La educación canina en cachorros: Él marca las reglas
Para que nuestro cachorro llegue a ser un perro adulto equilibrado es importante comenzar con su educación desde pequeño y, aunque la socialización se debe hacer desde edades tempranas (de los 3 meses en adelante), debemos tener mucho cuidado a la hora de presentarle al perro la vida que le espera a partir de ese momento. “Existe la idea de que al cachorro debemos presentarle todos sus futuros estímulos entre los 3 y los 5 meses, y esto no es así”. Son palabras de la educadora canina especializada en cachorros y
Lo principal, conocer a tu cachorro
Esa educación se debe hacer, como ya hemos dicho, de forma gradual y para ello Alena aconseja que lo principal sea conocer muy bien a tu cachorro, pero para ello no necesitaremos que se sepa sentar, si no que deberemos observarlo: “Sobre todo se trata de observarlo cuando paseamos con él, ver cómo reacciona a los diferentes estímulos y la posición de su cuerpo. Por ejemplo, si el cachorro se para y tira de la correa hacia atrás no debemos obligarlo a continuar porque nos estará indicando que no está preparado para enfrentarse a lo que hay un poco más adelante”.
Debemos saber lo que le asusta, lo que no le gusta, acompañarlo en ese aprendizaje y ayudarle a superar esos miedos que pueda tener. Porque sí, los cachorros también tienen miedos y debemos aprender a acompañarlos en esas situaciones. “El cachorro se asustará y tendrá miedos, pero es normal, lo único que tenemos que saber es cómo crear unas buenas bases para que se desarrolle emocionalmente estable. Si sabes cómo acompañarlo, él sabrá que puede confiar en ti y también le ayudarás a confiar en sí mismo”, explica la educadora. Y por eso es tan importante la formación de los humanos.
La socialización
Es a partir de los 3 meses cuando el cachorro empieza a tener más interés por lo que ocurre a su alrededor, pero es por la sobre estimulación continua y las prisas de nuestras vidas por lo que debemos tener una socialización progresiva para ellos. “No existe una receta que valga para todos los perros, cada uno tiene que ir marcando sus pautas, y no debemos cometer el error de asegurarle al perro que no pasa nada y que no tenga miedo. Como ya he dicho, es él quien tiene que marcar su progresión”, explica Alena.
Y es que el perro no podrá asimilar tanta información en poco tiempo y la etapa en la que conoce todo eso es la que marcará el resto de su vida: “El cachorro necesita experiencias bonitas y que sea capaz de gestionar. Lo que conocemos como perros con conductas reactivas son perros que desde cachorros han sido obligados a gestionar situaciones que ellos no sabían cómo, y ahora su forma de gestionarlo es ladrándoles a otros perros o a los humanos”.
Así pues, la socialización de los cachorros debemos hacerla paso a paso y añadiendo estímulos poco a poco: “Podemos empezar a pasear por una calle tranquila, después añadirle una calle con coches o a una distancia prudente de un parque con niños. Pero es importante que sea el perro el que marque las pautas. Y por supuesto, todos los perros deben tener colegas caninos, con los que tengan confianza y puedan pasear y jugar. Además, biológicamente, es a partir de los 5 meses cuando empiezan a tener la necesidad de conocer a otros perros, pero como con todo, debemos saber cómo hacerlo e ir poco a poco”, aconseja Alena.
El descanso
Por otra parte, el descanso de un cachorro es primordial para poder gestionar todos los estímulos que le van llegando en su nueva vida por eso la educadora aconseja que, en sus primeros meses, el perro tenga una estabilidad y que “por ejemplo, si estás a acostumbrado a que venga mucha gente a casa, en una temporada esas visitas se reduzcan al mínimo. El cachorro necesita descansar y si estamos continuamente acariciándole cuando duerme conseguiremos que se despierte. Con eso provocamos su estimulación y luego querremos que esté tranquilo”.
Más allá de hacer sus necesidades fuera
Por último, los humanos nos creamos la necesidad de que el perro tenga que hacer sus necesidades en la calle desde el momento en el que entra en nuestro hogar, pero la realidad es que “el cachorro es un bebé y no controla su esfínter. Primero debe adaptarse a la calle y los estímulos que allí encuentra. Por mucho que lo creamos, no podemos acelerar el proceso”, explica Alena, quien asegura que lo de “no hacer sus necesidades dónde duermen” es algo innato en los perros, y que aprenderán cuando tengan que hacerlo, a no ser que haya un mal aprendizaje o algún problema físico.
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