El parqué
Álvaro Romero
Tono ligeramente alcista
Albert Recasens | Musicólogo y director
CARLOS PATIÑO.
Música vocal en castellano
Carlos Patiño (1600-1675): Pensamiento, no presumas, a 4, tono al Santísimo Sacramento / No puede Amor, a 4, tono al Santísimo Sacramento / Matizada flor del campo, a 4, cuatro a Nuestra Señora / Cantar las gracias de Flora, a 4, tono humano / A vencer blancas auroras, a 4, tono humano / En la más prolija noche, a 4, tono para Navidad / Hermosa zagala, a 4, [tono] humano / Labradora de Loeches, a 4, tono humano / Altos álamos sombríos, a 4, tono humano / No duermas, no, a 3, tono humano / Si tus rayos me siguen, a 4, villancico al Santísimo Sacramento / ¡A bailar, zagalejas!, a 4, tono humano
Lucas Ruiz de Ribayaz (1626-d-1677): Españoletas / Pavana
Andrea Falconieri (1585/86-1656): La Borga, echa para el Señor Don Marquien de Borga
La Grande Chapelle
Jone Martínez, Aurora Peña y Lorena García, sopranos; Gabriel Díaz, contratenor; Gerardo López Gámez, tenor.
María Alejandra Saturno, viola da gamba; Sara Águeda, arpa de dos órdenes; Manuel Minguillón, tiorba y guitarra; Jorge López-Escribano, órgano
Director: Albert Recasens
Lauda
Carlos Patiño (1600-1675) nació en Santa María del Campo Rus, un pueblo de la Mancha Baja, al sur de Cuenca, pero se formó musicalmente como niño cantor en la catedral de Sevilla en el tiempo en que el ursaonense Alonso Lobo era su maestro de capilla. Trabajó luego en la seo hispalense como maestro de polifonía, pero acabó en la corte, primero como maestro de capilla del monasterio de la Encarnación de Madrid y finalmente como Maestro de la Real Capilla, puesto al que ascendió en 1634 en sustitución del capitán Mateo Romero, quien al parecer no lo tenía en gran aprecio.
Patiño es uno de esos compositores que se beneficia en los últimos años del empeño conjunto de musicólogos y conjuntos españoles por restaurar el prestigio de la música antigua española con resultados más que notables. Ambas figuras se reúnen en Albert Recasens (Cambrils, Tarragona, 1967), quien como director de La Grande Chapelle ya dedicó un álbum a Patiño en 2021, que recogía parte de su música latina policoral. Ahora el conjunto lanza un nuevo álbum en el sello Lauda que se acerca a la música en castellano, tanto paralitúrgica (tonos divinos y villancicos) como profana (tonos humanos).
“Se trata de un repertorio mucho menos conocido, puesto que asociamos a Patiño con las solemnes obras litúrgicas destinadas al culto de la Real Capilla de Felipe IV –comenta el musicólogo y director tarraconense–. La totalidad de las obras investigadas y llevadas al disco están escritas en lengua romance y tienen un carácter camerístico, puesto que están compuestas para un máximo de cuatro voces y una reducida participación instrumental (vihuela de arco, arpa, tiorba o guitarra y órgano)”.
Como no existe un catálogo sistemático del compositor y el incendio del Alcázar Real en 1734 destruyó toda la colección de música de la Real Capilla conservada en él, el rescate de este repertorio se ha hecho “rastreando archivos y bibliotecas diversas. A causa del incendio del Alcázar, la producción sacra conservada corresponde a copias enviadas a archivos eclesiásticos como los del monasterio de El Escorial o las catedrales de Segovia, Salamanca, Burgos, Valladolid, Zaragoza, Canet de Mar y Jaca, entre otras. Para este disco hemos sacado obras de las catedrales de Segovia y Salamanca, el Monasterio de El Escorial, la Biblioteca de Catalunya y The Hispanic Society of America de Nueva York, aunque la mayoría proceden de distintas fuentes conservadas en la Biblioteca Nacional”. Además la música de Patiño se ha contextualizado con un par de piezas instrumentales de Lucas Ruiz de Rubayaz y otra de Andrea Falconieri.
Recasens continúa: “Este repertorio fue concebido para contextos muy distintos. En primer lugar, los llamados tonos humanos eran destinados a las fiestas de la familia real. Están incluso identificadas las dedicatarias de algunas de estas obras: la reina Isabel de Borbón, la reina Mariana o la infanta María Teresa. Los textos, además, pertenecen a famosos poetas de la época como Francisco de Borja y Aragón o Antonio Hurtado de Mendoza. Y, por otra parte, las obras religiosas en castellano bajo la forma del villancico, que se ejecutaban en las procesiones o en los actos de devoción eucarística de la Capilla Real”.
En su interpretación, Albert Recasens ha mostrado una “preocupación constante por destacar la retórica musical y los contrastes barrocos, pero también buscamos la variedad y la diferenciación según los ámbitos, sacro o profano, de las obras. Ahí, he tenido la fortuna de poder contar con algunas de las mejores voces de nuestro país: Jone Martínez, Aurora Peña, Lorena García, Gabriel Díaz y Gerardo López Gámez, todos muy experimentados en el estilo dramático. Y también con la sabiduría de grandes acompañantes instrumentales como María Alejandra Saturno [violagambista], Sara Águeda [arpista], Manuel Minguillón [intérprete de instrumentos de cuerda pulsada] y Jorge López-Escribano [teclista]”.
Para Recasens, después de su trabajo de investigación e interpretación, “Patiño se me ha manifestado como un compositor más relevante de lo que pensábamos hasta ahora. Conocíamos bien su magnífico oficio de polifonista y su estilo policoral, la imagen sonora de la dinastía de la Casa de Austria. Pero en cuanto a la música vocal en pequeño formato solemos asociar la modernidad a Juan Hidalgo, el compositor de la cámara del rey y gran compositor dramático. Sin embargo, algunas de las obras del disco demuestran, a mi juicio, que Patiño, un compositor formado en la tradición de las catedrales hispanas (¡nacido en 1600!), supo asimilar rápidamente el lenguaje más moderno y sublimarlo en los tonos y villancicos. En esos géneros hispanos expresa de forma extraordinaria la fuerza y los sentimientos de la poesía barroca”.
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