen, algunos de los miembros de la banda se marcharon a Tánger -por Tarifa-; mientras que, el responsable de los disparos viajó hasta Copenhague. Si bien, el 4 de julio, el hermano del autor material de la muerte de Maradona también se desplazó a la capital danesa. A finales de mes, según los investigadores, todos ellos se encontraban de nuevo en la provincia. Y, el 20 de agosto, volvieron a actuar.

El considerado como cabecilla del clan, un ciudadano danés de origen iraní y criado en Malmö, quedó con la que sería la siguiente víctima: Sofian Mohamed Ahmed Barrak -alias Zocato-. En en la zona de bares de Puerto Banús -situada al suroeste de Marbella- estuvo "entreteniéndolo" hasta las 2:47, cuando cogió un taxi para desplazarse hasta su domicilio, ubicado en Estepona y a tan solo 500 metros de la urbanización en la que residían algunos miembros de la organización.

Zocato llegó al inmueble a las 3:03 y, transcurridos unos 20 minutos, volvió a salir para accionar la apertura de un vehículo allí estacionado cuando el autor material de la muerte de Maradona, que había llegado a bordo de una bicicleta y se había escondido, salió a su encuentro. En esta ocasión, le llegó a disparar hasta en nueve ocasiones. También falleció de forma casi instantánea.

Pero, aquí no acaba el historial de hechos delictivos perpetrados. La madrugada del 10 de octubre de 2018, el clan volvió a actuar. En este caso, el hermano del autor confeso de los crímenes de Maradona y Zocato, junto con otros dos suecos, hizo explosionar una vivienda de lujo en Benahavís y una nave industrial de vehículos de alta gama en San Pedro.

“117 + deuda 30 + 60 + intereses 9 de Octubre”, el último aviso antes de las bombas

La diana esta vez era Mohamed H. H., otro individuo relacionado con el narcotráfico que días antes también había recibido un aviso: “117 + deuda 30 + 60 + intereses 9 de Octubre”. La cantidad de dinero que debía pagar y la fecha límite para hacerlo. Este fue el mensaje que escribieron –personas que han podido ser identificadas en la causa– en un cartel indicador de la calle situado a unos 20 metros de la entrada del chalet donde residía.

Los tres responsables, que han sido condenados a 35 años de cárcel cada uno por cuatro delitos de intento de asesinato, organización criminal, tenencia de explosivos, falsedad en documento oficial, daños continuados y maltrato animal –según recoge la sentencia condenatoria de la Sección Novena de la Audiencia Provincial de Málaga–, organizaron minuciosamente el plan y apuraron las últimos minutos de la fecha límite que habían indicado al narcotraficante para que abonara la cantidad que supuestamente debía.

Sobre las 00:08, uno de los condenados se dirigió a la residencia de la víctima en un BMW 318 de color blanco robado en Bélgica en febrero de 2014. Vestido con ropa deportiva de color negro, con el rostro tapado con una capucha, un pañuelo sobre la cara y guantes en las manos, se apeó del vehículo y se dirigió al maletero del coche, de donde extrajo el artefacto explosivo, que contenía entre 10 y 15 kilos de sustancia, transportada en una nevera tipo playa. Tras colocarla en la cancela de entrada a la vivienda, prendió fuego a la marcha y huyó. Todo ello a sabiendas de que su objetivo se encontraba en el interior del domicilio junto a su mujer y a sus hijas, que por entonces tenían ocho y tres años. Sin embargo, ninguno de los moradores sufrió daños, ya que acababan de subir a la planta superior de la vivienda. No estar en la parte inferior, según los informes periciales, les salvó la vida porque la onda expansiva fue destructiva. De hecho, los tres perros de la familia murieron.

Tras este primer ataque, el responsable se marchó hacia la nave de la víctima y siguió el mismo modus operandi, haciendo también que volase por los aires y se incendiara, lo que causó enormes desperfectos en la misma, así como en las naves y vehículos aledaños.

Entre noviembre y diciembre de 2018, efectivos de la Policía Nacional y de la Policía de Suecia –en una operación conjunta– detuvieron a gran parte del clan, incluidos el autor material de los asesinatos Maradona y Zocato y al individuo que colocó las bombas en Benahavís y San Pedro. Aunque esta última causa ya fue juzgada, el juicio por los otros dos crímenes se encuentran actualmente en curso.

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