La desescalada (prevista) de la cultura

Coronavirus en Málaga

El plan señalado por el Gobierno hasta la Nueva Normalidad beneficiaría primero a las librerías y archivos y progresivamente al resto de equipamientos culturales, aunque quedan más sombras que luces por delante

Público congregado a las puertas del Teatro del Soho, antes de una función. / Javier Albiñana

Málaga/En los distintos ámbitos productivos, el sector cultural ya tenía asumido que sería de los últimos en salir del túnel de la epidemia del coronavirus. Por más que el Gobierno haya establecido el final de junio como plazo para el alumbramiento de la Nueva Normalidad, ya la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se adelantó a precisar que en la cultura no cabrá hablar con propiedad de semejante quimera hasta finales de año, y eso si no se producen rebotes indeseables. De modo que sí, la cultura tiene su protagonismo específico en la desescalada programada para los próximos dos meses, con una progresiva reapertura de equipamientos de distinto signo; pero los calendarios asumidos por buena parte de los responsables son considerablemente más laxos e inciertos. Dado que, además, la adaptación se llevará a cabo por provincias, y con la providencia abierta a multitud de claves que podrían obligar a retroceder en el proceso, el paisaje que queda por delante contiene más sombras que luces.

Los primeros establecimientos beneficiados serían las librerías, que, en virtud de su carácter de comercio minorista, podrá abrir ya en la fase 0, a partir del próximo lunes 4, junto a los archivos, siempre con las medidas de seguridad en lo relativo a afluencia y distanciamiento debidamente aplicadas. Con la fase 1, a partir del 11 de mayo, podrán abrir los museos únicamente para un tercio del aforo y expresamente para exposiciones (otro tipo de actividades, como conciertos y conferencias, seguirán estando prohibidas). Las bibliotecas abrirán únicamente para el préstamo de libros. Se podrán realizar conciertos y espectáculos en salas con menos de treinta personas (o un tercio del aforo) y en espacios al aire libre para un máximo de 200 espectadores, siempre sentados y separados por la distancia de seguridad estipulada. Quizá la mejor noticia de esta tibia apertura de la primera fase sea la posibilidad de recuperar los rodajes cinematográficos, una cuestión especialmente interesante en la provincia de Málaga.

Una exposición en la Sala Noble del Museo Carmen Thyssen. / Javier Albiñana

En la fase 2, que previsiblemente comenzará a partir del 25 de mayo, las bibliotecas podrán abrir ya sus puestos de lectura (con el aforo restringido) además de formalizar los préstamos y, lo más destacado, cines y teatros volverán a abrir sus puertas aunque con el aforo reducido a un tercio y siempre con butacas preasignadas. El aforo para conciertos y espectáculos se amplía a 50 personas (o un tercio del aforo) en salas y 400 en espacios al aire libre, igualmente con la distancia de seguridad respetada entre cada espectador. Monumentos, sitios y otros equipamientos (como salas de conferencias y galerías de arte) volverían abrir, igualmente para un tercio del aforo. Ya en la fase 3, durante la segunda mitad de junio, los espacios con restricción de aforo podrán abrir hasta la mitad del mismo. Los conciertos y espectáculos podrán celebrarse en salas con menos de 80 personas y con un limite de 800 en recintos al aire libre, criterios bajo los que podrían abrir también las plazas de toros.

A partir de esta previsión, la realidad será previsiblemente otra. En Málaga, la reapertura de los museos el 11 de mayo constituirá una buena noticia, aunque sea con un aforo del 30% de su capacidad; pero dada la fuerte dependencia que los centros de arte más importantes de la ciudad presentan, en general, respecto al turismo (y especialmente el turismo internacional), cuyos registros serán este año irremediablemente discretos, caben dos opciones: o una reapertura en falso, un tanto por salir del paso y con lo puesto, a la espera de que regrese el turismo; o una nueva orientación dirigida especialmente al público local, con propuestas a desarrollar en un sentido claro de proximidad. Cabe recordar, no obstante, que en la mayor parte de los museos han quedado exposiciones pendientes de inaugurar o recién inauguradas, con lo que tampoco habría excesivo margen para un cambio de rumbo en este sentido.

