Cuentos de la Gran Bretaña. Inverness: 'Nessi'

EL JARDÍN DE LOS MONOS

Es una ciudad portuaria y turística con un importante tráfico de cruceros. El atractivo fundamental le viene por la proximidad del Lago Ness y por ser la puerta de entrada a las “Tierras Altas”

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Castillo de Inverness. / Gerardo Mora
Juan López Cohard

03 de diciembre 2023 - 08:37

Málaga/Aunque no entraba en nuestro planeado viaje por Gran Bretaña, una vez en Glasgow, decidimos que era casi obligado visitar las “Tierras Altas”. Una región montañosa del norte de Escocia que incluye el archipiélago de las Hébridas y cuya capital es Inverness que dista unos 180 Km de Glasgow. La distinción entre las “Tierras Altas” (Highlands) y las “Tierras Bajas” (Lowlands) en Escocia se produjo en los siglos XV y XVI por razones lingüísticas, ya que en las primeras, de marcada influencia celta, se hablaba el idioma gaélico escocés y en las segundas el escocés.

De camino hacia el norte para visitar Inverness pasamos por la ciudad de Perth, donde hicimos una parada en un pub, para hacer un pis y tomar una pint. Nos fueron servidas las tres half pint of beer y una copa de dry white wine que pedimos, por un más que maduro picto de melenas, barba y nariz rojizas que -según nos dijo- había pasado algunos años en Sudamérica y España, lo que puso de manifiesto con su más que aceptable español. Nos aconsejó visitar el pueblecito de Scone, en las afueras de Perth, de marcada importancia histórica al ser sede de la corte escocesa desde el siglo IX con el primer rey de Escocia, Kenneth I. En Scone estuvo también la célebre “Piedra del Destino” sobre la que se coronaban los reyes escoceses. Fue en el s. XIII cuando Eduardo I de Inglaterra se la llevó a Londres y la depositó en Westminster, desde

entonces, sobre ella también se coronaron los reyes ingleses. Desde 1996 la famosa piedra está en el Castillo de Edimburgo, cedida con la condición de que vuelva a Londres cuando haya una coronación. Según la leyenda, esta fue la piedra en la que Jacob apoyó la cabeza para echar una siestecita. Según el Génesis, soñó que una mágica escalera le llevó al cielo. La piedra fue heredada por Moisés y le fue robada cuando la dejó a orillas del Mar Rojo en la huida de Egipto. Scota, hija cristiana de un faraón, la llevó consigo a Escocia donde fue en peregrinación apostólica. Los pictos acabaron convirtiéndola en fundadora epónima de los escoceses. En Westminster, esta “Piedra del Destino” o “Piedra de Scone” se coloca bajo el asiento de la Silla de San Eduardo o Silla de la Coronación.

Inverness es una ciudad de unos 50.000 habitantes situada en la desembocadura del río Ness que forma un fiordo cuyo nombre es Moray. De hecho, Inverness, en gaélico “Inbhir Nis”, significa “Boca del lago Ness”. Es una ciudad portuaria y turística con un importante tráfico de cruceros. El atractivo turístico fundamental le viene por la proximidad del Lago Ness y por ser la puerta de entrada a las “Tierras Altas”. Inverness se caracteriza por sus edificios de piedra, sus iglesias antiguas y sus pequeñas calles estrechas llenas de pubs. Paseando por la Church Street, vía principal que corre paralela al rio Ness, nos encontramos con la Old High Chuch que es la iglesia más antigua de Inverness. La iglesia actual se comenzó a construir en 1770 pero la tradición dice que San Columba predicó aquí en el año 565. Según dicha tradición, este santo irlandés, convirtió al cristianismo al rey picto Brude y éste le dio un terreno en la colina de St. Michael's Mount para construir una iglesia. La iglesia de Columba habría sido una simple estructura de madera de la que hoy no queda ningún rastro. Hubo allí otras iglesias posteriores, pero de la única que hay noticia documentada, en una carta del rey Guillermo I de Escocia fechada en 1771, es de la iglesia de “Santa María” que, unos años después, pasó a pertenecer a la Abadía de Arbroath. Frente a esta iglesia se encuentra el Dumbar Hospital, del s. XVII, y en la misma calle nos encontramos con la Abertarff House que data de 1593, típica casa escocesa que hoy alberga una exposición sobre la historia de la lengua gaélica. Dejando atrás la Market Cross, cruz medieval, el Ayuntamiento (Town Hall) del s. XIX y el Museum and Art Galery, una muestra de la artesanía y el folklore de las “Tierras Altas”, llegamos al Castillo de Invernes. Construido en el s. XIX sobre una serie de fortificaciones en ruinas de los siglos XI y XV que albergó la cárcel de la ciudad y, actualmente, en sus jardines habitan multitud de bares y pubs. Entre ellos destaca uno llamado “La tortilla asesina”. Un bar de tapas español donde puedes tomar una paella tradicional o una “scottish paella” (digna de haber sido bautizada también como la “paella asesina”) que, ni probamos, ni nos quedamos con las ganas. Al otro lado del río se encuentra la Catedral de St. Adrew`s que, a pesar de sus dos potentes torreones y su construcción en piedra de arenisca rosada, tiene la virtud de no decir nada. Es neogótica, del s. XIX y está adscrita al rito Episcopal Escocés.

