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Con gorra blanca, camisa hawaiana y bermudas rosas se había dejado ver junto a su mujer y su hijo, de apenas 10 años, en la recepción de un lujoso hotel de Marbella con habitaciones de hasta 700 euros la noche, piscina, gimnasio, restaurantes y coctelerías. Podría tratarse de un fugitivo italiano al que solo un día después le cambiaría la vida, cuando el Tribunal Supremo confirmara su condena a cadena perpetua por el asesinato de su tío, cuyo cadáver habría ordenado hacer desaparecer arrojándolo a un horno. Pero, a casi 2.500 kilómetros de distancia de su país, no parecía tener intención de entregarse a la justicia para cumplir con la sentencia. La investigación policial ha desvelado ahora que este parricida de 39 años, tras escapar de su país, donde los jueces dictaban su veredicto definitivo, habría buscado refugio en la Costa del Sol. Desde allí, continuó su fuga en solitario hasta su villa italiana. La respuesta al alud de especulaciones desatadas durante los 11 días en que ha permanecido huido está en el Maserati Levante que la Policía Local ha descubierto abandonado en una calle de Marbella y que todavía sigue bajo custodia mientras continúan las investigaciones para reconstruir su huida, tras la que separó caminos con su familia.
Según la información recabada por diarios como 'El Giorno', el procesado se habría deshecho del coche, un voluminoso deportivo de alta gama todavía vistoso aunque enpolvado, con la pretensión de eliminar un elemento distintivo que los investigadores trataban de localizar. En un coche de alquiler consiguió desplazarse hasta Italia, pero el 12 de julio se paró el reloj. Su libertad había terminado. Los investigadores lo localizaron en su casa en la localidad de Soiano del Lago, en la provincia de Brescia. Estaba escondido, según la información publicada estos días por la Agencia Efe, en una cajonera bajo el colchón de su cama con 50.000 euros en efectivo. Una suma de dinero que se relacionaba con una posible venta del lujoso Maserati, cuyo hallazgo en Marbella descartaría esta hipótesis.
La prensa italiana sostiene que el fugitivo que ya permanece encerrado en la prisión 'Cantù Mombello' de la ciudad italiana de Brescia (en el norte del país), mantiene su inocencia y que la suya fue una huida torpe, llena de errores y traspiés, aunque premeditada. El último, el fatal: encender el aire acondicionado de su villa, en la que se había camuflado al regresar de España para escapar de los investigadores solo unos días antes de la sentencia del Supremo que le cortaría las alas definitivamente.
Los medios italianos venían haciéndose eco del caso una vez que las autoridades emitieron una orden de arresto internacional contra el prófugo, que acababa de ser condenado por haber matado a su tío en octubre de 2015. La acusación, según la Agencia Efe, concluyó que el italiano acabó con la vida de este familiar dentro de la fundición a causa de sus desavenencias por su gestión.
La investigación deja al parricida entre rejas después de que se iniciara en 2015 con la desaparición de un empresario y su sobrino como principal sospechoso. Se le perdió la pista el 8 de octubre de aquel año. Su caso derivó en los últimos años en una complicada investigación dada la ausencia del cadáver.
Aquel día, algunos trabajadores de la planta le vieron en los vestuarios de la fábrica y a última hora de la tarde llamó a su mujer para avisarla de que después de darse una ducha la alcanzaría en un restaurante del prestigioso lago de Garda. No obstante, nunca se presentó a la cita ni fue encontrado por las batidas llevadas a cabo por los vecinos y sus empleados. Su coche fue hallado en el aparcamiento de la fundición y su ropa y sus zapatos en el vestuario.
Los investigadores se decantaron por la posibilidad de que el desaparecido nunca hubiera salido de la planta y centraron sus pesquisas en sus hornos y tanques de metal fundido, empezando a sospechar de sus sobrinos. Solo seis días tras la desaparición, uno de sus empleados fue hallado muerto en un bosque cercano con una cápsula de cianuro en el estómago, recoge Efe.
Los jueces acababan de dictar este mes de julio la sentencia que confirmaría su vinculación con el asesinato. El Tribunal Supremo italiano confirmó la cadena perpetua al fugitivo por el asesinato de este familiar, empresario del sector de la metalurgia y con quien trabajaba en una planta familiar en la localidad de Marcheno (norte). Tras no dar con su paradero ni con el de su esposa y su hijo, después de que agentes de los Carabineros (policía militarizada) acudieran a su villa del Lago de Garda, la Fiscalía de la ciudad italiana de Brescia decretó su búsqueda y captura internacional, a la que los investigadores han puesto fin en su propia casa.
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