La reapertura de los teatros al 30% del aforo a partir del 25 de mayo tendría en Málaga una incidencia mínima, cuando no nula

En cuanto a la otra cuestión más candente, la reapertura de los teatros al 30% de su aforo, cabe señalar que, a nivel nacional, la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza (Faeteda) se ha opuesto categóricamente a esta posibilidad y reclama otras soluciones (como la desinfección a conciencia de espacios, butacas y espectadores) dado que, para las salas de titularidad privada, abrir y programar con semejante reducción es inviable. De cualquier forma, las negociaciones están ahora volcadas en la salvación de los grandes festivales nacionales de teatro, como los de Mérida y Almagro, una cuestión que no afecta especialmente a Málaga. En este caso, los espacios afectados de manera más directa son también los privados, como el Teatro del Soho, que sin embargo ya dio por clausurada la temporada y trabaja con vistas a las actividades que puedan celebrarse durante el otoño, si bien sus responsables, con Antonio Banderas a la cabeza, no contemplan una definitiva vuelta a la normalidad en lo que se refiere a la programación hasta enero. En cuanto a los espacios municipales, el Teatro Cervantes (al igual que el Echegaray) canceló o aplazó toda la programación cerrada hasta el 23 de junio, con lo que trabaja con vistas al verano, cuando previsiblemente podrían tener lugar espectáculos (de momento, la gala de los Premios Max, anunciada para el 29 de junio tiene luz verde, aunque cabe la posibilidad de que tenga que celebrarse con un aforo reducido). En resumen, la reapertura de los teatros a finales de mayo con un aforo reducido al 30% tendrá en Málaga una incidencia mínima, cuando no nula, salvo lo que puedan acordar salas independientes más pequeñas como La Cochera Cabaret.

Diferente es la circunstancia de los cines, que, con más facilidad para establecer de una programación (con varios estrenos pendientes acumulados desde marzo, para empezar), y sin depender de ensayos previos, podrían abrir el 25 de mayo e ir aumentando a partir de entonces el aforo permitido desde el 30%. De este modo, si no hay más sorpresas, el Festival de Málaga lo tendría razonablemente fácil para celebrar su edición de formato reducido (exclusivamente a base de proyecciones) a finales de agosto, tal y como pretende la organización del certamen.

Cabe decir lo mismo de los grandes festivales de verano. Aunque algunos de los más importantes de la provincia, como el Weekend Beach de Torre del Mar, el Mare Nostrum de Fuengirola y el Starlite de Marbella, mantienen de momento sus próximas ediciones en los mismos términos, parece improbable que, con una reducción obligada a un máximo de 800 personas a finales de junio para conciertos al aire libre, estos certámenes puedan celebrarse con normalidad (si bien la negativa de las productoras de este tipo de eventos a desplazar cualquier actuación para la que hayan salido las entradas a la venta hasta última hora es legendaria). En otro ámbito, la Orquesta Filarmónica de Málaga aspira aún a realizar conciertos extraordinarios este verano, especialmente en recintos al aire libre; pero, ante la incertidumbre de los últimos meses, ha decidido centrar su atención en la carta segura que le ofrece la grabación de conciertos sin público para su posterior emisión en televisión.

Y es que el problema no es tanto lo que pueda hacerse y lo que no este verano, sino la imposibilidad de programar durante estos últimos meses en los que no ha habido un clavo ardiendo al que agarrarse. Ahora el paisaje queda un poco más despejado (no demasiado: la desescalada es únicamente una previsión informativa y serán las instrucciones consignadas día a día en el BOE las únicas directrices firmes a seguir), pero ya es demasiado tarde en la mayoría de los casos para armar una programación cultural con vistas al verano. El objetivo, ciertamente, pasa por abrigar una Nueva Normalidad cultural a fin de año. Hasta entonces, toca sufrir mucho y esperar, con la mayor urgencia, medidas fiscales concretas para el sector.

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