Carlos Montes, el panadero peliculero de Marbella
Amante del cine, autor de una decena de cortos y actor amateur, reivindicó una calle para Peter Viertel
El fotógrafo de las fiestas privadas de Marbella

Me encontraba pintando el bordillo de una calle del Marbella Club que llevaba a la casa Santa Catalina. Veo venir un coche con chófer del que baja una señora muy delgada, de chaqueta oscura, blusa blanca de encaje y falda estrecha, era Audrey Hepburn. Me sonríe el coche se aleja y yo sigo dando brochazos al bordillo, dice Carlos Montes.
Conocía la casa de la actriz, que estaba casada con el actor Mel Ferrer, de la que cada mañana oía el repiqueteo de la máquina de escribir del director y productor de películas entre los trinos de los pájaros. Como también estaba enterado de que Hepburn había protagonizado Vacaciones en Roma en 1953, que la convirtió en la primera actriz en ganar un Oscar, un Globo de Oro y un premio de la Academia Británica de Cine por una sola actuación. Montes es capaz de recitar de carrerilla todos los títulos que protagonizó la actriz, la trama de cada película y el año de su estreno.
Otro día, el joven pintor de brocha gorda se empeñaba en adecentar el palomar de una casa vecina a la que habitaba Gina Lollobrigida.
–Desde lo alto la vi tumbada en el césped, al lado de la piscina del jardín de su chalé.
Cuando terminé el colegio, mi padre me dijo que tenía dos caminos, el instituto o a ponerme a trabajar. Yo le contesté: voy a trabajar, ya sé bastante, el resto lo aprenderé en la vida.Y me puse a trabajar en la pintura de obra, que era a lo que se dedicaba mi padre. Entonces surgió una oportunidad y me pasé un año y medio pintando en el Marbella Club.
Carlos Montes es conocido como El Panadero Peliculero, alías que define su ocupación y su afición por el cine. Todo comenzó a los ocho años, en Ceuta, cuando su madre lo llevó por primera vez al cine y se quedó prendado de una película de Joselito. Desde hace sesenta años vive en Marbella, donde tiene su propia panadería.
–Aprendí a hacer fotografías con un curso por correspondencia, compré la cámara de fotos y monté el laboratorio con lo que ganaba en un trabajo extra de pintura. Por la noche trabajaba en la panadería y por la tarde pintaba fachadas. Durante un tiempo me dediqué a hacer fotografías de bodas, bautizos y comuniones. También aprendí música de oído; escuchaba a un grupo y le cogía los cuatro o cinco acordes antes que otros, tenía mejor oído que muchos que estudiaban partituras, Tuvimos un grupo, Los Búhos, en el que tocaba el bajo. La panadería finalmente me absorbió todo el tiempo, el de la música, el cine y las fotos.
–Quién quiere hacer de monaguillo, preguntó el cura en la Plaza de los Naranjos a los niños allí reunidos. En la puerta del Ayuntamiento de Marbella, convertido en floristería, tenía lugar un tiroteo. El sacerdote era Claude Chabrol, uno de los últimos supervivientes de la nouvelle vague, que se encontraba rodando El tigre de perfume con dinamita, un cine de agentes secretos con aire de cómic.
–A mí no me aceptaron para hacer de monaguillo porque era muy rubio, en cambio a mi amigo, que era moreno, sí, dice Carlos Montes.
Recuerda como la colonia de El Ángel, en la zona de San Pedro, se convirtió en un pueblo vikingo para el rodaje de escenas de Eric el vikingo. En el guión de Mariano Ozores de la película de aventura italoespañola, se mezclaban imágenes de los fiordos noruegos con la playa de Río Verde, el Lago de las Tortugas y el Jardín Botánico La Concepción, de Málaga.
–En los años sesenta se rodaron muchas películas en Marbella. A las orillas del Lago de las Tortugas de Nueva Andalucía se levantó un campamento indio. A los que eran más altos los escogieron de extras para hacer de vikingos, a Miguel Villalobos El Percha (el único torero local que llenó la plaza de toros del pueblo y al que sacaron a hombros por la puerta grande) lo tomaron para que hiciera de indio. Cuando un vikingo con una lanza lo iba a atravesar, El Percha, preparado para la embestida, simuló una suerte de veronica. Lo hizo dos veces y entonces lo echaron.
Para la película La última explosión montaron una choza de Vietnam en el reclamado Lago de las Tortugas, donde también aparece el río seco de San Pedro Alcántara, el Guadaiza, La Charca de las Mozas o la carretera de Benahavís, para confundirse con ciudades como Hong Kong. Solo en una escena de un segundo se cuela el pico de La Concha. Con Juanito, una mezcla de comedia, aventura y western de alemanes y secundarios españoles, hicieron de El Ángel un pueblo de estudios de cine. En la cinta también se recrea la imagen de la Plaza de la Iglesia de San Pedro. Hasta 1978 se hicieron un montón de películas, después fueron a menos.
–José María Forqué también eligió El Ángel para rodar la comedia Vuelva querida Nati, en 1976, donde la propietaria de una casa de citas, acompañada de sus chicas, asiste a la primera comunión de su sobrina.
Mucho antes, en 1957, Forqué había filmado en Marbella Amanecer en Puerta Oscura, donde un grupo de hombres con delitos de sangre, que viven refugiados en las faldas de Sierra Blanca, son perseguidos por la Guardia Civil en la Andalucía del siglo XIX. Francisco Rabal luce montado a caballo por la calle Ancha.
–Hice un cameo de pescador en la miniserie El Pacto, de Fernando Colomo, de 2010, donde siete estudiantes de cuarto año de la ESO deciden quedarse embarazadas todas a la vez.
