La pequeña Suecia vecina a Puerto Banús

En la zona se Nueva Andalucía se agrupa la comunidad sueca de Marbella con sus escuelas, comercios, servicios y lugares de ocio

La nieta del último molinero de Guadalpín

Vista parcial de Nueva Andalucía desde el Centro Plaza. / M. H.

Marbella/Hace cerca de sesenta años Daniel Sundén-Cullberg puso pie en Nueva Andalucía. Es hijo del regatista sueco del mismo nombre que consiguió colgarse la medalla de bronce de vela en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1932. La familia de Sundén-Cullberg llegó en un vuelo de Conair, la compañía danesa que fletaba los chárters repletos de turistas suecos.

- El vuelo de ida y vuelta era demasiado caro, valía unos 500 euros, la tercera parte de lo que costaba una modesta casita en La Campana, recuerda el hijo del deportista olímpico. El suburbio de Nueva Andalucía se había convertido en el primer cobijo de los turistas suecos en Marbella.

Antonio García del Valle, uno de los pioneros del turismo de la Costa del Sol, recuerda a un danés -dueño de la agencia de viajes que organizaba estos vuelos- aparcar su coche ante la puerta del banco Vizcaya de Torremolinos y mandar a su chófer a preguntar al agente de policía a cuánto ascendía la multa y pagarla o invitar cigarrillos a sus amigos en una bandeja que repartía una azafata.

La Campana forma parte de la finca El Ángel, la zona que había acogido a una de las primeras ferrerías del país antes de convertirse en colonia agrícola. La finca sufrió varias transformaciones. En menos de un siglo pasó de ser industria siderúrgica a agrícola industrial, con la fabricación de harina, primero, y de ingenio azucarero después con la producción de naranjas, gracias a la construcción de dos embalses que procuraron el regadío de la zona.

En la Marbella de los dorados años sesenta, el constructor y buen amigo del Régimen, José Banús, compró la finca El Ángel. Unas mil hectáreas de terrenos, que bajan desde Sierra Blanca hasta el litoral entre los ríos Verde y Guadaiza, el lugar donde se propuso levantar un gran parque temático del turismo. Su superficie quintuplicaba la del principado de Mónaco, destino que le sirvió de inspiración y al que se proponía emular. El proyecto de Banús incluía hoteles, casino, plaza de toros, campos de golf y un puerto deportivo. La marina, que en principio la bautizó con el nombre de El Ángel, se convertiría en el emblema de su obra.

Esta zona, que con la llegada del turismo se transformaría en el valle del golf, se ha convertido en una pequeña Suecia. Las estribaciones de Sierra Blanca proporcionan vistas al mar y a la montaña, conforma una zona de calles anchas y espacios abiertos, que conserva la zona popular de La Campana. El lugar donde José Banús levantó las viviendas de los primeros trabajadores del puerto deportivo y en el que un pequeño taller comenzó a importar los coches Saab a finales de los sesenta.

Britten Emme en el desfile la Gran Final.

Aunque el número de ciudadanos suecos empadronados hoy en Marbella no llega a los 2.000, esta población de hecho podría superar los 20.000 en el municipio. Buena parte de la comunidad se ha establecido en Nueva Andalucía. Junto al coso taurino de Puerto Banús -donde cantó la soprano Montserrat Caballé- se encuentra el Centro Plaza, el epicentro comercial que ofrece todo tipo de servicios a los suecos de Nueva Andalucía. Las voces escandinavas forman parte de sus calles y cafés. En un pequeño radio la comunidad cuenta con escuelas, tiendas de comestibles, restaurantes y panaderías suecas. La oferta abarca desde servicios de peluquería, agentes inmobiliarios, agencias de viajes, clínicas de estética, salones de belleza, gimnasios, médicos, dentistas, bufetes de abogados a lugares de diversión, campos de golf o cocinas y camas de diseño escandinavo.

A la media docena de revistas y asociaciones que dispone la comunidad sueca se le suman ahora instagramers e influencers, que transmiten un estilo de vida envidiable entre sus jóvenes seguidores. Y a la oferta de ocio se le ha agregado un centro comercial en plena milla de oro, propiedad de un empresario noruego que alquiló sus locales a empresarios suecos.

La diseñadora Britten Emme con Eva Pahllof y Tarya Lyrefelt.

En 2003 comenzó a funcionar la escuela sueca de Nueva Andalucía con cinco alumnos, hoy cuenta con 200. De los 14 colegios suecos que siguen el plan de estudios de su país, siete se encuentran en España, dos de ellos en la Costa del Sol.

- El perfil de los suecos que residen aquí ha cambiado, ahora es un trabajador económicamente independiente que teletrabaja, que puede hacerlo desde cualquier sitio para una empresa sueca. Es una comunidad grande. Se calcula que en España residen unos 100.0000 suecos, la mitad de ellos viven en la Costa del Sol atraídos por el buen clima. Son gente ambiciosa, de negocios, que realizan trabajos que exigen un alto rendimiento. La mayoría viene por un año y luego se queda, el 99% regresa a Suecia los meses de verano. Son familias jóvenes con tres o cuatro hijos, que pueden aquí montar a caballo o jugar al pádel, en el colegio tenemos tres pistas. Realizan más actividades al aire libre que culturales, explica Isabel Saunders Lagrilliere, CEO de escuela sueca, que admite que este movimiento de nuevos residentes ha provocado también un auge inmobiliario.

- Los suecos están encantados de vivir en España, son personas muy ordenadas, muy libres, trabajan muy bien y traen nuevos clientes. Les gustan las casas minimalistas y con orientación suroeste. Son muy correctos, si dicen sí, lo cumplen al 100%, dice Kristina Szekely, que hace 35 años abrió una de las primeras inmobiliarias de lujo de Marbella, cuando no estaban de moda las inmobiliarias nórdicas.

