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La presencia de paseadores de perros, ataviados de un sinfín de correas con sus correspondientes animales, es una tendencia que lleva ya tiempo instalada den España, especialmente en las grandes ciudades.
La falta de tiempo de los dueños, unida a que cada vez convivimos con más perros en los hogares españoles apunta al auge de este fenómeno, importado de ciudades más grandes como Londres o Nueva York.
Sin embargo, lejos de ser un trabajo para el que cualquiera puede estar capacitado, es necesario seguir una serie de indicaciones mínimas para evitar que el animal sufra. Ni vale cualquier paseador ni todos los perros pueden juntarse con otros a la ligera.
Aquí van una serie de consejos promovidos por la Real Sociedad Canina de España para que la elección del profesional sea la más idónea.
El paseador tiene que amar al perro como si fuera suyo. La misma lógica que cuando nos vemos en la necesidad de dejar a menores al cargo de alguien. ¿Dejarías en manos de un insensible o indiferente hacia los niños a tus hijos? Un perro es un miembro más de la familia, no una mascota o un juguete.
Una serie de nociones básicas son fundamentales en el paseador: conocimientos de etología canina o de adiestramiento para saber leer situaciones complicadas: en los paseos, como en la vida misma, pueden darse situaciones de estrés. Alguien con experiencia en estas lides podrá afrontar estos momentos con mayores garantías.
Para que el paseo sea lo más satisfactorio posible, se precisa un clima de confianza entre el profesional y el perro. Para ello, es indispensable que pasen algo de tiempo en solitario juntos antes de las caminatas. Al igual que los humanos, los perros poseen distintos temperamentos y pueden ser educados para convivir, como se explica más adelante.
Una vez establecido el contacto directo paseador-animal ¿le juntamos con el resto de ejemplares? En absoluto, esto podría provocar situaciones de pánico, por citar un posible efecto. Hay que pasear primero en pequeños grupos y comprobar si unas razas son compatibles con otras.
Puede haber quien quiera rentabilizar su negocio paseando a decenas de perros a la vez, para así ganar más dinero. Esto es un sinsentido. Primero, porque las personas tenemos solo dos manos. Segundo, porque cuantos más perros haya, menos probabilidades de adaptación
La mejora de las razas caninas no solo busca mejorar el bienestar y la salud del animal, sino que también reconoce la importancia del temperamento en los perros. En este sentido, y con independencia de si el perro es de raza o mestizo, es importante tener en cuenta el carácter del can que va a ser paseado. Un temperamento sociable ayudará mucho.
La salud y el temperamento adecuados del perro a la hora de dar un paseo va a estar muy condicionada por su educación. Y es aquí donde ejercen un papel fundamental los criadores responsables: dependiendo del lugar y el modo en que el perro haya nacido y se haya criado, los paseos serán más o menos fáciles.
En función de su carácter y crianza, un perro puede afrontar los paseos de distinta manera. Algunos pueden tener temores iniciales, más o menos remediables. Es conveniente afrontar estas situaciones con sensibilidad, recompensando al animal con cada avance. No hay que forzar al animal a enfrentar sus miedos, ya que solo se volverá más desconfiado.
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