Nueva magia para el circo de siempre

Circo del Sol

El Circo del Sol rinde homenaje al propio mundo del circo en ‘Kooza’, el espectáculo que llegará a Málaga en septiembre. Su directora artística, Denise Biggi, adelanta algunas claves

La danza de los esqueletos, uno de los números emblemáticos de 'Kooza'.
La danza de los esqueletos, uno de los números emblemáticos de 'Kooza'. / Cirque Du Soleil

Málaga/El regreso a Málaga del Circo del Sol que tuvo lugar el año pasado con Totem bajo la emblemática carpa de la compañía, recuperada después de varias citas en arena al abrigo del Palacio de los Deportes Martín Carpena, permitió recordar a muchos que lo que está en juego cuando del Circo del Sol se trata, por muy impactantes y tecnológicamente dotados que sean sus espectáculos, es el propio mundo del circo. Si la formación que fundó Guy Laliberté en Quebec en 1983 ha revolucionado como seguramente ningún otro acontecimiento el circo como expresión artística, lo ha hecho siempre sin dejar de ser circo, aunque a la vez pudiese ser otras muchas cosas, incluida la gran industria internacional del ocio y el entretenimiento que todo el mundo conoce. Precisamente, Kooza, el espectáculo que volverá a la misma carpa del Cortijo de Torres con 22 funciones del 13 al 29 del próximo mes de septiembre, y que se estrenó en 2007 en Montreal, es, de alguna forma, el instrumento con el que el Cirque du Soleil se reivindica como compañía de circo en el siglo XXI; la propia agrupación afirma que con este montaje “el Circo del Sol redescubre sus orígenes volviendo a la parte humana más íntima y esencial del circo”, aunque, advierten todos los portavoces, la propuesta no rebaja un ápice la calidad de asombro, puesta en escena y más difícil todavía a la que está acostumbrado el público. Kooza llegará a Málaga tras su paso por Valencia y Gijón y antes de su estancia madrileña, pero la directora artística del espectáculo, Denise Biggi, hizo este miércoles una visita relámpago a la Costa del Sol y aprovechó para adelantar algunas claves esenciales de la obra.

Uno de los 'clowns' del espectáculo.
Uno de los 'clowns' del espectáculo. / Cirque du Soleil

Francesa de nacimiento, la bailarina y coreógrafa Denise Biggi se unió al Circo del Sol después de haber desarrollado una más que notable trayectoria en algunos de los ballets más importantes de Europa y Canadá. Su función como directora artística, que ha desempeñado en espectáculos como Amaluna, Crystal, Toruk y Volta además de Kooza, consiste en mantener cada montaje justo en los cauces en los que fueron creados e impedir que, sin detrimento de la evolución natural de cualquier experiencia relativa a las artes escénicas, el resultado final quede erosionado o desgastado. “En cada espectáculo del Circo del Sol se crea un equipo autónomo que trabaja de manera libre y que crea cada montaje de manera única, pero al mismo tiempo la compañía se responsabiliza de que todo lo que se hace se ajuste a lo que el público espera del Circo del Sol”, explica. Respecto a Kooza, admite Biggi que se trata tanto de un regreso a los orígenes de la compañía como un homenaje al mundo del circo: “De entrada, quien creó el espectáculo es un payaso, David Shriner, que ha trabajado en muchos espectáculos de la compañía desde los primeros años. Así que en Kooza hay bastante más humor que en otros montajes recientes, y eso lo convierte de alguna forma en un espectáculo más puramente circense. Shriner tuvo desde el principio la idea de rendir ese homenaje al circo, y eso se conserva, desde luego; hay una mirada a la tradición del circo como tal, aunque desde luego sin animales”. A través del encuentro de dos payasos, uno más inocente y otro más pícaro, Kooza indaga en la pérdida de la inocencia como leitmotiv, “aunque lo que persigue es, justamente, que el espectador adulto se sienta como un niño”.

La directora artística de 'Kooza', Denise Biggi, en Málaga.
La directora artística de 'Kooza', Denise Biggi, en Málaga. / Javier Albiñana

Kooza reúne un elenco internacional con medio centenar de acróbatas, payasos, músicos, cantantes y demás artistas, y Denise Biggi destaca “la absoluta complicidad de todos. Eso se nota de hecho en el espectáculo desde el principio: nos sentimos como una familia”. Como directora artística, tiene bien claro que no hay disciplinas más importantes que otras: “Es cierto que en una acrobacia muy complicada el artista puede llegar a jugarse la vida. Pero lo que se juega un payaso a la hora de hacer reír a miles de personas, y más aún en países distintos, también es mucho. En cada función de Kooza a la que asisto no respiro tranquila hasta el final”. La magia, en todo caso, promete volver a hacer de las suyas al final del verano.

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