Las marionetas de Ángel Calvente reviven el humor negro de 'El Verdugo' en el Teatro del Soho

La compañía El Espejo Negro estrena este viernes su particular adaptación del guión de Berlanca y Azcona, que cumple en 2023 su 60 aniversario

Espejo Negro, España Negra

Programación del Teatro del Soho para 2023

Una de las escenas de 'El Verdugo' del Espejo Negro en el Teatro del Soho Caixabank. / Javier Albiñana

José Luis nunca quiso ser verdugo. Salvo alguna mente psicópata, no es algo que se sueñe de niño. Sin embargo, tras conocer a Amadeo y casarse con su hija, Carmen, el apocado trabajador de una funeraria se ve en la obligación de aceptar el puesto. El retrato de la España negra que trajo la dictadura y que la maestría del guión de Luis García Berlanga y Rafael Azcona convirtió en la película El Verdugo, obra referencial del cine español, vuelve a cobrar vida sesenta años después. Y lo hace de una forma muy especial, con las singulares marionetas y el personal estilo de Ángel Calvente y El Espejo Negro.

El Teatro del Soho Caixabank coproduce por segunda vez, tras Cris, pequeña valiente, un montaje de la compañía malagueña, que se estrena este viernes. Hasta el 22 de enero, el escenario del Soho acogerá seis funciones de esta adaptación, que luego viajará al Teatro Alhambra de Granada. Sobre el escenario, dando vida a los personajes estarán José Vera Nicart, Carlos Cuadros, Susana Almahano y Laín Calvente, que también es el diseñador de las luces junto a Adrián Alcaide. Laín Calvente ha realizado además la producción musical junto a Miguel Olmedo, compositor de la banda sonora.

"Estamos encantados y emocionados, con muchos nervios, después de un año y medio de trabajo, ponerlo todo sobre el escenario con el público delante nos crea un pellizquito, más aún cuando estás haciendo una adaptación propia de El Verdugo de Berlanga, es algo que crea inseguridades. Aunque creo que lo que hemos hecho está a la altura y que si Berlanga lo viera le fascinaría, estoy seguro", explica Ángel Calvente, dramaturgo y director de la obra.

Sobre las tablas, como explica su creador, un total de 16 marionetas principales desarrollarán la trama. "La dificultad mayor ha sido la adaptación. En la película hay como 30 personajes, así que reducir el número y adaptar los 16 personajes principales a cuatro personas que hay sobre el escenario ha sido lo más complicado. Hay momentos en los que uno mueve unos pies y está haciendo la voz de otro personaje que está en el otro extremo del escenario, encajarlo todo ha sido lo más complejo", asegura Calvente.

Después de los primeros meses de elaboración del texto y creación de las marionetas, El Espejo Negro comenzó los ensayos a finales de agosto. "Hemos estado trabajando de forma intensiva a la vez que hacíamos funciones con Cris por todo el país y en ese camino hemos sufrido, hemos llorado, hemos reído, pero estamos aquí dispuestos a estrenar y a que empiece a rular", agrega el director. También apunta que ya tienen fechas para participar en el Festival de Otoño del Teatro Concha Espina en Cantabria, además de las citas clásicas, el festival Fetén y Palma del Río en julio.

Los actores, sus personajes y el director Ángel Calvente en las butacas del teatro malagueño. / Javier Albiñana

La adaptación de la película

El fundador y alma de El Espejo Negro asegura que los temas lo eligen a él, más que al revés. "Pude ver El Verdugo en mi adolescencia por primera vez y me impactó en aquel momento, es algo que siempre he tenido en la cabeza, me atrapó Berlanga porque me identifico muchísimo con su humor negro, con la forma de entender y ver la sociedad española, cómo mueve sus personajes en las películas, como si fueran marionetas en muchos casos...", indica Calvente. En 2013 empezó a hacer la adaptación, confiesa. Pero otro proyecto se le cruzó, Óscar el Niño Dormido, y lo dejó aparcado en un cajón, "aunque no olvidado".

"Creo que me vino bien este tiempo porque ahora soy mucho mejor director, creo que he madurado como dramaturgo y eso me ha ayudado muchos más a entender la obra de Berlanga, entrar dentro de ella, han sido cuatro meses arduos para la adaptación, para intentar formar parte de esa familia y sentirla tan cerca tuya, pienso que este era el momento", dice Calvente. Y señala que todo eso coincidía con que este 2023 se cumplen 60 años del aniversario de la película y de su estreno en el Festival de Cine de Venecia, "con todo lo que aquello supuso para la cinta".

Subraya Calvente la fidelidad de su propuesta al guión original que hicieron Berlanga y Azcona, "pero luego tengo mis cosas, mis giros, no quería hacer un calco de la película. Si voy a hacer una versión voy a hacerla mía, pero no puedo perder el sentido que le dieron sus autores, porque si no estaría perjudicando la obra y eso no es lo que quiero, lo que quiero es darle una nueva mirada, es una comedia negra a través de una sátira interpretada por marionetas".

Aunque hay pasajes que recordarán totalmente a la película, esta obra que está recomendada para el público adulto y jóvenes a partir de 14 años supone una versión propia sin perder el hilo conductor de la historia. "No hacer falta haber visto la película para entender el espectáculo perfectamente porque El Verdugo es una historia muy bien contada", añade el dramaturgo.

La compañía se prepara para estrenar este viernes. / Javier Albiñana

La vida de esos seres de gomaespuma

Ni Amadeo, ni Carmen ni José Luis son en esta versión Pepe Isbert, Emma Penella y Nino Manfredi. Son los protagonistas que Calvente ha ideado cuando empezó a elaborar la adaptación. "Quería que fueran mis propios personajes, no los que salen en la película. Y una vez estoy metido en la historia los voy creando con sus características especiales. Mi Carmen es una mujer muy espabilada para su tiempo, aunque sumisa y metida en el engranaje social de la época, tiene armas de seducción y las utiliza", explica Calvente. Y recalca que José Luis es el personaje que más le ha costado crear físicamente. "Quería que tuviera esa cara de apocado, aunque a la vez un toque pícaro", dice.

"La marioneta tiene un solo problema, que no gesticula, solo mueve ojos y boca. José Luis tenía que dar muchos registros en el mismo personaje, por lo que he hecho diferentes caras que van transformándose poco a poco y al final del espectáculo ya es otro José Luis", apunta Calvente. En el teatro de marionetas, dice, "el actor principal está delante de ti y mide 60 centímetros. Y tú lo tienes que hacer respirar, andar, hablar, tenemos que crear la vida a través del movimiento y que digan un texto, a veces, muy complicados, y que tengan sentimientos y que con esa máscara que tienen, que no se mueve, hacemos que estén vivos, que sufran o lloren".

Para que un trozo de gomaespuma se llene de emociones y las transmita al espectador, los actores que los manipulan se dejan la piel detrás, con ensayos y ensayos en los que coordinan al milímetro sus movimientos, sincronizados como un reloj, con voces, luces, efectos sonoros y música que trasladan al público a otro universo. Ese, en este caso, en el que una familia intenta sacar la cabeza para poder respirar en una asfixiante realidad asumida por decreto.

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