Aproximación a la bipolaridad

La tercera novela de Eugenides en casi 20 años dibuja un triángulo amoroso y brilla por su retrato magistral de la enfermedad mental.

Aproximación a la bipolaridad
Fernando Pérez Ávila

04 de agosto 2013 - 05:00

La trama nupcial. Jeffrey Eugenides. Traducción de Jesús Zulaika. Anagrama. Barcelona, 2013. 544 páginas. 23,90 euros.

La trama nupcial es la tercera novela que escribe Jeffrey Eugenides en 18 años. Sus tres libros han llegado a las librerías con una diferencia de nueve años exactos entre ellos. El éxito que obtuvo Las vírgenes suicidas a mediados de los años noventa le llevó a dejar EEUU para instalarse en Berlín, donde la gente no le conocía tanto. Allí parió Middlesex, un novelón protagonizado por un hermafrodita en el que se acercaba al anhelo de todo escritor americano que se precie: la obra total, la gran novela americana.

En ella, mientras jugaba con el género de su protagonista, contaba la historia de una familia griega que huía de Turquía en los años veinte del siglo pasado para instalarse en Detroit, que en su día fue una de las ciudades más importantes de EEUU de la mano de la industria del automóvil pero en la que hoy se suceden barrios abandonados y sin suministro. Tenía mucho de autobiográfica aquella historia, pues allá en la Detroit emergente nació, hace 52 años, Eugenides, en el seno de una familia de inmigrantes griegos.

Nueve años después de encumbrarse totalmente con Middlesex, que ganó el Pulitzer en 2002, Eugenides ha vuelto a cambiar de registro con una nueva obra que vio la luz en EEUU en 2011 pero que hasta la primavera de 2013 no ha sido editada en español gracias a la editorial Anagrama, que ha publicado sus tres novelas.

La trama nupcial es un triángulo amoroso compuesto por Madeleine, una joven estudiante de literatura que aspira a especializarse en la novela victoriana inglesa; Leonard, un joven biólogo aquejado de trastorno bipolar; y Mitchel, estudiante de teología e hijo de inmigrantes griegos, en el que posiblemente se condense el 37% de autobiográfico que Eugenides admitió en una reciente entrevista que contenía el libro. Corre el año 1982 y los chicos estudian en la Universidad de Brown, están a punto de graduarse y se preparan para el año próximo.

Este es el punto de partida de una obra que no deja de ser un tratado sobre el amor, la literatura, la semiótica, la religión y la enfermedad mental. La trama nupcial, así llamada, es el tema de la tesis de Madeleine. Esta idea viene a decir que el siglo XX acabó con la novela decimonónica. Llegó el divorcio, y si Emma Bovary se hubiera divorciado, ¿qué sentido tendría la novela de Flaubert? Eugenides, en un alarde de astucia y técnica narrativa, pretende volver a la novela clásica desde la modernidad.

Pero, más allá del estudio filológico puro y duro, la novela sobresale en los tramos en los que retrata al personaje de Leonard y su relación con la chica, Madeleine. Leonard es bipolar, aunque por entonces a los enfermos que padecían este mal se les seguía conociendo por la desagradable denominación de maníaco-depresivos. Las fases de Leonard, los picos de manía y las etapas de depresión, la automedicación, las juergas de la fase de euforia, su inclinación al suicidio en los momentos más bajos, su atormentado mundo interior, sus pensamientos en la época que permanece internado... Todo esto está magistralmente relatado.

Respondiendo a una pregunta frecuente que los periodistas le han hecho durante las presentaciones del libro, el autor asegura que no conoce a ningún bipolar ni tiene a nadie en su entorno que padezca esta enfermedad. Hay quien ha visto en Leonard una similitud con David Foster Wallace, el escritor más brillante de ese grupo de autores americanos que irrumpió con fuerza a finales del siglo pasado y a los que se conoce como Generación quemada. Wallace se ahorcó en su casa de California el 12 de septiembre de 2008, después de numerosos intentos de suicidio.

Eugenides lo niega. Simplemente dice que investigó sobre el trastorno bipolar por internet y se imaginó cómo sería vivir con una persona que tuviera esta enfermedad. Y dio rienda suelta a su imaginación. Que quien quiso ver en su personaje algún eco de David Foster Wallace lo hizo porque el suicidio de éste aún estaba muy próximo en el tiempo y la relación era inevitable.

Sea como fuere, su indagación de la bipolaridad deja pasajes brillantes y es posiblemente una de las aproximaciones más certeras a este trastorno en la historia de la literatura. Frente a Leonard está Madeleine, la que convive con el bipolar, la que lo sufre, la que lo apoya, la que lo ama, la que lo mantiene con vida. El tercer vértice del triángulo es Mitchel Grammaticus, enamorado hasta la médula de Madeleine que decide iniciar un viaje de juventud por Europa y Asia tras licenciarse. Su historia es quizás la más autobiográfica pero también la que menos interesante puede resultar. Aún así, contiene momentos muy destacados como la descripción de un sanatorio de la congregación de la Madre Teresa de Calculta.

Eugenides dice que ahora anda preparando unos relatos que nada tienen que ver con sus tres novelas y que lo alejan de los estándares más clásicos o convencionales de una obra como La trama nupcial. Sus seguidores anhelarían que escribiera sobre Detroit, sobre su deterioro, sobre su abandono. Pero, claro, si tienen que pasar nueve años para su nuevo libro, lo mismo Detroit, para entonces, ya es historia.

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