El Supremo tumba la coartada de unos narcos tras un desembarco de hachís en Mijas: alegaron que estaban teniendo sexo
Los jueces desmontan la versión de los traficantes, cuyas huellas habían seguido los investigadores desde la narcolancha hasta los matorrales donde se refugiaron
El Alto Tribunal rechaza sus recursos de casación en los que aseguran que era pareja y que esa noche se encontraban en la playa para mantener relaciones
La Fiscalía apunta que Málaga ha superado en incautaciones de droga al Campo de Gibraltar
7 de la mañana. La Policía sorprende en la playa del Sheriff, en Mijas, a un grupo de traficantes de droga en pleno alijo de hachís que, acorralados, se juegan una última carta. A la desesperada, tratan de escapar sorteando la emboscada. Es entonces, en medio de todo ese barullo de película, cuando los investigadores se topan con otro hallazgo de calado: una furgoneta cargada con 50 fardos de hachís: 1.500 kilos de una droga que en el mercado negro superaría los 2,6 millones de euros. Dos de los narcos, que habían sido descubiertos agazapados y con la ropa mojada, niegan ante el juez su relación con el desembarco. Alegan que, entonces, eran pareja sentimental y que, como tal, estaban manteniendo relaciones sexuales en el arenal. Ni siquiera, argumentan, conocen a los otros malhechores también procesados. Una coartada que la Audiencia Provincial de Málaga desmontó un año después de la noche del desembarco con una sentencia condenatoria que ahora confirma el Tribunal Supremo tras rechazar los recursos de los acusados.
Los jueces siguen sin creer la versión de la supuesta pareja de narcos, que fueron los únicos que en su declaración se desvincularon del plan urdido para mover la droga hasta una guardería, como se conoce al refugio en el que los delincuentes la suelen custodiar antes de ponerla en venta. La tesis de los magistrados, que recogen en un fallo judicial al que ha tenido acceso este periódico, es que los agentes, aquel 4 de noviembre de 2020, venían pisando los talones a los traficantes. Literalmente. Habían seguido las huellas de sus pies mojados desde la zodiac de la que se descargaban los paquetes de droga hasta los matorrales en los que se escondían. Huir era el siguiente reto de los narcos tras haber puesto a salvo los fardos de la embarcación. Mientras ellos corrían por la playa con los investigadores persiguiéndoles, otros colegas del grupo intentaban fugarse a bordo de la narcolancha que recepcionaba la carga de hachís y que nunca pudo ser localizada. También fue identificado otro de los acusados, la persona que, según la sentencia, había alquilado la furgoneta unas horas antes para transportar la mercancía y eludir el control policial.
El despliegue de medios sirvió para hostigar a los traficantes. Fueron cinco los detenidos por su relación con el traslado del alijo: unos 50 fardos de una sustancia que, después de ser analizada, resultó ser hachís, con un valor de 2.653.588,20 euros. Están condenados como autores de un delito contra la salud pública por tráfico de drogas "en cantidad de notoria importancia". El juez les impuso penas de tres años y nueve meses de prisión.
Narcos más crecidos
Las persecuciones de narcos y los desembarcos de hachís conviven con los chiringuitos y los niños jugando junto al mar. Es ese cóctel que se conjuga con las playas de la Costa del Sol y que, desde hace años, con la presión policial sobre las redes criminales, convierte escenas de película en imágenes cotidianas. Porque, aquí, a pocos bañistas sorprende ya cómo una lancha novísima permanece apostada o refugiada hasta que amaine el temporal, como ya ocurrió el pasado mes de marzo.
La Fiscalía, —que se enfrenta a importantes epicentros del tráfico de drogas en la Península, decidió resaltarlo en su última memoria, publicada hace solo unas semanas. En el repaso advertía de dificultades como la "carencia de medios" de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para hacer frente a las narcolanchas que, con hachís procedente de Marruecos, "se esconden" en este país -y también en Portugal-. Alertaba así de que su proliferación "muestra la impotencia del Estado ante unas redes criminales que deben ser inmediatamente desarticuladas".
Es, según el Ministerio Público, la herencia de un submundo que, como también vienen denunciando las asociaciones policales, se ha vuelto más violento en los últimos meses. La Fiscalía subrayaba además los retos que supone tratar de poner freno a estas embarcaciones ultrarrápidas, con varios motores de 350 cv de potencia, además de sistemas de navegación y comunicación altamente sofisticados y que "se esconden o encuentran abrigo en aguas internacionales, en Marruecos y también en Portugal".
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