Acarreando identidades

arte

MP & MP Rosado presentan en Viñas su último proyecto, una reflexión sobre el individuo y su posición dinámica y a menudo conflictiva con la sociedad que le rodea

Una de las piezas de la exposición que puede verse en la Galería Viñas.
Juan Francisco Rueda

23 de octubre 2011 - 05:00

La conformación de la identidad es un proceso dinámico, nunca cerrado y siempre en diálogo con lo que nos rodea. Somos lo que nos define en función de nuestras circunstancias y relaciones, y, seguramente, no seremos iguales corrido el tiempo, vividas nuevas experiencias y enfrentados a los muchos otros que ayudarán a definir nuestra cambiante identidad. También somos uno y muchos, a veces incluso somos lo que parecemos. Los hermanos Rosado Garcés, Miguel Pablo y Manuel Pedro, han hecho de la reflexión en torno a la identidad el tema medular de su ya larga trayectoria, aportando el trascendental matiz de su condición gemelar que les permite abordar aspectos como el de la diferencia, la duplicidad o la dualidad. Sin ir más lejos, sus obras son producto de un proceso compartido que cuenta con la particularidad, a diferencia de otras duplas artísticas, de que, como gemelos, cada uno de ellos se enfrenta a un otro que resulta ser un familiar yo; y no sólo cabe referirse a la apariencia sino a las vivencias comunes.

En esta primera exposición en Alfredo Viñas, los MP&MP presentan un proyecto que, a través de dieciocho óleos sobre papel y de tres conjuntos de esculturas (distintas partes de la anatomía) sobre mesas, condensa muchas de las características y pautas que les son propias y que han ido configurando en sus distintos trabajos. A saber: el uso de la terracota, la auto-representación escultórica, el diálogo entre fotografía y pintura o el empleo de fragmentos, ya sea a modo de palimpsesto, gabinete o mera acumulación que permite desentrañar historias latentes, enigmáticos nexos entre éstos o, como en esta Contengo multitudes…, relatos en potencia que han de ser desarrollados por el espectador, que será, a la postre, quien venga a dotar de sentido todas esas imágenes y fragmentos que se relacionan entre sí.

En el vocabulario de los arquitectos e historiadores del arte, los elementos o materiales, generalmente de construcción, que se extraen de una obra para incorporarlos a otra más reciente reciben el nombre de materiales de acarreo. Los MP&MP Rosado han hecho del acarreo su modus operandi, y no sólo en la exposición que nos ocupa, ya que a lo largo de su trayectoria parecen encabalgarse sus exposiciones; o recuperar formas, piezas y conceptos, de modo que cada uno de sus nuevos proyectos se desarrolla, en parte, a partir de algunos aspectos de los precedentes, pasando a estar, en muchos casos, estrictamente conectados. Tal vez, los Rosado lleven haciendo una única obra desde hace mucho a través de distintas entregas, proyectos y muestras.

En esta ocasión, los artistas han acarreado algunos de los elementos que sirvieron para una exploración del cuerpo y el arte público en la pasada edición de Scarpia, en la localidad cordobesa de El Carpio. De hecho, muchas de las imágenes pictóricas son la traslación de las fotografías que servían para documentar las intervenciones con las esculturas que ahora vemos en el espacio expositivo sobre mesas de taller.

Pero también acarrean fragmentos (las esculturas corporales) los personajes que aparecen en las pinturas. Éstos portan esas anatomías ajenas como una suerte de segunda piel, ya que adquieren la misma posición en sus cuerpos (rostros sobre rostros, brazos sobre brazos), y esos mismos fragmentos, como una suerte de resultado o residuo, son los que ocupan las mesas de taller. Las imágenes pictóricas de los MP&MP, basadas en las fotografías del taller impartido en Córdoba (llegan incluso a imitar el tradicional pass-partout de las fotografías), evidencian aquel proceso de trabajo.

Ahora no se trata ya de no ocultar el proceso, sino convertir a éste en el centro y el motor de la creación. Ciertamente asistimos a un doble proceso: el que recogen las pinturas, en las que se aprecia la experimentación con las esculturas, y otro proceso aún más capital que el propio proceso creativo y que reside en el espectador: el de interpretar y dar sentido a esas imágenes pictóricas y fragmentos escultóricos que dialogan entre sí.

Las esculturas de distintas partes del cuerpo (brazos, piernas y cabezas fundamentalmente), despiertan obligatoriamente el recuerdo de la obra de Robert Gober, para quien la anatomía fragmentada era una vía para escenificar la vulnerabilidad del ser humano. Sin embargo, en el proceso creativo de los MP&MP, esta fragmentación parece buscar dos fines. Por una parte, un método para originar un proceso de generación de sentido o vislumbramiento de relaciones entre las imágenes, de modo que trace un posible relato en el que el narrador es el espectador; y, por otro, a diferencia de Gober -o de la fragmentación y recomposición de los maniquíes (poupées) de Hans Bellmer, deudores del universo literario de Bataille-, aludiría a la condición maleable y en construcción de la identidad, a una metafórica unidad, la imagen de lo humano -aquí caprichoso amasijo que se dispone sobre las mesas- que se constituye con la suma de muchas partes que han aportado distintos porteadores y que ayudan a perfilar ese todo (la identidad) desde la diferencia. Tampoco ha de obviarse lo que esas acumulaciones escultóricas nos ofrecen como imagen privilegiada y reveladora del propio proceso creativo de los hermanos Rosado; esto es, las piezas se hallan compuestas por réplicas de sus cuerpos, haciendo prácticamente imposible distinguir de quién es cada uno de esos fragmentos: son el resultado de una sociedad inseparable en la que se diluye cada uno de ellos, promovida indudablemente por los lazos familiares, por su condición gemelar e incluso por las (proverbiales) idénticas iniciales de sus nombres.

MP & MP Rosado Galería Alfredo Viñas C/ José Denis Belgrano, 19. 1º. Málaga Hasta el 31 de octubre

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