El fotógrafo de las fiestas privadas de Marbella
Pepe Marpy se crió en el estudio de su padre, hizo las primeras fotos a José Banús y se negó a ser paparazzi
Fue el Instagram de los años sesenta
Mike Drury, el profesor que enseñó inglés a hijos de clases acomodadas e inmigrantes en Marbella

Marbella/Marpy fue el Instagram de los años sesenta. En el escaparate de su tienda, en la esquina de Finlandia y la N340, colgaba al día siguiente las fotos que por las noches tomaba en el hotel Marbella Club. Los vecinos se asomaban para ver a quiénes reconocían en esas imágenes.
–A las cinco o seis de la tarde venían todos los clientes del hotel a comprar las fotos de la última fiesta.
Antonio el bailarín, Mingote o el cineasta, escritor teatral y bon vivant, Edgar Neville llevaban los rollos para revelar sus fotos. Otros, como Los Choris, se arrimaban para conseguir que alguien les invitara a la próxima fiesta.
José Luis Martín Pinzón, Marpy, nunca quiso ser paparazzí. Lo suyo fue fotografiar fiestas. Provenía de una familia de fotógrafos de Ronda. Su abuelo, natural de Cartajima, coincidió con Pablo Picasso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Picasso tenía 16 años cuando pasó un curso en la academia, donde se lo recuerda como un magnífico dibujante y mediocre estudiante, que prefería visitar el Museo del Prado.
–A mi abuelo, Miguel Martín, como a otros estudiantes, no les iba bien. No vendían ningún cuadro, ni mi abuelo ni Picasso, ni otros que estudiaban Bellas Artes. Para sobrevivir tenían que dedicarse al estudio fotográfico, mitad foto, mitad pintura. Mi abuelo volvió a Ronda y se dedicó como profesional a la fotografía. Las fotos se hacían entonces en cajas de madera, con placas de cristal, que se cortaban en las cristalerías, y la emulsión química de nitrato de plata. Llegué con mis padres a Marbella en la década de los sesenta.
Con once años ya ayudaba en casa y me dediqué a aprender la profesión fotográfica, aprendí hacer con los químicos la fórmula del revelador con la mezcla de sulfito, Elón, carbonato hidroquinona, bromuro y agua disolvente. Fuimos los segundos que vinimos a abrir una tienda en Marbella, el primero fue Pedro Antonio, que venía de Málaga y el tercero la peluquería Julio. Un día del primer año que abrimos el estudio fotográfico, a las tres de la tarde por la escalera se oía un gran jaleo. Eran doce o catorce niños de Ojén que habían venido en autobús a hacerse las fotos de la primera comunión.
–Con doce o trece años iba con Juan, mi hermano, a hacer fotos en el Marbella Club, yo tenía desparpajo y estaba encantado. La gente que por la noche se divertía en las fiestas por las mañanas iba al mercado a comprar pescado, ahí te encontrabas a Ana de Pombo o a Edgar Neville. Éste era un tipo muy grande. Tanto, que cuando venía a la tienda en un descapotable no podía bajar. Mi hermano y yo teníamos que salir y tirar de él para sacarlo del coche.
Marpy ha retratado a Liza Minelli, Antonio el Bailarín, Brigitte Bardot o Lola Flores, entre muchos otros.
–A Neville le gustaba cachondearse de la grandeza, los personajes y la nobleza que acudían a las fiestas. Una vez nos llamó para hacer las fotos de una fiesta que ofrecía en el jardín de su casa. Nos llamó la atención de que no hubiese montada ni una sola mesa para la cena. Vimos que había una bañera y varios lebrillos, esos recipientes de baño más pequeños. Para el cóctel había preparado unas garrafas repletas de sangría que llenaban la bañera, con un colador para servirse. En unos lebrillos había lentejas y en otros alitas de pollo en salsa bechamel. Neville se escondió en una caseta y nos dijo:
–Esperad y ya veréis como atacan al lebrillo y van a por las lentejas.
Las señoras con joyas y vestidas de largo, se abalanzaron sobre la cena.
