Siria, ¿qué viene ahora?
Hungría castiga con hasta cinco años de cárcel la entrada ilegal
crisis humanitaria en la ue | 160.000 personas han entrado en hungría por serbia este año
Budapest toma medidas ante la avalancha humana Centenares de refugiados se dirigen a pie a Austria y el Gobierno les pone autobuses
Hungría, que hace un cuarto de siglo fue escenario del comienzo del fin del Telón de Acero, aprobó ayer unas leyes que penalizan como delito cruzar su frontera para protegerse de los refugiados que siguen llegando a miles todos los días desde Oriente Próximo para alcanzar luego Europa Occidental.
Las nuevas medidas legales, aprobadas de urgencia en el Parlamento, definirán como "delito" cruzar la frontera a partir del 15 de septiembre.
Sólo por pisar territorio húngaro los refugiados sin permisos podrán ser condenados a tres años de cárcel, una pena que puede aumentar hasta cinco años si se daña la polémica alambrada o se entra armado a Hungría.
El Gobierno conservador nacionalista del controvertido primer ministro húngaro, Viktor Orbán, asegura que con estas leyes podrá "aliviar la presión migratoria" que sufre el país.
En lo que va de año, más de 160.000 personas, en su mayoría refugiados de zonas de conflictos como Siria y Afganistán, han entrado en Hungría a través de la frontera serbia, con la intención de seguir hacia Austria y Alemania.
"Si no defendemos nuestras fronteras, vendrán decenas de millones a Europa", advirtió ayer Orbán en una entrevista radiofónica. "Si permitimos que todo el mundo entre, será el fin de Europa. Nos podemos despertar una mañana y darnos cuenta de que estamos en minoría en nuestro propio continente", agregó.
Gábor Gyulai, del Comité Helsinki para los derechos humanos, alertó de que "miles de refugiados correrán el riesgo de ser devueltos a Serbia, que según la ONU no les ofrece protección".
Los cambios legales se produjeron al mismo tiempo que a pocos kilómetros del Parlamento húngaro cientos de refugiados, quizá más de mil, iniciaron una incierta marcha hacia la frontera con Austria, situada a unos 180 kilómetros.
No obstante, el Gobierno húngaro anunció anoche que ofrecerá a los cientos de refugiados que se encuentran en la estación de trenes Keleti de Budapest y otros tantos que marchan por la autopista M1 trasladarlos hasta la frontera con Austria.
El transporte se iba a realizar en unos cien autobuses que anoche iban a estar a disposición de los refugiados para que pdieran llegar a la localidad fronteriza de Hegyeshalom.
La dramática decisión de emprender el viaje a pie se produjo después de que las autoridades húngaras impidieran la salida de trenes con refugiados hacia el extranjero.
Una riada humana con familias enteras se echó a la carretera, con muchos refugiados portando fotografías de la canciller alemana, Angela Merkel, y haciendo el signo de la victoria.
Mientras, en Bicske, a 37 kilómetros de Budapest, unos 300 refugiados se escaparon de los policías que vigilaban un tren retenido desde ayer con medio millar de personas que había salido de la capital húngara hacia la frontera austríaca.
Allí, en los andenes de la estación, se produjeron ayer algunos enfrentamientos con la Policía porque los refugiados rechazaron ser llevados a un centro de acogida.
Al mismo tiempo, en el sur del país, se produjeron varios incidentes entre refugiados y las fuerzas del orden en el centro de acogida de Röszke, cerca de la frontera con Serbia.
Primero unos 300 inmigrantes lograron salir del precinto del centro, para ser luego devueltos allí por la Policía.
En otra protesta por las malas condiciones de vida y la extrema lentitud de los procedimientos de registro, la Policía hizo uso de gases lacrimógenos y se produjeron varios forcejeos, según se desprende de las imágenes de televisión.
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