Montes también actuó en Hechizo de Luz, un cortometraje de Eva Partal, por el que consiguió el premio al mejor actor de reparto en un certamen de Cuenca. En el que la directora se llevó el premio del público.
Montes realizó una decena de cortos en super ocho, trabajos con los que participó en festivales de Tarrasa, Barcelona o Alicante.
–Se presentaban cuatrocientos cortos, que te seleccionaran para el concurso ya era un premio. En 1973 hice una película del Oeste, Rindiendo cuenta, la rodé en Bahía de Marbella, en los terrenos que estaban frente al hospital. Filmé la arena, como si fuera Almería, con cuidado para que no saliera el mar, los altos de Los Monteros y claro, el Lago de las Tortugas. No la terminé hasta mucho después porque uno de los actores se fue a la mili, y después otro. Perdí el original, me quedé con un vídeo que había hecho de la proyección de la película en una pared. Eran seis personajes, se trataba de la persecución de tres malos, yo hacía de uno de los malos, era el autor del guión, de la dirección y de la fotografía. Hice cine del Oeste porque estaban en auge las películas de Clint Eastwood como Por un puñado de dólares o La muerte tenía un precio.
–Un día de vida es un corto de cine fantástico de seis minutos. Lo interpretó un amigo que un día de invierno se metió desnudo en el mar. Es una persona que nació adulto en la naturaleza y no comprendía la civilización, no le gustaba y se metía en el mar y se suicidaba. Obtuve el segundo premio en Fuengirola. Otro fue Onda viviente, una radio que cobraba vida,y entraba en una habitación. También hice un documental sobre la historia de Marbella de Antonio Maíz Viñals, lo tenía montado y guardé la cinta en una lata. Tuve la mala suerte de que lloviera y el agua se colara por un tornillo de la uralita, me fastidió la emulsión y toda la película.
Montes rememora las películas relacionadas a su oficio, como la de Charles Chaplin panadero, de 1914 o La herencia Ferramonti, un clásico italiano de Mauro Bolognini, de los setenta, protagonizada por Anthony Quinn y Dominique Sanda. En el que una mujer muy guapa es abandonada por su padre, que no puede mantenerla y decide casarse con un panadero, hijo de un ferretero de éxito.
–Aunque me identifico más con Hechizo de Luna de Norman Jewison, donde Nicholas Cage, es el panadero amante de la ópera, y yo del cine.
Atesora una máquina de super ocho, dos tomavistas, una cámara de vídeo y medio centenar de carteles de películas que compró en Italia
–Lo que el viento se llevó es una maravilla, tengo cinco copias. El fotógrafo César Lucas me regaló una, cuando se cumplieron los 50 años del estreno de la película. Resulta que él se jubiló en 2010 o 2012, no podía dormir y escuchando la radio me oye en un programa que yo hacía por la noche. Le surgió curiosidad por la información que yo tenía sobre los rodajes de las películas y quería conocer quién era ese tipo que hablaba de cine y conocía historias que Lucas había vivido. Él desde dentro y yo leyendo mucho sobre cine. Nos conocimos y hemos forjado una buena amistad de años. Un hombre que vio pasar delante suyo a Brigitte Bardot en pelotas y no le hizo nunca una foto comprometida, se ganó la confianza de las estrellas, estaba en todas las películas extranjeras que se filmaban en España.
–Omar Shariff venía seguido al hotel Don Pepe, me hubiera encantado verlo y haber estado en la ciudad de Áqaba recreada en Carbonera, Almería, cuando se grababa la película.
El guionista de Hollywood Peter Viertel, que durante muchos años fue vecino de Marbella, se había hecho famoso por su novela Cazador blanco, corazón negro, llevada al cine en 1990, dirigida y protagonizada por Clint Eastwood. Un relato del tiempo en que trabajó en el guión de La Reina de África, donde el protagonista está inspirado en John Huston.
–Peter Viertel conoció a Deborah Kerr cuando ésta rodaba Rojo atardecer para el director Anatole Litvak, y entonces casada con Tony Bartley, un héroe de la segunda Guerra Mundial, tenía tres niños y muchos paparazzis detrás. Vinieron aquí buscando tranquilidad.
Un día me llamaron de la televisión municipal para hablar de la panadería. En un momento salió el tema del cine, empecé a hablar de mi afición y a partir de entonces empezaron a llamarme El Panadero Peliculero. Tenían previsto una entrevista con Peter Viertel, me invitaron para que participara y le hiciera preguntas. Así lo hice y después me saqué una foto con él. Fui uno de los que le pedimos al Ayuntamiento que le pusieran su nombre a una calle de Marbella, cuando lo solicitamos algunos ni sabían quién era Peter Viertel.
–Una tarde estaba en el bar Salduba en Ricardo Soriano y detrás nuestro teníamos sentados a El Dúo Dinámico. En 1964 se encontraban en la cresta de la ola, después de la película Búsquenme a esa chica que hicieron en compañía de Marisol. Me tenté a ir a casa por su disco para que me lo firmaran pero mi mujer no quiso. Yo era muy callado y entonces se ponía mucha distancia con los artistas, no se les hablaba, ni se me ocurriría. Por eso venían aquí porque se sentían tranquilos, la gente no les agobiaba.
El director de cine Jean Negulesco, que tuvo a sus órdenes a Marilyn Monroe en dos películas, Río sin retorno, 1954 –que había empezado Otto Preminger– y Cómo casarse con un millonario, 1955, también vivió en Marbella y fue buen amigo de Audrey Hepburn.
–En un momento se habló de hacer en Marbella un proyecto con la participación de Negulesco, que consistiría en un instituto del cine, unos estudios y un festival. Se harían en unos terrenos de Nueva Andalucía pero finalmente no llegó la inversión prometida y todo quedó en la nada.
También te puede interesar