La Presidencia egipcia declara el estado de emergencia en el país
La medida estará en vigor durante un mes. El Gobierno confirma más de 200 muertos y 2.000 heridos en los disturbios en varias ciudades. El Baradei dimite de la Vicepresidencia del país.
El Gobierno egipcio decretó el estado de emergencia y el toque de queda, en un intento de impedir que el caos se extienda por el país, escenario de violentos disturbios que han dejado al menos un centenar y medio de muertos. La violencia comenzó después de que la policía lanzara a primera hora de la mañana una operación para desmantelar las acampadas de protesta de los seguidores del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi en las plazas de Rabea al Adauiya y de Al Nahda, en El Cairo.
Poco después, los Hermanos Musulmanes, grupo en el que militó Mursi hasta que accedió a la Presidencia, instaron a sus simpatizantes a que salieran a protestar, en repulsa por la actuación policial, lo que convirtió las calles de varias ciudades en campos de batalla. En El Cairo, hubo marchas de partidarios de la Hermandad en varias áreas, como el distrito de Ciudad Naser, donde se ubica Rabea al Adauiya, y en la plaza de Mustafa Mahmud, en el barrio de Mohandesín, donde los islamistas se enfrentaron a la policía. Pero los disturbios no solo se han limitado a la capital, sino que también se han producido en otras localidades de Egipto, tanto de norte a sur como de este a oeste.
Según las autoridades, un total de 21 comisarías y puestos policiales, además de sedes de las gobernaciones provinciales, han sido asaltadas por manifestantes durante este día; e incluso la Biblioteca de Alejandría (norte) ha sido blanco de un ataque armado. En el sur, al menos 7 iglesias han sido atacadas, muchas de ellas incendiadas. Las autoridades y la Hermandad se han acusado mutuamente de estar detrás de las agresiones a templos cristianos. Al menos 235 personas han muerto, entre ellas 47 policías, y unas 2.000 han resultado heridas durante los disturbios en distintos puntos del país, según las últimas cifras del Gobierno.
Ante este panorama, la Presidencia, con el visto bueno del Consejo de Ministros, decretó el estado de emergencia durante un mes por el "peligro" que se cierne sobre "la seguridad y el orden en los territorios del país". El estado de emergencia estuvo en vigor en Egipto con la excusa de la lucha contra el terrorismo desde 1981 hasta mayo de 2012, cuando decidió no renovarlo la junta militar que gobernó el país desde el derrocamiento de Hosni Mubarak (1981-2011) hasta la ascensión de Mursi al poder en junio del año pasado. El Gobierno también ha resuelto imponer el toque de queda por tiempo indefinido desde las 19:00 a las 06:00 hora local en 14 de las 27 provincias, entre ellas El Cairo y Giza. Aun así, el Ejecutivo decidió retrasar este miércoles el inicio del toque de queda por dos horas -a las 21:00 hora local- para dar la oportunidad a la población de que regrese a sus hogares.
El primer ministro Hazem el Beblaui aseguró que la decisión de decretar el estado de emergencia fue "muy difícil" de tomar, pero obligatoria ante la escalada de la violencia. "El Estado tiene que hacerse respetar y debe impedir que los derechos de los ciudadanos sean agredidos por otros", agregó el jefe de Gobierno. Mientras, las fuerzas del orden consiguieron tomar el control de la plaza de Rabea al Adauiya, después de que lo hicieran por la mañana con la plaza de Al Nahda. Con la ayuda de excavadoras y vehículos blindados, la policía irrumpió en Rabea al Adauiya, donde destruyó las tiendas de campaña y el escenario montado en la plaza, además de detener a manifestantes en la zona.
Existen informaciones confusas sobre la supuesta detención de ocho dirigentes de los Hermanos Musulmanes, como el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia, brazo político de la cofradía, Esam al Arian; el clérigo Safuat el Hegazy y el cabecilla de la Hermandad Mohamed el Beltagui. Mientras que fuentes de seguridad afirmaron que los habían arrestado en Rabea al Adauiya; Al Arian lo desmintió en su página de Facebook, aunque las fuentes no descartaron que alguien se haya metido en la cuenta del islamista.
Los graves incidentes ya han tenido consecuencias políticas, con la dimisión del vicepresidente de Relaciones Internacionales, Mohamed el Baradei. En una carta dirigida al presidente interino, Adli Mansur, El Baradei justificó su renuncia por no sentirse capaz de asumir la responsabilidad de decisiones con las que no está de acuerdo y de las que teme sus consecuencias.
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