Aline Griffith, la Marquesa de Quintanilla, tenía su casa en Los Monteros, vecina al club de playa del hotel, que se inspiró en los establecimientos de la Costa Azul. La marquesa consorte y condesa de Romanones, de origen estadounidense, en su biografía La espía vestida de rojo relata su labor en la Oficina de Servicios Estratégicos de los Estados Unidos (el servicio de inteligencia de su país durante la Segunda Guerra Mundial). Buena parte de su trabajo se nutría de su frenética vida social, tomaba nota de los chismes que se oían en las noches de fiesta, en las que reunía a gran parte de la aristocracia española.
–Una noche Alfonso Hohenlohe vino a la fiesta que daba la marquesa, disfrazado de cazador. Era una fiesta de postín, pegó un par de tiros en la piscina; Ay, que gracioso es este Alfonso decían y todos estaban muertos de miedo.
A sus sonadas fiestas asistían autoridades y celebridades. La condesa mantenía una gran amistad con Cayetana, la duquesa de Alba, Wallis Simpson, la duquesa de Windsor, el barón Guy de Rothschild o Audrey Hepburn. Fue madrina de Antonio, el hijo de Lola Flores, con el torero Antonio Ordóñez, como padrino.
–El peluquero Cáritas, que vino aquí de Madrid, tenía como clienta a la duquesa de Windsor y le hicimos un reportaje posado, con un ramo de flores en la peluquería. El conde Rudi o Alfonso de Hohenlohe también preparaban las fotos. Estaba en el Marbella Club Gina Lollobrigida, se le hacían las fotos y ella decidía cuáles eran las buenas y el resto ahí mismo se rompía. Además de la agencia Europa Press, teníamos contacto con publicaciones de Alemania, que estaban a años luz de nosotros. Si volvían a publicar nuestras fotos años después nos pagaban los derechos de imagen y los pagaban muy bien. Cuando algunas fotos eran publicadas en exceso nos preguntábamos qué había ocurrido. Pasó con el primer ministro inglés Edward Heath o los duques de Windsor cuando estaban aquí y con Conrad Hilton, cuando vino a la inauguración del hotel de su cadena. Una firma americana que invertía en España.
–En una fiesta que se daba en la casa del banquero Rothchild vino a actuar una tuna de Málaga. Los tunos dentro de la capa tenían bolsillos, yo vi como cogían los cubiertos y se lo guardaban y se lo comenté al encargado. Déjalo que carguen, me dijo. Y cuando ya se marchaban les dijo; Muchachos muy bien, ahora suelten todo lo que tienen en las capas, y empezaron a salir los cubiertos, algunos tenían hasta filetes.
A las fiestas privadas acudía gente considerada importante, de la sociedad civil y del Gobierno franquista. A esas reuniones los fotógrafos de la prensa del corazón no pasaban.
–En una fiesta que dieron los Quintana en Guadalmina estaba mi cuñado Fernando filmando y la señora de la casa en un momento le empezó a pegar con el bolso en el jardín. No lo conocía. Había mucha gente importante. Como también lo había en otra fiesta en Río Real, gente de gobierno disfrazados de bebés, con dodotis, y las señoras de ama de cría. No se publicó ninguna de aquellas fotos ni se expusieron en el escaparate.
En la casa Rincón del Mar de la baronesa Terry Von Pantz cualquier día era una fiesta, a la que acudían a diario quince o veinte invitados. El arquitecto Bob Mosher, (discípulo de Frank Lloyd Wright, creador de iconos del pasado siglo, como la Casa de la Cascada o el Museo Guggenheim de Nueva York) construyó todas las propiedades de la baronesa Von Pantz, anfitriona de la sociedad marbellí.
–Tenía varias casas la baronesa que las habitaba y las enseñaba para venderlas y Mosher tenía un perro que se le parecía muchísimo. Era muy gracioso, a algunas viviendas le daba un toque oriental en el tejado, una arquitectura fantástica.
A Wafic Rida Saïd, el multimillonario y filántropo sirio, Mosher, que había recalado en los años cincuenta, le construyó Al-Khaldiah, vecina al palacio del Rey Fahad, con uno de los jardines más espectaculares de Marbella, de unas diez hectáreas.
–Miguel Boyer e Isabel Preysler estuvieron en alguna fiesta que dio Saïd en su palacio.
