CAC Málaga: argumentos para el borrón y la cuenta nueva
Exposición de Sean Scully
El centro abre su nueva etapa este martes con la exposición 'Eleuthera', del artista irlandés Sean Scully, que podrá verse hasta el 19 de enero
Málaga/En la expresión de un deseo compartido por varios se revelan algunas verdades. El CAC Málaga ha presentado este martes la primera exposición temporal de su nueva etapa, tras el largo, farragoso y polémico proceso administrativo para la adjudicación del nuevo contrato que quedó en manos, tras el correspondiente concurso público, de la misma empresa que se ha hecho cargo del centro desde su inauguración en 2003, Gestión Cultural y Comunicación. En lo que llevamos de año ha habido que contar retrasos, la venta de la empresa a cargo de su antiguo propietario, Fernando Francés, con motivo de su fichaje como secretario general de Innovación Cultural y Museos de la Junta de Andalucía, acusaciones de incompatibilidad desde grupos políticos, la sospecha de que Francés no había terminado de desprenderse del todo de su empresa (sospechas alimentadas por la propia consejera de Cultura, Patricia del Pozo, que en su momento no supo dar las explicaciones oportunas al respecto más allá de la manifestación de su confianza), la posterior renuncia de Francés a su cargo y las alegaciones presentadas por algunas de las empresas participantes en el concurso para la gestión del CAC (rechazadas todas en el plazo estipulado), que denunciaban una supuesta falta de transparencia en el procedimiento. Pues bien, el deseo expresado este martes por la concejal de Cultura, Noelia Losada; el propietario de la concesionaria, José Luis Díaz Noriega; y buena parte del personal reunido este martes en la presentación de la muestra, era el mismo: que la ciudad haga borrón y cuenta nueva para el CAC y que a partir de ahora se empiece a hablar de su propuesta expositiva. Díaz Noriega, amigo desde la infancia de Fernando Francés y sin más experiencia en el ámbito cultural que su afición al arte y al coleccionismo, según él mismo admite, promete "la máxima transparencia". Al final, como todo en la vida, la normalización será cuestión de tiempo, porque el volumen informativo acarreado desde enero no ha sido pequeño; pero, en todo caso, la buena noticia es que el CAC ha vuelto a abrir sus puertas con un nuevo proyecto establecido a largo plazo. La situación insostenible que entrañaba su prolongada clausura sí es historia, aunque habrá que ver en qué medida todos los acontecimientos recientes pasan mayor o menor factura.
De momento, el artista irlandés Sean Scully (Dublín, 1945), que ya protagonizó una exposición en Málaga hace 22 años, es el protagonista de esta reapertura con Eleuthera, una exposición que reúne pinturas, obras sobre papel y fotografías realizadas entre 2015 y 2018 y que podrá verse hasta el 19 de enero de 2020. Organizada en colaboración con el Museo Albertina de Viena y comisariada por la directora artística del CAC, Helena Juncosa, y Elisabeth Dutz, la exposición supone todo un reto en la trayectoria de un artista consagrado en el último medio siglo a la abstracción y que no practicaba el arte figurativo desde los años 60, aunque, tal y como el mismo Scully apuntaba en la rueda de prensa, "la recuperación de la figuración ha sido para mí algo muy natural. Como cuando vuelves a montar en bicicleta después de mucho tiempo". Advierte el artista, eso sí, de que su nueva propuesta tiene más que ver con un sometimiento a la crítica de ambos registros: "Estas obras son figurativas, es cierto. Pero no creo que un pintor figurativo pudiera pintar como lo hago yo. Supongo que hay que hacer ese viaje, dedicarse a la abstracción durante muchos años y luego volver a la figuración, para pintar así. Porque, en el fondo, lo que hago está a medio camino entre la abstracción y la figuración". Añade además Scully que su pintura "es lineal, pero a la vez tiene mucho cuerpo. Y esto es algo que debo, sobre todo, a la influencia de la pintura española, en la que todo es, esencialmente, cuerpo".
La razón de este viaje es puramente emocional: Scully retrata en todas y cada una de las obras a su hijo, Oisín, jugando en Eleuthera, la isla de Las Bahamas en la que el artista y su familia pasan las Navidades. "En un principio hacía fotos a mi hijo jugando, pero pronto comprendí que esa historia necesitaba otro soporte para ser contada como merecía. Y decidí representar a mi hijo, porque se merecía que yo le dejara algo más que la abstracción". Scully partió de las mismas fotografías para reproducir el mundo de inocencia y libertad que entraña el juego de su hijo, lo que supuso su propia reinvención como artista: "He llegado a dedicar hasta 25 años a cuadros abstractos en los que he trabajado. Pero, en esta ocasión. hacía fotos a mi hijo con el móvil e inmediatamente lo dibujaba a partir de la fotografía. Ese proceso no duraba más de cinco minutos, porque mi intención era atrapar ese impulso, esa inocencia, en su mayor verdad. A partir de aquí, cada cuadro ha necesitado más tiempo, claro; pero siempre me he asegurado de que ese impulso primero estaba conservado". Eleuthera, el nombre de la isla, significa libre en griego: un signo oportuno para un artista dispuesto a reconvertirse y, ojalá, para un centro de arte que vuelve a abrir sus puertas.
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