El crimen de Natalia en Marbella: piden 25 años al amante que la decapitó y le cortó las manos tras tener sexo
A sus 46 años, la víctima fue asesinada, mutilada y arrojada al mar en 2023
El retrato de la Fiscalía sobre cómo el asesino confeso acabó, presuntamente, con su vida poco después de una denuncia por malos tratos
Natalia llegó a España hace cinco años para cumplir su sueño: pagarle una carrera universitaria a su hijo
El cadáver de Natalia fue descubierto en aguas de Marbella, abierto en canal, sin cabeza ni manos. La investigación policial llevó hasta un antiguo amante como presunto asesino: el mismo que, presuntamente, la había decapitado tras mantener relaciones sexuales con ella. Antes, con un ataque inesperado por la espalda, la había "agarrado por el cuello", sin brindarle "la posibilidad de defenderse". La asfixió hasta que, pasados unos segundos, dejó de respirar. Así se desprende del escritorio acusatorio de la Fiscalía de Marbella, que pide 25 años de prisión por un delito de asesinato para el supuesto responsable del crimen y otros nueve meses por quebrantar la orden de alejamiento que un juez le había impuesto por malos tratos tras propinarle un cabezazo.
El crimen, considera el fiscal, había sido meticulosamente planificado. El día de autos, Leonel, el asesino confeso, pidió a un compañero de trabajo -a quien la Policía también arrestó- que alquilara una furgoneta sin ventanas. Eran las 12 y media del 8 de enero de 2023 cuando Natalia se encontró con él en una iglesia. Ambos conversaron. Ella accedió a subir con él a una furgoneta "para ir a un sitio más íntimo a hablar". La escena siguiente se desarrollaba en la zona de las dunas de la playa Real de Zaragoza, unos siete kilómetros al este del casco urbano de Marbella, sin saber la víctima que su final estaría cerca. Allí tuvieron sexo, según el relato del Ministerio Público. Fue al acabar cuando, "de manera sorpresiva y con expreso desprecio al sexo femenino de la víctima", el acusado la sostuvo por el cuello con la hipotética intención de asfixiarla. Natalia dejó de respirar solo unos segundos después, lo que le causó la muerte.
Objetivo: deshacerse del cuerpo
Leonel mutiló, presuntamente, el cádaver de Natalia con la pretensión de ocultar pruebas y escapar de la Policía. La decapitó con un cúter y le cortó las manos. A renglón seguido, arrojó la cabeza y el cuerpo al mar, no sin antes perforarle el tórax, reza el escrito de la Fiscalía, "para conseguir que se hundiera y evitar ser identificado".
El cuerpo fue encontrado flotando en la orilla. Testigos grabaron el macabro hallazgo y compartieron imágenes en redes sociales. El engranaje policial se activó y permitió conectar el crimen con la desaparición de Natalia. La investigación, a cargo de agentes adscritos a la Brigada Local de Policía Judicial de la Comisaría de Marbella, llevó hasta Leonel, el principal sospechoso. Los policías que se ocuparon del caso consiguieron arrancarle una confesión. Tras su puesta a disposición judicial, el juez dictó prisión provisional comunicada y sin fianza.
La víctima, también colombiana, había mantenido con su verdugo una relación sentimental extramatrimonial durante siete meses, hasta las pasadas Navidades, cuando ella decidió poner fin a la relación, semanas antes del asesinato. Tras su desaparición en enero, la familia proporcionó una pista clave a la Policía: denunció que Natalia había recibido amenazas -vía telefónica- días atrás por parte de Leonel, que habría quebrantando las medidas cautelares dictadas por la autoridad judicial, después de su detención a mediados de diciembre por malos tratos.
Natalia llegó a España hace cinco años para pagarle una carrera a su hijo
Tenía 40 años cuando hizo la maleta y cogió un vuelo rumbo a España. Su sueño era pagarle los estudios universitarios a su hijo mayor. Lo consiguió. Víctor Hugo terminó la carrera en diciembre. Pero, no llegó a su graduación, en abril. A sus 46 años, Natalia fue asesinada, mutilada y arrojada al mar el pasado fin de semana en Marbella a manos de su expareja sentimental, al que había denunciado por violencia doméstica.
Nació en Cali (Colombia) y estudió auxiliar de enfermería. Con dos hijos a su cargo, a los que ahora el presunto responsable de la muerte deberá indemnizar, y un salario con el que apenas llegaba a fin de mes, Natalia decidió probar suerte en Marbella. Allí comenzó a cuidar a una pareja de ancianos.
Y es que su familia la recuerda con un "carisma muy especial", sobre todo, en el trato hacia las personas mayores. También "humilde y muy trabajadora". A veces, echaba de menos estar tan lejos de los suyos y así se lo confesaba. En esos momentos, se refugiaba en la fe. Profundamente religiosa, oraba, leía la Biblia y asistía a misa con frecuencia.
Hacía unos meses que Natalia tuvo la mala suerte de cruzarse con Leonel, un hombre de 45 años y también de nacionalidad colombiana, del que se enamoró. Aunque la mayoría de su familia reside en Cali y no lo conocían, ella los llamaba y le contaba sobre él. "Ella quería formalizar la relación y casarse", cuenta Karen Etayo, una de sus sobrinas. Pero, el tiempo le indicó que no era la persona adecuada, así que, en noviembre decidió alejarse.
En ese momento, los problemas se agravaron. De hecho, el 19 de diciembre mantuvieron una discusión en el domicilio de ella y el hombre le propinó un cabezazo, que le causó lesiones. Fue entonces cuando Natalia lo denunció por malos tratos.
Días más tarde, el 21 de diciembre, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Marbella lo condenó e impuso seis meses de prisión, 16 meses de privación del derecho a tener armas, así como a la prohibición de comunicarse por cualquier medio con la víctima o aproximarse a ella a menos de 500 metros en cualquier sitio en el que esté durante 16 meses. También tendría que pagar 225 euros de indemnización.
Si bien, en la misma sentencia se concedió la suspensión de la pena de prisión durante dos años, advirtiéndole de que se revocaría este beneficio en el caso de que volviera a delinquir en dicho periodo y de que no pagara la indemnización fijada.
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