"Los que dictan lo que es bueno no saben lo complicado que es escribir algo sencillo"

Juan Gómez-Jurado. Escritor

El autor cierra con 'Rey Blanco' la exitosa trilogía que completan 'Reina Roja' y 'Loba Negra'.

Propone una narración vertiginosa: "Casi le rompo el cuello al lector, del ritmo al que lo llevo"

El novelista Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977). / JEOSM
Salvador Gutiérrez Solís

02 de diciembre 2020 - 06:11

Con más de un millón de ejemplares vendidos y publicado en más de cuarenta países, el escritor y periodista Juan Gómez-Jurado encaja perfectamente dentro de la definición "fenómeno literario". Asiduo de las redes sociales, a las que reconoce como un elemento esencial en la relación con sus lectores, en su nueva novela, Rey Blanco (Ediciones B), recupera a sus personajes fetiches, Antonia Scott y Jon Gutiérrez, al frente de una trama tan frenética como visual.

–Leyendo Rey Blanco el lector tiene la sensación de que ya son conocidos los personajes, que ya no son necesarias más presentaciones, porque pasa inmediatamente a la acción, convirtiéndose, probablemente, en la entrega más frenética de la trilogía.

–Dentro de la saga de Antonia Scott y Jon Gutiérrez, los libros son muy distintos, no se parecen, y de hecho ni siquiera respeto que los personajes sean inmutables y no cambien, como sucede, por ejemplo, en Los Simpson, que estalla una central nuclear y al siguiente episodio están otra vez frente a la televisión. Eso a mí no me gusta, aunque me encanten los Simpson. Yo quería unos personajes en constante evolución, que se van enfrentando a retos diferentes y con ritmos distintos. Igual que Reina Roja no se parece nada a Loba Negra y ninguna de las dos se parece a Rey Blanco, porque se trata de historias diferentes, con evoluciones diferentes. Y esta vez había que contar así la historia, rompiéndole el cuello al lector, por la velocidad a la que lo llevo. Por eso les pido que la lean dos veces, me he esforzado mucho, mucho, para que contuviera la mayor cantidad de literatura dentro.

–Antonia Scott y Jon Gutiérrez se complementan, pero además pueden entenderse como símbolos o prototipos de nosotros mismos. Podemos tener un don, pero a la vez ser terriblemente imperfectos.

–Es como la vieja maldición griega, desde la literatura clásica, desde Sófocles o Esquilo, cualquier bendición de los dioses llevaba aparejada, irremediablemente, una maldición. Es así desde hace miles de años y Antonia Scott no es una excepción. La inspiración de Antonia y Jon parte ineludiblemente de Don Quijote y Sancho Panza. Ella es ese ser idealista, no duda en enfrentarse a los molinos de viento, porque cree en un mundo mejor y Jon, en cambio, es ese pragmático que lleva escondido un soñador dentro. Son personajes con un montón de capas, que he tratado de explicar con mucha sutileza, y que puede pasar desapercibida, porque es un thriller y vamos a toda velocidad, pero todas y cada una de las palabras están muy escogidas.

"De Dickens decían que escribía para cocheros y criadas. Y hoy sus críticos están muertos, pero a él seguimos leyéndolo"

–Debe de costar mucho despedirse de unos personajes tan potentes. ¿Es un adiós o sólo un hasta luego?

–Pues es una pregunta que yo mismo me formulo cada día. Hay algo que sucede con esto, y es que los personajes no son sólo míos. Estamos en la 55 edición de Reina Roja, Rey Blanco lleva ya 4 en tres semanas, teniendo en cuenta que la primera fue de 150.000 ejemplares, es un fenómeno absolutamente desmedido. Ya sumo 1.300.000 lectores de mis libros, no hay palabras para describir esto. Todo lo que me está sucediendo es muy bonito, pero al mismo tiempo es una gran responsabilidad, y a veces me siento como el padre de Peter Parker. O sea, está en manos de los lectores, pero la realidad es que yo tengo más historias de Antonia Scott y Jon Gutiérrez.

