"Imposible" alquilar en Marbella: Vivir en furgoneta y en albergues

Profesionales inmobiliarios destacan que alquilar una habitación en la ciudad no cuesta "menos de 700 euros"

"Soy maestra y tengo que volver a Granada tras cinco años en Málaga porque aquí es imposible encontrar casa"

Luisa Fernández en su furgoneta. / María Jesús Serrano

Encontrar una vivienda asequible en la Costa del Sol se está convirtiendo cada vez más en misión “imposible”, con personal sanitario que duerme en los coches, docentes que se alojan en albergues o personas que optan por vivir en furgoneta, siendo Marbella una de las ciudades más caras donde alquilar una habitación no cuesta "menos de 700 euros", según varias fuentes consultadas.

La dificultad de los trabajadores en alquiler o comprar una vivienda en propiedad, en parte causada por los pisos vacacionales, genera alternativas habitacionales en la Costa del Sol como puede ser el compartir piso, y aunque no es un fenómeno tan extendido como en las Islas Baleares y en puntos como Ibiza, el vivir también sobre cuatro ruedas es una opción por la que optan muchas personas, como es el caso de Luisa Fernández, natural de Málaga capital. Después de estar 14 años en la Legión de Almería, que dejó por decisión personal, regresó a su tierra, donde encontró trabajo en una churrería en San Pedro Alcántara. "Al principio, iba y venía a Málaga, invirtiendo en el camino para gasolina”, por lo que empezó a quedarse a “dormir en la furgoneta mientras encontraba algo”. La búsqueda de casa tampoco fue fortuita:“Me pedían por alquilar una habitación en Marbella 700 euros y tener que compartir con personas que no conozco, dejándome más de la mitad del sueldo, y raro es el sitio donde admiten mascotas”.

Luisa Fernández vive en su furgoneta desde hace un año y medio. / María Jesús Serrano

Así, desde hace un año y medio ha optado por “vivir en la furgoneta frente al mar, con sus sonidos y los colores de la playa”, dedicándose en la actualidad a la hostelería como “camarera” en una taberna gallega en Fuengirola y en su tiempo libre hace artesanía, ciudad en la que ha vuelto a buscar piso pero “piden por una habitación 500 euros”.

“700 euros por una habitación deja de ser constitucional, no es digno pagar casi un sueldo, entregar mi vida para pagar una habitación y para estar poco tiempo porque tengo que ir a trabajar para pagarla. No me compensa pagar lo que piden por estar metida en cuatro paredes”, subraya.

Así, Fernández ha hecho "apología de lavida camper”: “Estamos entregando nuestras vidas para pagar un alquiler y una gasolina, para descansar y poder ir mañana a trabajar, ése es el ciclo”, critica. “No solo hay turismo, también hay trabajadores que tienen que dormir en la furgoneta, están jugando con nuestra necesidad”, subraya.

Una técnica auxiliar en cuidados de Enfermería que prefiere no dar su nombre relata cómo tras estar trabajando tres años en el hospital Costa del Sol ha optado por vivir en una furgoneta, ante la imposibilidad de seguir pagando su hipoteca, por lo que decidió alquilar su piso en propiedad.

Según subraya, con anterioridad al centro sanitario estuvo trabajando varios años como comercial en una aseguradora, que dejó en 2020 para dedicarse a su profesión en el hospital Costa del Sol, donde ha estado ejerciendo hasta octubre de 2022.

La cama de una furgoneta. / M. H.

Ante “la perspectiva de no estar en la bolsa en 2023” al pasar la gestión del centro sanitario de la Agencia Pública Empresarial Sanitaria (APES) al Servicio Andaluz de Salud (SAS) en enero de ese año, que “va atrasado en la actualización y además se abre a toda Andalucía”, y “ante la previsión de no poder afrontar la hipoteca, alquilo el piso y me voy a la furgoneta”. Desde entonces, trabaja como “camarera por horas” y “estaba esperanzada en volver al hospital”, asegurando que si volviera “estaría en el piso”, destaca.

“Yo sabía que me iba a quedar sin trabajo hasta que el SAS no actualizara su bolsa y la nota de corte ha aumentado en 37 puntos y nos han dejado fuera”, lamenta, al tiempo que destaca que otros sanitarios que viven en lugares de sierra como Olvera o El Burgo “se quedan en los coches o van y vienen” a trabajar, una situación que “a la gente le interesa para sumar puntos” ya que los “años trabajados cuentan” de cara a una oposición.