- Antes el 90% que llegaba eran mayores, pensionistas, hoy es totalmente diferente. Venían por el golf, hoy la mayoría viene a disfrutar de la luz y del clima. Ahora hay 700 agentes inmobiliarios suecos que no saben lo que hacen. Hay tantos que es una tontería. Antes hacía falta una licencia, había que ser agente de la propiedad inmobiliaria, ahora no hace falta nada, no tienen seguro para abrir una inmobiliaria, apunta Sundén-Cullberg que lleva décadas dedicado a esta actividad.

Sandra con un modelo de Britten Emme. / M. H.

Britten Emme reúne cada semana a un grupo de amigos suecos en torno a una comida y la charla de un invitado en Miadel, la tienda de comestibles suecos de María Flygare en Nueva Andalucía. Britten es una diseñadora de moda que ha vestido al grupo de música pop sueco ABBA cuando comenzó a despuntar hace medio siglo en el festival de Eurovisión. A sus 85 años no ha dejado de coser, hay días en que se pasa doce horas ante la máquina. Muchas veces diseñó el vestuario para el grupo musical más conocido de Suecia, recuerda el vestido que preparó para la cantante Agnetha con un corazón que dejaba el ombligo al aire. Britten ha sido portada de muchas revistas. En Malmö diseñaba para las señoras de la ciudad, luego lo hizo para la realeza sueca y artistas como Svenne y Lotta o Eva Rydberg.

La dama de la fantasía, como se la conoce, lleva más de 35 años en la Costa del Sol, donde fundó asociaciones como la SWEA, una red para mujeres de habla sueca, para tejer contactos con la comunidad y darse a conocer para hacer clientes. Cuando su casa de Aloha Pueblo de Nueva Andalucía le quedó demasiada pequeña para su taller, Britten alquiló una villa de 600 metros cuadrados cerca del Centro Plaza, que se encontraba en venta. Allí tenía espacio suficiente para celebrar desfiles de moda junto a la piscina hasta que Julián Muñoz e Isabel Pantoja se convirtieron en sus nuevos propietarios. Antes había recalado en Los Ángeles, Canadá o Irlanda y fue profesora de la escuela de diseño de moda Marbella. Hace seis años celebró en el Palacio Rosa de Nueva Andalucía su desfile la Gran Final para coronar su vida profesional, aunque luego continuó congregando a sus seguidores en otros eventos.

- He realizado cientos de desfiles de moda en mi vida. Y todavía tengo muchas ideas en la cabeza dice, acompañada de sus amigas Tarya Lyrefelt, que durante años trabajó en el centro forestal sueco, hoy convertido en un lujoso restaurante, y Eva Pahllof, modelo de Britten, que se ha dedicado al sector de la construcción.

Karolina, modelo de Britten Emme en un desfile en el Palacio Rosa. / M. H.

María Flygare, lleva desde 1978 en Nueva Andalucía. Su padre, en los años cincuenta comenzó a transportar en su coche a viajeros desde Malmö a España. Luego lo hizo en autobuses y adquirió unos terrenos en la parte norte de Nueva Andalucía.

- Los suecos venían entonces atraídos por el sol y los campos de golf, dice María, que recuerda a un Puerto Banús extravagante, de yates con tigres a bordo, embarcaciones con helicópteros y niños árabes, de 12 o 13 años, con miles de pesetas en su manos. Era un Puerto Banús chic, de ricos, de la heladería Christian con unas copas grandísimas.

Por la tienda de María, además de Britten Emme, han pasado Liza Marklund, autora de ocho novelas policíacas y premio a la mejor novela policíaca sueca de mujeres y unas de las personas mas populares de su país El actor de Rocky IV, Dolp Lundgren es otro de los clientes del supermercado de productos suecos, al igual que lo fue el dúo Roxette, que en 1999 grabó en Marbella la canción pay the price, que vendió más de medio millón de copias y estuvo en la lista de las diez canciones más escuchadas de Europa.

María Flygare, exportadora de frutas y hortalizas. / M. H.

María Flygare es además una de las exportadoras más importantes de frutas y hortalizas a los países nórdicos. Envía semanalmente desde el sur de Almería camiones que transportan lechugas y pepinos de su marca Miasol a clientes de Suecia, Noruega y Dinamarca. Factura unos 43 millones de euros al año. En ocasiones ha tenido que variar el transporte de camiones por avión para complacer los pedidos de verduras para las cenas del rey Carlos Gustavo en el Palacio de Estocolmo.

El abuelo de Maria era analfabeto y vendía caballos de raza árabe que importaba a Alemania durante la Primera Guerra Mundial. Ola Flygare es conocido como el personaje Patrón Esping del libro de Piraten de Fritiof Nilsson Bock in Örtagård. Sobre su vida se escribieron varios libros y se hicieron adaptaciones cinematográficas de al menos dos novelas.

- No sabía leer pero si hacer negocios hasta llegar a ser el hombre más rico del Sur de Suecia. Tuvo decenas de hijos con varias mujeres y dos libretas en las que apuntaba la mensualidad que entregaba a sus madres. Una señora le recordaba entonces que con ella había tenido mellizos, entonces Ola sacaba una segunda libreta.

Era un hombre respetado y temido en el pueblo. Llevaba dos perros de caza y grandes bigotes para arriba. Lo engañaron con la firma de un aval, lo perdió todo no tenía ni pan para comer. El padre de María compró la finca Vollsjögården de Ola, ahora convertida en museo que recuerda su vida con objetos donados por la familia.

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