Juan Gómez-Jurado. / JEOSM

–En la trilogía, y por tanto en Rey Blanco, se combina la acción y la intriga al más puro estilo hollywoodiense, pero al mismo tiempo con el realismo más cercano, de los bocadillos de calamares y las visitas al súper. ¿Es el thriller un género adecuado para abordar la realidad social?

–Yo soy lo que soy. No soy Martín Santos ni Vila-Matas ni Eduardo Mendoza, y cada uno de ellos han hecho radiografías sociales asombrosas, y cada uno desde un sitio diferente. Y yo soy Juan Gómez-Jurado, un señor de Moratalaz, al que le gustan los cómics, y las pelis de acción y de intriga, y que mira por la ventana y ve, probablemente, las mismas cosas que vieron los autores que he citado. En mi libro cito a Chéjov y a Baby Yoda, y es que eso es lo que soy, porque en mi cabeza conviven al mismo tiempo. Hay una especie de sentimiento reaccionario, de poner barreras, de delimitar lo bueno y lo malo, lo bien y mal escrito, que a mí me hace descojonarme, porque no tienen ni idea de lo complicado que es escribir algo sencillo, algo que se desarrolla a toda velocidad. Tengo una gran admiración por el que considero el gran best seller de este tiempo, que es El pollo Pepe, creo que va por 11 millones de ejemplares vendidos y tiene 47 palabras. Yo no soy capaz de escribir El pollo Pepe, y no hay sarcasmo, y tampoco soy capaz de escribir Hamlet ni la Divina Comedia ni ninguna novela de Mendoza. Soy capaz de lo que yo hago. Pero es, que tal vez, el autor del Pollo Pepe no sea capaz de escribir Rey Blanco. Por suerte, hemos dinamitado desde hace mucho tiempo esas barreras a nivel social y en todos los ámbitos, y quienes se aferran a ellas lo hacen desde la inseguridad. Todavía hay gente que se ofende porque existe el género. El otro día hablaba de Dickens, que en su momento lo calificaron de escribir libros para criadas y cocheros, y hoy esos críticos que dijeron aquello están muertos y seguimos leyendo Historia de dos ciudades.

"En mi libro cito a Chéjov y a Baby Yoda. Eso es lo que soy. En mi cabeza conviven los dos sin problemas"

–Provoca extrañeza su relación con el cine, cuesta entender que no haya series y películas sobre sus obras. ¿Es que no ha llegado la propuesta adecuada?

–Llevo 15 años en esto, y los derechos de mi primera novela se vendieron antes de que se publicara. Con esto quiero decir que desde el primer momento han estado las ofertas encima de la mesa y lo hemos intentando una y otra vez y siempre ha sido un fracaso. Yo lo achaco, en primer lugar, a la mala suerte, y segundo a esa manía que tengo de hacer cosas muy espectaculares, con muchas cosas que explotan. Hasta ahora no lo he conseguido, pero tengo claro que lo voy a seguir intentando, porque la verdad es que tengo muchas ganas.

–¿Cómo lleva representar ese concepto que de vez en cuando surge y que es el de "fenómeno literario"? ¿Le afecta la presión, es agotador?

–Agotador es bajar a la mina o enfrentarse a una UCI, y mucho más en este tiempo, yo soy un privilegiado. Tengo la inmensa suerte de vivir de lo que más me gusta, que es contarles historias a la gente. Y, por encima de todo, crear historias que acerquen a la gente a la lectura. El 90% de mi trabajo está dedicado a eso, a acercar la gente a los libros. Me flipan las historias bien contadas, ya sean en cine o en un libro, y por eso me vuelco en mi trabajo, o haciendo podcasts. Agotador nada, tengo el privilegio de transmitir mi mayor pasión. Miedo, todo, queja ninguna.

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