Personal sanitario en coches

El vehículo también se convierte en alternativa para algunos trabajadores del Hospital Universitario Costa del Sol de Marbella, principalmente aquellos que vienen a la ciudad en temporada estival para realizar "sustituciones" y que proceden de otras provincias. "Echan una colchoneta detrás del coche y usan las duchas y los aseos del hospital", indica el secretario provincial del Sindicato de Enfermería (Satse), Juanjo Sánchez, sobre una situación que afecta a empleados como “enfermeros, auxiliares o celadores”, ya que para “los médicos de Urgencias están habilitados dormitorios, pero otras categorías se habilitan su vehículo”. “Normalmente lo que hacen es hacer muchos kilómetros, e incluso, juntan días de trabajo y duermen en el coche” o “compañeros que habilitan una habitación en su casa”, relata.

Según indica, el problema de acceso a la vivienda “se ve más agravado en el período estival, cuando es “imposible encontrar un alojamiento asequible porque todas las viviendas se alquilan para el turismo y a unos precios que muchas veces superan la nómina que van a percibir”. Por ello, solicita la Junta de Andalucía “habilitar en la Residencia de Tiempo Libre algunos bungalows a precios asequibles mientras que lo venden o no” para alojar al personal sanitario.

Sánchez señala hay trabajadores que “se hacen 200 kilómetros para ir a trabajar o que juntan los días porque no han encontrado una solución y han tenido que dormir en sus vehículos, y eso pasa todos los veranos”, mientras que el resto del año “son de la provincia de Málaga y hay un autobús” que los traslada a diario al Hospital Costa del Sol.

En este sentido, hace alusión al desequilibrio que hay entre los precios de los alquileres y las nóminas del personal sanitario, indicando que en periodo estival se puede pedir por un arrendamiento quincenal o semanal “entre 1.500 y 2.000 euros”, por lo que “un mes de alquiler vacacional sube a los 3.000 euros”, mientras que “hay nóminas que en algunos casos no llegan a los 1.500 euros”.

Docentes en albergues

En el caso de la docencia, el perfil del profesor es buscado por los propietarios de pisos en alquiler, ya que “van a tener garantizado el cobro”, además de saber que “van a tener el piso cuidado, atendido y limpio”, y permite destinar la vivienda al arrendamiento vacacional durante el verano, señala el representante de Enseñanza del sindicato Comisiones Obreras (CCOO), Santiago Ramírez.

Aun así, indica que el personal que viene a Marbella a hacer “sustituciones normalmente se queda en el albergue porque es imposible acceder a una vivienda”, mientras que los que tienen vacantes todo el año “se organizan entre tres o cuatro y alquilan un piso, cada uno en una habitación, porque no los alquilan enteros para cobrar más”. “Una habitación la están alquilando a 750 euros y el interino cobra 1.500, es la mitad de su sueldo”, ha señalado.

“Imagina vivir en un albergue dos o tres meses con una taquilla para tus enseres y compartir cama y baños con otras personas”, dice el sindicalista. “¿Y dónde trabajas?", se cuestiona, “porque los docentes por la tarde trabajan corrigiendo y preparando cosas, es muy complicada esa situación”.

La secretaria general del Sindicato Unificado de Policía (SUP), Mariló Valencia, destaca que los alquileres en la Costa del Sol tienen “unos precios demasiado elevados para poder asumirlos un policía”, con sueldos de “2.100 o 2.200 euros”, por lo que un arrendamiento de 1.200 euros “es más del 50% de tu nómina”. A ello agrega “el riesgo elevado que existe en el día a día en los puestos de trabajo”. 

Según relata, “en la mayoría de las ocasiones los compañeros lo que hacen es compartir piso y en el momento que pueden se van se van de estas plantillas y se mudan a la zona de interior o más cercanas, por ejemplo, a Málaga, donde el coste de la vida es mucho más barato que Marbella”. 

Valencia apunta que Marbella o Estepona “son comisarías donde el trabajo del día a día es bastante complicado y son actuaciones mucho más violentas, donde los compañeros están vendidos en la calle y eso hace que vas a trabajar con un riesgo más elevado que en otras comisarías y para colmo, la disponibilidad económica que tienes para vivir allí es mínima”. El colectivo solicita que “se incremente el nivel de la comisaría” de la Policía Nacional de Marbella y “haya un plus” como pasa en Algeciras, así como que se hagan extensibles a la Costa del Sol “las ayudas para la vivienda” anunciadas por la Junta para el Campo Gibraltar. 

Habitaciones por 700 euros

El presidente de la Asociación The Leading Property Agents of Spain (LPA) -que congrega a más de 40 agencias inmobiliarias-, José Carlos León, señala que la dificultad de acceder a una vivienda es “un problema endémico de todas las ciudades de la Costa del Sol”, alertando de que “se puede convertir en una Ibiza” debido a la proliferación de la “vivienda vacacional”.

