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Tribuna | Auditorio de Málaga
Málaga/EL movimiento ciudadano que reclama el Auditorio de la Música, desde su inicio, ha planteado sus acciones en razón y fundamento de un ideario. Un ideario en el que se consideraba como punto principal hacer partícipe de la reclamación del Auditorio a la inmensa mayoría de los ciudadanos.
El Auditorio nace de manera intencionada bajo el lema El Auditorio de todas las músicas: todos los ciudadanos tenían que hacer suya la reclamación del mismo, verse en él disfrutando de conciertos de sus músicas preferidas. El Auditorio tenía que concebirse como un espacio público al servicio de todos los ciudadanos, había que incorporar a la ciudad en el sueño de verse disfrutando de grandes espectáculos escénico-musicales, en las mejores condiciones. Parece que no es muy oportuno considerar el Auditorio para un uso prioritario, casi exclusivo, de un género musical, dejando al resto de las músicas un lugar secundario, minoritario e incluso anecdótico. Esto sitúa al Auditorio como un equipamiento elitista, que en nada favorece para seducir a la ciudad en la reclamación del mismo.
El movimiento ha dado voz a los ciudadanos, a través de su plataforma de reclamación dispuesta en internet. Y se ha dado voz a los artistas y profesionales de la música, de todo género de música: Javier Claudio Portales, María José de la Torre y José Manuel Cabra Apalategui, por la música clásica; Cristina García Pinto y Pablo García Martínez, por el teatro musical; Antonio Fernández Fosforito, Rocío Bazán y Manuel Fernández Maldonado, por el flamenco; José Carra, Javier Domínguez y Mónica Fernández García-Agulló, por el jazz; Lole Almagro, Isabel Guerrero y Alberto Jiménez por el pop-rock. Sus intervenciones han sido como narraciones de unos sueños en los que se veían en el Auditorio disfrutando de grandes espectáculos de las músicas que les hacen vibrar.
También se les ha dado voz en el escenario: al mundo de la copla, en un espectáculo amadrinado por Adelfa Soto, con artistas como Celia López, Lidia Gómez, Lola García, Mariló Ruiz, Raquel Framit, acompañadas al piano por el maestro Guillermo Carretero; al mundo del jazz con la Escuela de Jazz de la AMyP, el Combo Jazz del CSM de Málaga, Virginia Nölting con Jesús Durán al piano y La Insostenible Big Band.
Este miércoles cerrará este programa de Conciertos por el Auditorio de la Música de Málaga el espectáculo liderado por Carlos Álvarez, con el nombre Carlos Álvarez y amigos cantan a la Navidad, en el que la familia de la lírica de Málaga desea, de esta forma, cantando, reclamar el Auditorio para Málaga. En el concierto, apadrinado por Manuel Gámez, participarán Carmen Ariza, Diego Morales, Francisco Arbós, José Antonio Ariza, Lourdes Benítez, Lourdes Martín, Lucía Millán y Mónica Campaña, todos acompañados al piano por María del Carmen Pérez y José Manuel Padilla.
Y es que cuando, como en el presente caso, se trata de impulsar la propuesta de acometer un equipamiento cultural de gran alcance y de un alto coste, deseando que la misma cuente con el sustento y el aval de la inmensa mayoría de la ciudadanía, es muy importante canalizar el empuje y los deseos de ésta. No son argumentos técnicos los que van a conseguir movilizar a la ciudad, entusiasmarla, implicarla con la propuesta, demandarla con contundencia; son los deseos, las ilusiones y los sueños, los motivos que pueden hacer a la ciudadanía sentirse comprometida.
Los argumentos de la necesidad técnica del Auditorio, avalada por documentos técnicos, son muy interesantes para un reducido número de ciudadanos, de expertos, pero de escaso interés para la mayoría de aquellos. Los ciudadanos sentimos más los deseos que las necesidades, cuando estas no son las básicas.
Al objetivo de comprometer a la inmensa mayoría de los ciudadanos, hay que sumar el compromiso de los creadores, de los artistas, de las empresas, de las entidades financieras; es decir, de toda la sociedad civil. No es sólo cuestión de construir un importante edificio, de estética sobresaliente, equipamiento técnico moderno y servicios de excelencia; la cuestión es poner a disposición de la ciudad y su entorno una oferta de gran calado artístico. Y en la reclamación del Auditorio debemos estar todos: los aficionados que ocuparemos la platea, los artistas que dispondrán los espectáculos y las empresas y entidades financieras que deberán propiciar su viabilidad y eficiencia.
El movimiento ciudadano que reclama el Auditorio ha logrado establecer un sentimiento de compromiso en la ciudadanía, ha puesto en la agenda de los poderes públicos el asunto y ha suscitado el interés de los medios.
La aspiración de que Málaga disponga de un Auditorio de la Música llevaba cinco años durmiendo, en silencio, sin molestar, sin perturbar a las administraciones públicas, sin inquietar a los poderes públicos, después de que el 24 de junio de 2013 se liquidara por la Administración General del Estado la iniciativa que estuvo a punto de conseguir el soñado Auditorio. Ahora no se trata de confrontar , sino de invitar a todas las administraciones y poderes públicos a que se pongan a trabajar para dotar a Málaga de su Auditorio.
Seguiremos en el compromiso. Muchas felicidades en las próximas Fiestas de Navidad.
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