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Teatro | Companhia do Chapitô
Málaga/La presencia de la Companhía do Chapitô en Málaga comienza a hacerse frecuente, y esto entraña una buena noticia dada la consolidación de la agrupación portuguesa en la órbita más interesante, atrevida y desprejuiciada de la escena europea. Fundada en 1996 dentro del Chapitô, proyecto de carácter sociocultural que promueve el circo como herramienta para la atención a jóvenes y colectivos desfavorecidos en Lisboa, la compañía ha establecido un lenguaje propio que expande precisamente los registros propios del clown para llevar los títulos fundamentales de la historia del teatro al gesto y la expresión corporal como mecanismo esencial. En estos poco más de veinte años, la Companhia do Chapitô ha producido más de cuarenta espectáculos representados con gran éxito en los cinco continentes; y hasta ahora, el público malagueño ha podido ver dos: La tempestad de Shakespeare, en un recién reinaugurado Teatro Echegaray en 2010; y el Edipo de Sófocles, en el Centro Cultural Provincial MVA en 2016. Este viernes a las 21:00, la formación regresa al mismo Centro MVA con su última producción, Hamlet, nuevo envite shakespeareano llevado al más puro terreno del cuerpo a cuerpo.
Presentado como “creación colectiva”, Hamlet es un espectáculo dirigido por José Carlos Garcia, Cláudia Nóvoa y Tiago Viegas, con cuatro intérpretes en escena, que deja en 75 minutos el desarrollo de la tragedia, trasladada a un contexto contemporáneo fácilmente reconocible: una multinacional en la que los argumentos empleados por Shakespeare para su obra (la ambición, la sed de poder, la insatisfacción perpetua del lucro, la asunción del otro como medio y la venganza) resuenan de manera especial y con una mayor capacidad de conexión. Al igual que en los anteriores montajes de la Companhia do Chapitô, el texto queda en un segundo plano para conceder todo el protagonismo al cuerpo como articulador de ideas: en un escenario desnudo, los actores y actrices, ataviados con trajes y corbatas, despliegan todo su poderío anatómico y gestual para que sea el espectador quien complete desde la butaca la historia de Hamlet. Tal y como explica José Carlos Garcia, la principal intención de la compañía es “suscitar la convicción de que el espectador no puede ser un elemento pasivo, sino que, por el contrario, le corresponde imaginar más allá de lo que ve”. En ese más allá se encuentra, intacta, la obra de Shakespeare. Y seguramente nunca fue tan urgente esta reivindicación del público.
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