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Audiciones con Antonio Banderas
Quienes han estado destacan el absoluto respeto, la atención, la profesionalidad y la generosidad de todos los responsables, incluido el primero de ellos, un tal Antonio Banderas. Según el calendario previsto, tras las audiciones previas celebradas en Málaga, Madrid y Barcelona, las pruebas de selección para A Chorus Line, el espectáculo musical con el que el Teatro del Soho que impulsa el actor malagueño abrirá sus puertas previsiblemente el próximo 18 de octubre, volvieron este lunes a las instalaciones de la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga (ESAEM), donde se celebrarán hasta el miércoles. Se trata de las audiciones finales, en las que participan los artistas escogidos en las fases previas y de las que saldrá el elenco definitivo del musical; y el propio Antonio Banderas supervisa en Málaga estas pruebas en compañía del productor de Broadway John Breglio, que participa en el montaje, así como del director artístico del Teatro del Soho, Lluís Pasqual, y su director musical, el malagueño Arturo Díaz Boscovich, que también se hará cargo de la batuta en A Chorus Line. Banderas estuvo en las audiciones previas de Madrid y Barcelona pero no en las anteriores que se celebraron en la ESAEM, entre el 22 y el 26 de marzo, ya que tuvo que quedarse en Londres para el rodaje de The voyage of doctor Dolittle junto a Robert Downey Jr. Este lunes saldó su deuda, y se le vio en su salsa, repartiendo consejos y atenciones entre el medio centenar de artistas llegados de muy diversos lugares de origen que aspiran a hacerse con un papel en A Chorus Line, ya con la posibilidad en la punta de los dedos. Paradójicamente, en la misma producción, que contará con la dirección escénica de Baayork Lee (la actriz y cantante que protagonizó el montaje original en Broadway bajo las órdenes de Michael Bennett), Banderas, que también asume funciones de codirección (si bien ya en su momento apuntó con ironía que éstas consistirían en su mayor parte “en hacer de traductor para Lee”), interpretará el papel de Zach, el coreógrafo que dirige las audiciones recreadas en A Chorus Line, todo un modelo de arte metateatral que ha ganado el corazón de cientos de miles de espectadores desde su estreno en 1975 al plasmar los entresijos de Broadway a golpe de escena; así que también su labor en la supervisión de las audiciones le aporta ahora a Banderas materia prima para la construcción de su propio personaje en la obra.
Del medio centenar de participantes en estas audiciones finales, cinco fueron seleccionados en las pruebas iniciales celebradas en Málaga, otros treinta en las pruebas de Madrid (del 28 de marzo al 1 de abril) y los quince restantes en las audiciones de Barcelona (del 3 al 7 de abril), según informaron fuentes del Teatro del Soho. Durante la jornada del lunes, los participantes realizaron las pruebas de baile clásico y jazz, y quedaron pendientes para hoy y mañana las de canto e interpretación, después de haber podido prepararse los personajes a los que aspiran en sus respectivas ciudades tras haber sido seleccionados en las audiciones iniciales. Entre los finalistas hay artistas procedentes de toda España y de otros países como México, Argentina o Chile, y también intervinieron en las audiciones anteriores, aunque no fueron seleccionados, aspirantes de Italia y de Gran Bretaña. En total, 1.886 candidatos se presentaron en las audiciones previas de Málaga, Barcelona y Madrid para cubrir los veintiséis personajes, entre bailarines, actores y cantantes; en aquellas pruebas se escogieron a los cincuenta que hasta al miércoles seguirán dando rienda suelta a la ilusión en la ESAEM. Ante semejante volumen de participación, A Chorus Line se ha convertido en todo un fenómeno digno de estudio en la historia reciente de las artes escénicas en España: una sacudida que tiene su epicentro, su fin y principio, en Málaga.
En su manera de instruir y aconsejar a los aspirantes en la ESAEM (institución cuyo escenario funcionará como la segunda sede del Teatro del Soho; la primera, con un aforo de cerca de 900 butacas, estará en el inmueble de la calle Córdoba que ocupara el Teatro Alameda, ahora en plena rehabilitación), daba Banderas ayer a su modo cuenta de la satisfacción por el cumplimiento de su particular ilusión, sin dejar de echar la vista atrás. En declaraciones a La Vanguardia a su paso por las audiciones de Barcelona, Banderas hacía un guiño al destino al recordar su participación en un casting convocado por su hoy mano derecha en el Teatro del Soho, Lluís Pasqual, para La hija del aire en el Centro Dramático Nacional en 1980: “Afortunadamente, pude entrar cuando atravesaba una situación económica muy precaria. Se pasa mal, pero al recordar aquellos años vas eliminando la angustia y te quedas con lo mejor. Estar aquí ahora es doloroso, porque sabes que eliminas a gente muy buena. Hemos visto mucho talento”. Pronto, las luces de Broadway prenderán aquí.
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