Iraq elige un nuevo Gobierno en busca de seguridad y estabilidad
Al menos 17 personas pierden la vida en varios atentados cerca de colegios electorales
Los ciudadanos iraquíes depositaron ayer sus votos en unas elecciones legislativas en las que buscaban elegir un nuevo Gobierno que les garantice estabilidad y seguridad en un país perturbado por las discordias sectarias y el terrorismo.
Como pudo constatar Efe, la tendencia política parecía ser lo que menos importaba a los ciudadanos que se acercaron ayer a los colegios electorales a depositar su voto, más preocupados por elegir un Ejecutivo que les ofrezca estabilidad ante la situación de inseguridad que vive actualmente el país.
El estudiante Karrar al Yasem, 22 años, que votó en el barrio de Al Zubat, señaló que espera que estas elecciones "abran una nueva página con (el primer ministro iraquí saliente Nuri) al Maliki, pero gestionada con más estabilidad".
En Bagdad, los votantes se desplazaron andando, y a veces en sillas de ruedas, a los centros de votación, después de que el Ejército iraquí impidiera la circulación de vehículos en la ciudad desde la noche del martes hasta el cierre de las urnas por razones de seguridad.
Pese a esas medidas severas, al menos 17 personas murieron por la explosión de varios artefactos cerca de algunos colegios electorales, que también fueron atacados con proyectiles, según informaron fuentes de seguridad.
"Esperamos lo mejor de estas elecciones. Y aunque continúe el Gobierno actual queremos que cambie su método", dijo el comerciante Arkan Jalifa, de 41 años, tras depositar su voto.
Al acudir a las urnas, Al Maliki dio ayer por ganadora a su coalición, la chií Estado de Derecho, e instó a "superar el principio de las cuotas (confesionales) y establecer un Gobierno basado en la mayoría parlamentaria".
El Ejecutivo iraquí saliente estaba integrado por ministros, entre otros, de las dos coaliciones rivales, Estado de Derecho y la laica Al Iraquiya, dirigida por el ex primer ministro Ayad Alaui.
Sin embargo, hace más de un año estalló una crisis política entre los dos grupos, lo que empujó a Al Iraquiya a retirar a sus titulares de las reuniones gubernamentales y endurecer su oposición parlamentaria al primer ministro, lo que llevó al país a una grave división política y sectaria.
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