El maestro Juan Martínez que estaba allí
Juan Martínez existió
Estos discos se debieron hacer hacia finales de los años 40, aunque las cualidades canoras de Carmen Amaya ya habían quedado manifiestas en las películas que rodó en España antes de partir al exilio. Se abre el disco con una jota argentina por bulerías con la voz espeluznante y los pies atronadores de Carmen Amaya. Encontramos también la versión, muy rítmica, a compás de tangos, de la colombiana del Niño de Marchena. De Carmen Amaya cantaora se puede decir lo mismo que de su baile: pura pasión, entrega absoluta, un timbre denso de color aunque monocorde, a lo que añadir que las limitaciones técnicas las suple con la entrega. Cinco son los toques de puro concertismo que ofrece Sabicas en los que combina su destreza y velocidad con intimismo: tientos, verdiales, alegrías, rondeña y fantasía. El despliegue de recursos que hace en la rondeña, de sólo dos minutos y pico de duración, nos ofrece una instantánea de la guitarra más veloz y de la técnica más asombrosa de su tiempo.
Por cierto, ¿para cuándo una estricta datación de las grabaciones que llevaron a cabo estos dos genios?
Carmen Amaya y Sabicas Grabaciones de los años 40. Edición original Decca, 1959. Fonotrón
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