Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
Concierto con Carlos Álvarez
Hace un par de días lo contaba Carlos Álvarez en una conversación particular: “A menudo me reclaman para defender las causas más diversas, y yo procuro echar una mano siempre. Pero no puedo estar en todas partes. Por más que lo intente no soy como Plácido Domingo, quien debe tener un clon. Pero por esta causa, y siempre que me sea posible, empujaré hasta que la veamos finalmente cumplida”. La causa no es otra que el Auditorio de Málaga, para cuya construcción se ha implicado el barítono malagueño de manera directa, sin medias tintas, con la franqueza que le caracteriza y llamando a las cosas por su nombre, lo que no es precisamente habitual en una ciudad como Málaga, donde todavía en materia cultural se tiende demasiado a preferir no molestar. Este miércoles volvió a hacerlo en su tierra y destacó hasta qué punto necesita Málaga un Auditorio para que los aficionados puedan disfrutar al fin, con la calidad merecida, de representaciones de ópera y zarzuela, de conciertos sinfónicos y de otras propuestas. Y lo hizo por partida doble, dando a su voz el uso lírico y el uso político (que no partidista) que corresponden a su talla artística y humana.
En lo artístico, el barítono protagonizó el recital Carlos Álvarez y amigos cantan a la Navidad, un concierto organizado por la plataforma ciudadana Por el Auditorio de la Música de Málaga que reunió en el Auditorio Edgar Neville de la Diputación al intérprete con otros cantantes líricos de la provincia, en un elenco que quedó conformado por la mezzosoprano Carmen Ariza, los tenores Diego Morales y Francisco Arbós, el barítono José Antonio Ariza y las sopranos Lourdes Martín, Lourdes Benítez, Lucía Millán y Mónica Campaña, además de Álvarez. Actuaron al piano Maricarmen Pérez y José Manuel Padilla, mientras que el padre Manuel Gámez compareció como director de honor a modo de homenaje y reconocimiento. El repertorio incluyó un amplio repertorio de villancicos populares además de obras de Franck, Nin, Bizet, Reger, Donizetti, Bach, Gounod y Mascagni, entre muchos otros. Los intérpretes se fueron turnando en el escenario, en solitario o de forma compartida, mientras Carlos Álvarez brindaba su inconfundible torrente a la vez que disfrutaba su papel de anfitrión, hasta un Adeste Fideles que sonó con todos los cantantes subidos al escenario. Su canto unísono se tradujo también en una reivindicación común por el Auditorio de Málaga. Que hay talento de sobra para justificar su construcción sin salir siquiera del territorio quedó demostrado con el aforo completo, los aplausos sonoros y la convicción de que ya no hay vuelta atrás al respecto.
Precisamente, antes del concierto, en un encuentro con los medios, Carlos Álvarez volvió a referirse al Auditorio, con su voz igual de firme esta vez para tomar partido. Tal y como ha hecho en otras ocasiones, habló de un “momento de justicia” en referencia al presente como contexto en que Málaga merece su Auditorio. Y, frente a algunas tentaciones expresadas recientemente tanto por la Junta de Andalucía como por algunos portavoces de la ciudadanía favorables a rebajar el proyecto ya aprobado para hacerlo más asequible o incluso a “empezar de cero” con otro proyecto, Carlos Álvarez manifestó que “no respetar el proyecto que se aprobó hace unos años por todas las administraciones sería una falta de respeto al trabajo de estas mismas administraciones”. De hecho, consideró que el proyecto de los arquitectos Federico Soriano y Agustín Benedicto, escogido mediante concurso público por el consorcio competente en su momento, “es sin duda el mejor de los proyectos al que se debe aspirar. Sería un error no aspirar al mejor proyecto posible”. Alto y claro. Con aliados semejantes, hay razones de sobra.
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