León destaca que el precio medio para los alquileres de larga temporada están actualmente en la ciudad de Marbella “entre 1.000 y 1.200 euros”, que “para un trabajador es muy complicado”. Según indica, “el alquiler de larga temporada escasea y cada vez hay menos”, remarcando que en los barrios “ante existía algún tipo de oferta en Divina Pastora o Miraflores que ya no hay”, con “problemas de aparcamiento y viviendas antiguas que no tienen comodidades como un ascensor”, y que rondan estos precios. Mientras, ha apuntado que alquilar “una habitación hoy en día por menos de 700 euros no encuentras nada”.

León asegura que actualmente hay en la ciudad una “demanda brutal” para alquilar, asegurando que “tenemos listas de espera prácticamente en todas las agencias inmobiliarias”, con “gente trabajadora, y sobre todo, joven que se quiere emancipar y tiene ese problema de encontrar una vivienda para larga temporada”.

Los perfiles son variados y la problemática afecta a “gente de Marbella, que hay muchísima”, así como “trabajadores que vienen con empresas de Madrid o Barcelona y no encuentran sitios, al igual que otras marcas internacionales que traen gente de otros países y que no pueden alojarlos”, por lo que terminan residiendo en municipios como “Monda, Coín y zonas limítrofes o cercanas a Marbella”, que son como “ciudades dormitorio”, recalca.

Sector servicios

Por su parte, el vicepresidente de la Asociación de empresarios hoteleros de la Costa del Sol, (Aehcos), Javier Hernández, pone de relieve que “Marbella es la tercera ciudad de España con más plazas de vivienda de uso turístico”, lo que “genera problemas de acceso a la vivienda” porque “no hay disponibilidad”, con más opciones en municipios cercanos como Estepona o Mijas, lo que además provoca “problemas de movilidad”.

“No hay disponibilidad de alquiler asequible y la oferta que hay es a un precio desorbitado porque no hay un parque mínimo de vivienda para alquilar a gente que viene de fuera a trabajar”, señala. Ante ello, remarca la “dificultad” de muchos hoteles para encontrar personal, por lo que “algunos han tomado la decisión de poner habitaciones a disposición para los trabajadores, como el Club Med”.

Hernández apunta que “para los trabajadores de primera línea, que son la mayor necesidad que tiene el sector hotelero, hay un desequilibrio tremendo”, lo que según sus palabras, viene motivado por “el aumento exponencial de los pisos de uso turístico, que ha provocado una reducción importante en el volumen de viviendas disponibles para el arrendamiento de larga temporada y una enorme subida de los precios”. 

Un camarero sirviendo una mesa, / Javier Albiñana

El representante de la Asociación de Empresarios Hosteleros de Málaga (Mahos), en Marbella, Luis Quiroga, califica el problema de acceso a la vivienda en la ciudad y, en la Costa del Sol en general, como un “desastre para los trabajadores y para todo el mundo”, alertando de que “esto es un riesgo de morir de éxito” y que se está convirtiendo en “el tema de conversación a diario casi de la gente”.

“Los contratos se van terminando y ya no hay nadie que sea capaz de renovar, porque lo que están pidiendo ahora no tiene nada que ver con lo que se pedía a la gente antes de terminar el contrato”, indica Quiroga. Otras “soluciones como las que se encontraban antes de irse a vivir Ojén, Coín o Sabinillas” también empiezan a perder peso porque “hasta en esos sitios empieza a ponerse realmente caro”, con “precios prohibitivos”, además de dificultar el desempeño de la actividad debido a que “en hostelería hay bastante gente que tiene el turno partido”.

La situación de acceso a la vivienda genera además problemas a la hora de reclutar al personal: “El efecto llamada de una retribución razonable ya no funciona porque no hay dónde vivir”, señala el hostelero respecto a “la gente que podría venir de fuera” y que “no puede pagarse una vivienda aquí, no va a venir”. Ello pese a que ha asegurado que “la hostelería no para de crecer y de abrirse nuevos establecimientos” en la ciudad, donde “el trabajador disponible en el entorno ya está ocupado”.

“Llegará un momento en el que pase lo que está pasando en Ibiza, que la gente ya no va a aceptar un puesto de trabajo porque no tenga físicamente dónde vivir”, apunta Quiroga, destacando que la “ventaja” de la Costa del Sol es que “al no ser una isla, se puede ir un poco más lejos a vivir”.

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