Barce esencial

música clásica

El Cuarteto Leonor graba para Verso la integral de cuartetos de Ramón Barce, figura eminente de la vanguardia española

Ramón Barce (Madrid, 1928-2008).

12 de agosto 2012 - 05:00

El de Ramón Barce (Madrid, 1928-2008) es uno de los nombres capitales de la música española de los últimos 60 años. Miembro de la llamada Generación del 51, que cargó sobre sus espaldas con la responsabilidad de la renovación del panorama musical español de la posguerra, su figura aparece detrás de las iniciativas más rompedoras del tiempo, como la del Grupo Nueva Música (1958) o la del proyecto Zaj que, cercano al movimiento internacional Fluxus, creó Juan Hidalgo en 1964 con su estrecha colaboración. Pero la actividad del músico madrileño va mucho más allá de la agitación cultural. Catedrático de Literatura de instituto durante toda su vida laboral activa, Barce fue un humanista, especialmente interesado por la literatura, la filosofía y la sociología. Traductor de la Armonía de Schoenberg, de Heidegger y de Lukacs, entre otros muchos autores contemporáneos, guionista de cine, editor, crítico, musicólogo, conferenciante brillantísimo, Ramón Barce fue, ahora que se abusa tanto del sustantivo, un verdadero intelectual, curioso, inquisitivo y original, pues entre sus mayores logros se cuenta la creación de un sistema armónico nuevo, el Sistema de Niveles, que elaboró entre 1965 y 1966 y usó desde entonces para toda su música.

La obra musical de Barce es amplia e incluye sinfonías (seis, todas tardías) y una extensísima variedad de piezas de cámara entre las que los once cuartetos de cuerda son especialmente representativos de su personalidad creativa, que arranca del expresionismo de la Segunda Escuela de Viena. Respecto al núcleo de compositores que formaban Nueva Música, el propio Barce declararía después: "Las ideas que teníamos en común, suponiendo que tuviéramos alguna, eran muy vagas: interés abstracto por renovar la música, acercamiento a la escuela de Viena, rechazo del neoclasicismo y en general de todo lo francés y, sobre todo, un distanciamiento de Falla y de la herencia nacionalista".

Ese carácter expresionista se aprecia ya bien en el Cuarteto nº1 (1958), obra esencialmente melódica. En el nº2 (1965) las relaciones verticales han pasado al primer plano, pero es el nº3, el conocido como Cuarteto Gauss (1973), el primero verdaderamente singular, por su trabajo sobre las texturas y el ruido. En el nº4 (1975) aplica en toda su extensión por vez primera el Sistema de Niveles, mientras que los nos.5-7 (1978) resultan de una esencialidad admirable; son bellos, fluidos y elegantes, aunque no les falten elementos dramáticos. Entre 1983 y 1984 nacieron los tres siguientes de la serie (nos. 8-10), que contrastan con los anteriores por su especial densidad, mientras que el último (1999) es una obra breve, encargo de RTVE para un homenaje europeo a Perotin, el gran maestro del organum parisino del siglo XII. La producción de Verso, con el magnífico Cuarteto Leonor, resulta oportuna y extraordinaria, pues aquí se incluyen primeras grabaciones de muchas de estas obras, auténticamente esenciales para entender el devenir de la música española del último medio siglo.

Cuarteto Leonor. Verso (3 CD) (Diverdi)

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