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El paso de la DANA por la Costa del Sol ha dejado fenómenos adversos que han generado daños materiales, como el tornado que atravesó ayer miércoles el interior de la terraza acristalada de una gasolinera en La Cala de Mijas, que "chocó" y la "reventó" entera, según ha declarado la encargada, Inés Segura.
Un día después, el ambiente es de cierta “normalidad”, salvo el cambio horario adaptado al fin de la alerta roja por lluvias y un constante ir y venir de personas que se acercan al establecimiento a preguntar, que suelen frecuentar extranjeros que residen en la zona y trabajadores.
En la terraza reventada se encontraban dos clientes cuando fue alcanzada por el tornado, pasadas las 12:00 horas, que “venía del mar y se metió por los bloques” que hay debajo del establecimiento. “Chocó con la gasolinera, empezó a dar la vuelta y reventó la terraza entera”, ubicada en la parte trasera.
“Yo estaba hablando para ver qué hacíamos en el día y fue cuando empezamos a oír un ruido muy grande, empezó a temblar todo y ya vimos cómo todo volaba”, ha relatado Segura sobre el impacto del tornado, que acudió de inmediato a las puertas traseras para que pudieran resguardarse los clientes que estaban fuera en el interior de la gasolinera, en la que había “unas 12 personas” además de los trabajadores.
Fueron unos instantes en los que se apoderó la angustia, ya que “no se abrían las puertas – que son automáticas- y entre 2 personas pudieron abrir”. “Fue entrar, caer entera la terraza y pasar el tornado, han vuelto a nacer”, ha remarcado respecto a los clientes que se encontraban en el exterior.
“Cuando vino el tornado no me lo podía creer, porque se veía todo volar. Entramos todos en pánico pero se reaccionó muy bien, ayudamos a las personas que estaban afuera, que fue lo primero, y un poco de shock cuando terminas”, ha comentado en torno a la vivencia del tornado, que ha tildado como “única”.
El fenómeno meteorológico ha provocado daños materiales en la terraza, que “se la llevó entera”, compuesta por lunas, aunque no se han registrado personales. “Esto es una cristalera y todo voló. El hombre entró y cayeron el tejado y los cristales”, que quedaron “todos reventados en el suelo, horrible”.
Según ha explicado, la terraza estaba abierta, por lo que “el tornado entró dentro y la atravesó y fue lo que voló”, empezando a “reventar los cristales”. Además, ha indicado que “el quicio de arriba lo ha quitado y se ha llevado 6 placas solares”, que “volaron”.
Una vez pasado el fenómeno meteorológico, los clientes se fueron e “intentamos acordonar todo y limpiar los cristales, llamaron al equipo de camiones, se puso una cuba, se quitó todo y se cerró”, ha apuntado Segura, quien ha agradecido la rápida intervención de la empresa que intervino.
“He vivido la experiencia fatal porque es algo que no te esperas, te quedas en schok y dices que esto no puede ser verdad, esto lo he visto yo en la tele”, valoraba la encargada del establecimiento 24 horas después del suceso, que “ya se acabó”.
Aun así, ha apuntado que deja “un poco de trauma”, ya que “si escuchas un ruido fuerte te asustas, porque estás todavía con esa tensión de que se cae cualquier cosa, ya se irá quitando solo”.
Una de las empleadas que ayudó a abrir las puertas, y que ha preferido permanecer en el anonimato, ha indicado que “por instinto” acudió a socorrer a los clientes que se encontraban en la terraza. “Lo vi en ese momento y no me lo pensé, ayudé”, al encontrarse “bloqueadas segundos, todo pasó en cuestión de segundos”, ha apuntado.
“Me pilló en el baño y escuché caer fuertemente como cristales o la lluvia. Me asomé y vi a los dos hombres que no podían abrir las puertas, porque justamente estaba pasando el tornado, y fue el momento de intentar abrirlas porque veía que se les caía el techo encima”, ha destacado.
Un día después del suceso, la joven está “asimilando que no ha pasado nada a nadie, estamos todos bien, solo han pasado cosas materiales y no podemos hacer nada contra la catástrofe”.
Miguel Ángel Díaz es otro dependiente de la gasolinera que salió a avistar la llegada del tornado tras observar que “el tejado de los edificios de enfrente, las pérgolas, las placas solares o las antenas salieron volando”.
“Me eché las manos a la cabeza, salí y había un muchacho echando gasolina que se metió dentro y lo ayudamos”. Según ha reatado, “estábamos todos dentro y esa mañana dio la casualidad de que al estar todo cerrado, había mucho volumen de gente aquí, pese a haber alerta roja. El paso del tornado ocurrió en “un break en el que había poca gente y en total habría unas 15 personas”, ha agregado.
El joven ha comentado cómo antes “había visto el vídeo de mangas marinas en Marbella”. “Dije que con estos tiempos es normal que pase, pero no me imaginaba que iba a entrar hacia tierra”. El momento lo vivió “un poco nervioso, ahora lo pienso y me río”, ha añadido, destacando que “era una locura porque nunca había vivido una cosa así y ya luego intentamos limpiar todo”. Una experiencia única que espera “no repetir nunca más ni por la zona”, que duró “10 o 15 segundos”.
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