Rohani se aplicará en sacar a Irán de la ruina y solventar el problema nuclear
El nuevo presidente, que juró ayer su cargo, tiende la mano a Occidente pero le advierte que no conseguirá nada con amenazas
"Espero que Dios me abra a mí y al pueblo las puertas en esta difícil misión". Sí, no lo tendrá nada fácil el clérigo moderado Hasan Rohani como presidente de Irán. Ayer juró el cargo en una ceremonia en la que sobresalió su actitud conciliadora con Occidente, comunidad a la que sin embargo lanzó el mensaje de que "no conseguirá nada con amenazas".
Pero el problema de mayor enjundia lo tiene Rohani de fronteras para adentro. Muchos de sus compatriotas han esperado con ansia durante ocho años el relevo de Mahmud Ahmadineyad, que deja un legado más que reprobable: un país aislado instalado en la ruina económica. Sacar a Irán de esa situación es, pues, la prioridad de Rohani, el jeque de la esperanza, que en seguida se afanó en transmitir que se apartará de las trazas con las que su antecesor ha estado gestionando el país.
En su toma de posesión, Rohani avanzó que se aplicará en conseguir para los ciudadanos "una vida estable en dignidad y libertad" y comunicó a Occidente que establecerá líneas de "cooperación constructiva". Tiene un objetivo: "mostrar al mundo el verdadero rostro de Irán".
Con su aterrizaje en el poder a los 64 años, Rohani llamó a colaborar en el futuro a todos los iraníes, más allá de sus diferencias políticas. Pero no debe olvidar algo primordial: en la Constitución de su país, la última palabra no la tiene el presidente, cargo al que llega, sino el máximo líder, el ayatolá Ali Jamenei. Y están los muy poderosos Guardianes de la Revolución. Por lo demás, el ala ultraconservadora no ha digerido la derrota electoral y está agazapado a la espera del primer desliz del neófito.
La profunda crisis económica que padece Irán y el aislamiento internacional al que está sometido están, por lo demás, estrechamente vinculados al problema nuclear. Esa posición marginal en la que está instalado el país se mantendrá hasta que país demuestre, mediante la colaboración internacional, que no está tratando de conseguir una bomba atómica.
Las sanciones internacionales y sobre todo el embargo petrolero son las causas de que la economía esté paralizada. La moneda nacional vale la mitad que antes. Rohani lo sabe. "Hay muchas cosas que dependen de negociaciones racionales en el conflicto atómico". El nuevo presidente cuenta con mucha experiencia al respecto, pues hace diez años él fue el negociador jefe con Occidente en el tema nuclear y durante su mandato hubo tensiones pero nunca un enfrentamiento como el actual, ni sanciones tan duras.
Ahora, Mohamed Javad Zarif podría jugar un papel clave si se convierte, como se especula, en ministro de Relaciones Exteriores. Politólogo y jurista graduado en Estados Unidos, fue embajador ante la ONU en Nueva York. Se espera que pueda poner en marcha las negociaciones nucleares y quizás también que consiga otro hito: reanudar las relaciones con Estados Unidos tras más de 30 años. "De sus tiempos en Nueva York seguro que tiene los contactos adecuados", comenta un diplomático extranjero en Teherán.
En cambio, en lo que respecta al conflicto de Oriente Próximo, no habrá modificaciones sustanciales con Rohani, "porque en lo que respecta a Israel hay acuerdo ideológico en todo el establishment", señala el profesor universitario Mohamed Yawad Randshkesh. El no reconocimiento de Israel y la enemistad hacia el Estado judío forman parte de la doctrina intangible del régimen iraní. Y lo mismo vale para el conflicto de Siria. A lo sumo, Rohani cambiará la retórica y ser más cauto que su antecesor Ahmadineyad, que generó indignación internacional al decir que Israel debería ser borrado del mapa y asegurar que el Holocausto era una mentira.
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