También al primer embajador de los Estados Unidos en España, John David Lodge, ¬que llegó cuando la ONU levantó el veto al país en 1955¬ Mosher le construyó su casa. Estaba situada junto al Marbella Club y a la vivienda de la duquesa de Alba.
–Estuve haciendo fotos en dos o tres fiestas que dio en su casa.
–A José Banús le hice la primera foto cuando llegó a Marbella, fue en casa de los peones camineros que la transformó en oficina, donde ahora está el hotel Plaza. Me encargó fotografiar la finca que iba desde la playa hasta donde ahora está el hotel La Quinta. Monté en un burro, que conocía mejor que nadie el terreno. Las tres veredas por las que iba el burro son ahora las principales avenidas que unen Puerto Banús con Nueva Andalucía. Banús tenía planos del Ministerio del Aire de Madrid y el cuadriculado del mapa de una empresa americana.
–Había que entretener al personal y el príncipe Hohenlohe le organizaba excursiones en burros a Nagüeles, le ponían cuatro fandangos y una sangría y los ponía a buscar un tesoro. El Marbella Club creaba un ambiente simpático. Había un camarero que todo lo hacía solo, no quería que nadie le ayudara. Conocía lo que bebía cada uno. Preparaba la bebida antes de que el cliente llegara a la barra,
–Su vodka, decía y lo servía. Acababa la copa y le daba otra. Esta noche no jode más, remataba, y ese hombre dormía en los jardines hasta que por la mañana lo llevaban a su habitación. En una ocasión ese camarero montó en un burro en el jardín y acabaron los dos en la piscina.
Henry Tiarks era un rico banquero que eligió el cielo abierto de Marbella para instalar una cúpula y sus telescopios que trajo de Londres para contemplar la Luna y Júpiter. Vivía en una villa del Marbella Club con su esposa, Joan Barry, la actriz del West End que dobló la voz de Anny Ondra en la primera película sonora británica, Blackmail, el primer thriller de Alfred Hitchcock.
Tiarks pertenecía a la tercera generación de una de las dinastías de banqueros más importantes de Londres. Su abuelo fue socio de Schroders y junto a su padre fueron figuras prominentes de la City, convirtiéndose en el principal banco comercial de Londres. Tiarks se sentía orgulloso del papel de su abuelo y su padre en la creación de Schroders, pero modesto en su contribución.
– Hacía cientos de fotos por las noches, que nos traía a revelar. La cúpula la cedió al Ayuntamiento con un telescopio. Al rey Juan Carlos lo he visto en su casa un par de veces.
Donó su telescopio refractor Cooke de 4 a la Sociedad Malagueña de Astronomía, de la que fue uno de sus primeros socios. Y el Ayuntamiento de Marbella instaló la cúpula y un telescopio en el Parque de la Constitución que pomposamente presentó como Museo Astronómico Henry Tiarks.
–Los árabes compraron la casas de la baronesa Von Pantz, que hacía cuatro grandes fiestas al año. Y entonces esas fiestas se perdieron. Mucha gente, zapaterías, floristerías, peluquerías o taxistas también perdieron y con ellos muchos puestos de trabajo, que era un dinero que se movía en el pueblo.
En los 70 llegó gente de Madrid con mala intención, a enseñar lo negativo, que si fallaban los altavoces o faltaban las cucharillas del café. Recuerdo algunas fotos de exceso, como las de una huelga de hoteles o de albañiles, que al mediodía descansaban en una montaña de arena y se publicaba en la prensa extranjera como: muertos en las calles de Marbella. O en la inauguración del hotel Puente Romano, donde todos los invitados estaban asustados por las amenazas de bombas de ETA. La plaza estaba preciosa, y en los balcones había Geos con armas. En Italia publicaron esta imagen con el titular: Fiestas en Marbella obligadas por el Régimen. Los fotógrafos que vendían esas fotos venían a tirar Marbella. Me ofrecían dinero por las fotos de las fiestas privadas, pero nunca entramos en el juego de quienes venían a destruir.
Marpy, que fotografió desde Bob Hope, la princesa Soraya, Deborah Kerr a las reinas de Bulgaria o de Albania, realizó dos vídeos con centenares de fotos de gente anónima de Marbella.
También te puede interesar
Lo último