Miseria cantada para la Navidad

¿Se acuerdan de cuando había un cine navideño? Sí, todavía existe ese concepto demasiado acaparado por filmes infantiles de todo pelaje, desde el más noble al más sacaperras, pero hubo una época donde esto se refería a estrenos de filmes "más grandes que la vida", lujosos y para toda la familia. Películas que se convertían en acontecimientos sociales. Parece que el británico Tom Hopper está dispuesto a llenar ese hueco. Hace dos años estrenó en estas entrañables fechas El discurso del rey, esfuerzo que fue recompensado con el Oscar de ese año. Era un filme familiar encubierto que funcionó muy bien en taquilla. Ahora estrena en pleno día de Navidad, en una vuelta de tuerca más de una exhibición un tanto desesperada, su versión de Los miserables. Pero cuidado, no se trata de una adaptación más de la novela de Víctor Hugo, sino del musical que se ha convertido en uno de los más exitosos en la historia teatral. Bien mirado, en consonancia con las primeras reflexiones de estas líneas, el musical era un género mimado en las navidades antiguas. Ya que no hay paga extra, al menos que nos quede esto.

El fenómeno teatral de Los miserables lleva 27 años paseándose por todos los escenarios del mundo y a pesar del filme no parece que vaya a remitir. Estrenado en 1985, se ha montado en 42 países y en 21 idiomas, siendo vista por unos 60 millones de personas. En España, se ha representado dos veces, a primeros de los 90 y hace un par de años en una versión protagonizada por el sobrehumano Gerónimo Rauch, que ha tenido el honor de pasar al montaje londinense que puede ver en estas fechas. Aunque parezca raro, Cameron Mackintosh, el visionario productor que puso en pie la obra después de comprar los derechos de un musical francés que no funcionó en su momento, quiso hacer el filme desde el principio. En una fecha tan temprana como 1988, cuando el musical estaba empezando a demostrar su potencial, se habló de que Alan Parker lo rodaría. Después, a primeros de los 90, se habló de Bruce Beresford. Luego, la historia hibernó hasta que en 2010, con motivo de las bodas de plata de la función, se reactivó, esta vez definitivamente.

Además de Hopper, se fichó a un reparto auténticamente estelar. Russell Crowe es el obsesivo policía Javert, Hugh Jackman el desventurado Valjean, Anne Hathaway tiene el breve pero crucial papel de Fantine -y de paso, uno de los temas emblemáticos de la obra, I Dreamed a Dream-, Amanda Seyfred es Cosette, Sacha Baron Cohen es el picarón tabernero y Helena Bonham-Carter su ambiciosa mujer. La incógnita es ver si estos intérpretes van a estar a la altura de las exigencias vocales que precisa el musical. Usaron el novedoso método de cantar en directo mientras rodaban, acompañados por un piano. La orquesta se añadió en posproducción, pero sus voces no, con lo que los problemas de veracidad que dan los playbacks o los doblajes posteriores se han evitado en la medida de lo posible. Los que conozcan el musical original notarán una canción nueva, Suddenly, añadida al filme seguramente para poder optar al Oscar de Mejor Canción Original.

La historia del fresco que levantó la pluma de Víctor Hugo sobre la naciente sociedad industrial es conocida. Jean Valjean es un preso condenado a trabajos forzados por el delito de robar pan que se escapa con la ayuda de un compasivo obispo aprovechando un permiso. Pero el inspector Javert, un policía celoso de su deber, hace su obsesión personal encontrarle, en una persecución que dura años. Es la trama central de una trama con más variantes imposible de destacar aquí. Ahora, a ver cómo le va a Hopper con sus amigos los Oscar, aunque los primeros signos son positivos, como las candidaturas a los Globos de Oro y a los primeros premios de la crítica del año.