Un año decisivo para el lince ibérico entre el éxito y la incertidumbre
Conservación
El cambio en su estatus de conservación y la expansión a nuevos territorios han sido grandes avances, pero la variabilidad genética será clave para el futuro

El lince ibérico (Lynx pardinus), símbolo de la fauna ibérica y uno de los felinos más amenazados del planeta, ha vivido en el último año una etapa clave en su camino hacia la recuperación. El aumento récord de su población, el cambio en su estatus de conservación y la expansión a nuevos territorios marcan un momento de esperanza tras décadas de trabajo. Sin embargo, hay aspectos quen inspiran cautela: persisten amenazas serias y, como advierte la ciencia, aún no se puede hablar de una recuperación plenamente consolidada.
En 2023, el censo oficial contabilizó 2.021 ejemplares, una cifra inédita desde que comenzaron los programas de seguimiento. De ellos, 1.299 eran adultos o subadultos y 722 cachorros, lo que confirma una tendencia ascendente iniciada a principios de siglo, cuando apenas quedaban 94 linces en libertad. Este avance llevó a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) a anunciar, en junio de 2024, la reclasificación del lince ibérico como especie “Vulnerable” —una mejora frente al anterior estatus de “En Peligro”— en su Lista Roja.
Sin embargo, el cambio es simbólico y estratégico, más que definitivo. Como señaló el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), la especie sigue necesitando “una vigilancia y conservación activa”.
Una estrategia ibérica para un reto común
En julio de 2024, España y Portugal reforzaron su compromiso conjunto con la aprobación de una nueva Estrategia para la conservación del lince ibérico, que sustituye a la versión española de 2008. Este plan bilateral establece objetivos claros: mejorar hábitats, conectar subpoblaciones y reducir amenazas como los atropellos y la caza furtiva.
La coordinación transfronteriza y el trabajo con las comunidades locales se consideran clave. En palabras de responsables del Grupo de Trabajo del Lince Ibérico, “la cooperación entre territorios es la única vía para garantizar la viabilidad futura de la especie”.
La expansión territorial ha sido otro pilar fundamental. En Castilla y León, el Cerrato Palentino ha sido designado como primer enclave de reintroducción gracias a la abundancia de conejos, cobertura vegetal y un impresionante 93% de apoyo local. En Castilla-La Mancha, se ha aprobado una nueva zona en la comarca de Veguilla y Sotorribas (Cuenca), reforzando la presencia del lince en el centro peninsular.
En paralelo, Andalucía ha sellado una alianza público-privada con la familia González-Gordon para conservar las fincas ‘El Puntal’ y ‘El Lobo’, en pleno Parque Nacional de Doñana. Esta colaboración, aplaudida por organizaciones como la UICN, permitirá restaurar hábitats y favorecer el crecimiento de poblaciones de conejo de monte, presa vital para el lince.
La genética, el gran reto invisible
Pero no todo son buenas noticias. Un estudio reciente de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) alerta de que la población actual de linces ibéricos aún no es genéticamente viable a largo plazo. El estudio, publicado en Animal Conservation, advierte que serían necesarias al menos 1.100 hembras reproductivas —el triple que las 326 contabilizadas en 2022— para garantizar la variabilidad genética suficiente.
“El éxito no depende solo del número total de ejemplares, sino de que exista diversidad genética entre ellos”, explica el investigador José A. Godoy. Actualmente existen cinco subpoblaciones, pero muchas están poco conectadas. El proyecto Life Lynxconnect busca solucionar este problema mediante la creación de corredores ecológicos y subpoblaciones intermedias que faciliten la migración y el intercambio genético entre grupos vecinos.
Una amenaza que no se disipa
A pesar de los avances, el lince sigue siendo víctima de atropellos, enfermedades y furtivismo. Solo en 2023, murieron 34 ejemplares por atropellos, y en diciembre de 2024 se encontró un lince muerto con signos de disparos y mutilación en El Molar (Madrid), un hecho que conmocionó a la opinión pública.
Además, el declive de las poblaciones de conejo —su alimento principal— debido a enfermedades como la mixomatosis, compromete seriamente la estabilidad de algunas poblaciones de linces.
Los avances son reales, y el lince ibérico está hoy más cerca de abandonar la lista de especies en peligro crítico que nunca antes. Sin embargo, como recuerda la comunidad científica, la verdadera recuperación solo será posible si se alcanza una población robusta, conectada y genéticamente diversa.
También te puede interesar
Lo último