En los alrededores de Inverness, a unas 12 millas, se encuentra el Cawdor Castle. Es un castillo exactamente igual que cualquier otro castillo medieval que uno se pueda imaginar. Tiene un enorme torreón central cuadrangular rematado con torrecillas angulares de techados cónicos; es de 1455 y está construido sobre una torre del siglo anterior. La torre está rodeada de anexos construidos en el s. XVI. Un foso con puente levadizo en la entrada lo circunvala. Sus jardines son espectaculares. Son tres de distintas épocas pero de igual singular belleza: El Jardín Amurallado, del s. XVII, el Jardín de Flores del s. XVIII y el Jardín Salvaje del s. XX. En los alrededores del castillo y perteneciente a él hay un bosque con numerosas especies de árboles y algo más de 100 especies de líquenes.

Ni que decir tiene que, como todos los castillos de Gran Bretaña, goza de sus leyendas. Una sobre el origen de su ubicación según la cual fue construido alrededor de un acebo pequeño bajo el que se tumbaba a descansar un burro cargado de oro. La leyenda habla de que un tal Calder, señor de la zona, cuyo nombre derivó a Cawdor, soñó una noche que un burro con las alforjas cargadas de oro caminaba solo por sus tierras y siempre paraba a dormir bajo un árbol bendito. El noble, que tenía decidido construir un castillo donde residir, probó a elegir el lugar haciendo realidad el sueño. Una mañana cargó de oro las alforjas de un burro y lo dejó andar a sus anchas por sus posesiones. El burro cansado por la carga se tumbó a descansar bajo un árbol, un acebo milenario, y allí decidió construir su castillo. Lo curioso es que los restos del árbol aún se pueden ver en el nivel más bajo de la torre, pero del burro y menos del oro nada se sabe.

La otra leyenda relaciona a William Shakespeare y su obra Macbeth con los Cawdor y su castillo. Según se cuenta fue en este lugar donde Macbeth, señor de Cawdor, perpetró el asesinato del rey Duncan I. La verdad es que ni Macbeth ni Duncan pudieron haber estado en el castillo de los Cawdor, por más que Shakespeare los situara allí. Lo que sí parece cierto es que los verdaderos Cawdor han debido (pues aún viven allí sus descendientes) acabar hasta las narices de la leyenda, ya que el V Conde de Cawdor, refiriéndose a esa conexión shakespeariana, dejó dicho para la posteridad: ¡Ojalá que el bardo no hubiese escrito su maldita obra!

¿Qué sería de Inverness sin su lago? Y ¿Qué sería del “Loch Ness” sin su legendario monstruo “Nessie”? Cierto es que las leyendas sobre el monstruo no son recientes para atraer al turismo, como muchos sospechan, ya que la primera referencia que se conoce aparece en la “Vita Columbae”, un texto del s. VII que es la hagiografía de San Columba. En ella se relata como el santo resucitó a un picto, muerto por el ataque del monstruo del lago, haciéndole la señal de la cruz a la vez que le imprecaba al monstruo: “¡Ni fyddwch yn mynd ymhellach!” (“¡No irás mas lejos!” en galés). Le impresionó tanto que huyó aterrorizado (dicho así hubiese impresionado a cualquiera). Existen otras muchas leyendas sobre Nessie. Algunas asocian al monstruo con los plesiosaurios o cualesquiera otros animales acuáticos prehistóricos. En cualquier caso

las características anatómicas de “Nessie” siempre fueron muy parecidas a las que se le supone actualmente. Diré finalmente que el último avistamiento de Nessie fue en 2014, cuando varias personas dijeron verlo en unas fotos aéreas, lo que complugo mucho a Mr. Gary Campbell, presidente del Club Oficial de Seguidores del Monstruo del Lago Ness.

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