Es la hora del Auditorio de Málaga

Auditorio de Málaga

Los arquitectos del Palacio de la Música, Federico Soriano y Agustín Benedicto, desgranan en el Ayuntamiento las características del proyecto para el Muelle de San Andrés y sostienen que "no hay razón para no emprender su construcción"

Agustín Benedicto y Federico Soriano, con Francisco de la Torre y Carlos Álvarez, en el Ayuntamiento. / Javier Albiñana

Málaga/Resumen de noticias: los arquitectos Agustín Benedicto y Federico Soriano ganaron en 2008 el concurso arquitectónico para el futuro Auditorio de Málaga, convocado por el consorcio, con vistas a su construcción en el suelo del Muelle de San Andrés cedido por el Ministerio de Fomento en 2004. Los mismos arquitectos entregaron el proyecto de ejecución en 2010 y a partir de entonces comenzó un tortuoso proceso de correcciones y supervisiones que culminó con el informe favorable del Inaem en 2013 (salvo algunos flecos en materia de seguridad que quedaron resueltos con el visto bueno del cuerpo de Bomberos al año siguiente). La vía quedó así definitivamente despejada para la construcción del equipamiento, pero entonces el consorcio (integrado entonces por los Ministerios de Cultura y Fomento, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga) se encontró con un problema: una crisis económica sin muchos precedentes y aún recordada que obstaculizaba de manera seria cualquier búsqueda de financiación para costear una iniciativa presupuestada en cerca de cien millones de euros. Pero a este problema se añadió otro justo entonces: la eliminación del consorcio del Auditorio en virtud de la reforma de la Ley de Administraciones Públicas a cargo del Gobierno, lo que obligaba a poner en marcha otro instrumento para esa misma búsqueda de financiación. Bajo estas circunstancias, el proyecto quedó dormido a la espera de una situación favorable a la construcción del edificio. Y para los propios arquitectos, esa situación ya está aquí. En palabras de Agustín Benedicto: "Entendimos entonces que no se tirase para adelante. Pero hoy no encontramos razones para que no se haga el Auditorio".

Así se expresó Benedicto en la conferencia pronunciada en el Ayuntamiento de Málaga este viernes junto al otro autor del proyecto, Federico Soriano, en un acto que contó también con la participación del alcalde, Francisco de la Torre, y con la presencia de buena parte del mundo de la música en Málaga, con el barítono Carlos Álvarez y el gerente de la Orquesta Filarmónica de Málaga, Juan Carlos Ramírez, a la cabeza. Esta conferencia, en realidad una presentación detallada del proyecto arquitectónico, fue fijada en un principio para el pasado mes de octubre, pero De la Torre decidió atrasarla tras la convocatoria de las elecciones autonómicas para no contravenir la ley electoral. Finalmente, la exposición ha tenido lugar y fue empleada por el propio alcalde en su introducción como respuesta "a algunas intenciones manifestadas recientemente [en referencia a las declaraciones del consejero andaluz de Cultura ahora en funciones, Miguel Ángel Vázquez] favorables a que empezáramos de cero. Ya tenemos un proyecto, y hay que llevarlo a cabo. Que muriera el consorcio no significa que muriera el proyecto; quedó a la espera de que pudiéramos disponer de recursos, así que hay que trabajar para que los tengamos. Nuestro proyecto no es una raya en el agua, sino un punto de partida". De la Torre recordó además que el Auditorio de Málaga "lo será no sólo de la ciudad, sino de toda la provincia. Más aún, de un área que comprenderá desde Motril hasta Algeciras, desde donde podrá venir el público a disfrutar de los conciertos y las representaciones de ópera".

"Entendimos entonces que no se tirase para adelante. Pero hoy no encontramos razones para que no se haga el Auditorio", afirma Agustín Benedicto

Posteriormente, Benedicto y Soriano desgranaron las características del edificio, con una superficie construida según el proyecto de 20.000 metros cuadrados. El primero destacó, entre los elementos exteriores pero incluidos en la gran plaza que quedará ganada en el entorno del Auditorio, el aparcamiento anexo con trescientas plazas (aunque su localización urbana, precisó, invitará a que "los malagueños vayan a Auditorio en transporte público, como ocurre en los principales teatros de España) y un fórum que permitiría la celebración de conciertos y espectáculos al aire libre con capacidad para 15.000 espectadores, así como el acceso de los trailers hasta el mismo perímetro de la escena sin necesidad de interrumpir el tráfico. El Auditorio, precisaron, funcionaría como un gran conjunto de "piezas independientes" que permitiría la celebración de numerosas actividades simultáneas. Así, el equipamiento quedaría al servicio no sólo de "todas las músicas", desde la lírica a la música sinfónica pasando por el rock, el jazz, y el flamenco; también de otras actividades, incluidas las económicas y empresariales. En este sentido, los arquitectos se han inspirado especialmente en la fisonomía del Palacio Euskalduna de Bilbao, en cuyo proyecto arquitectónico participó el propio Federico Soriano.

Sala principal del Auditorio, según el proyecto arquitectónico / M. H.

Ya en el interior, y en varias plantas, destacaría la sala principal, conformada por dos anfiteatros para la celebración de representaciones de ópera y grandes conciertos sinfónicos, con una capacidad variable para entre 1.900 y 1.550 espectadores, lo que permitiría adaptarse a distintos espectáculos (y jugar con los espacios reservados al coro y al mismo público de forma polivalente: "El personal necesario para la interpretación de la Sinfonía de los Mil de Mahler cabría aquí perfectamente", apuntó Benedicto) con visibilidad garantizada para todas las butacas (que rodearían la escena sin perder la disposición a la italiana) y la posibilidad de transformar la volumetría del espacio así como de adaptar la reverberación más óptima a la lírica o la música sinfónica. A ella se añadirían la sala de cámara, más indicada para el teatro musical o el flamenco, con capacidad para cuatrocientos espectadores y misma capacidad de adaptación volumétrica (incluso para la proyección de la música bajo las butacas en conciertos de música contemporánea), una sala de ensayos en escena distinta al escenario principal, otra sala de ensayos para danza y ballet, las dependencias de la Orquesta Filarmónica de Málaga (incluidas otras salas de ensayo y afinación), otra sala de ensayos para coro, dependencias administrativas, salas de prensa, espacios didácticos, salas para conferencias, una biblioteca y la cafetería, entre muchos otros rincones que podrían funcionar de manera simultánea y con accesos independientes. El objetivo es que el Auditorio sea un espacio abierto, de resonancia pública, siempre en funcionamiento y dispuesto a la ciudadanía.

En este sentido, Federico Soriano destacó tres características que deberían predominar en el Auditorio una vez en marcha: la densidad, con actividades programadas a diario y en paralelo, para una ocupación simultánea de los espacios (como ejemplo, el arquitecto señaló que el Palacio Euskalduna programa al año unas 365 actividades musicales y culturales y más de cuatrocientas de carácter empresarial); la permanencia, "para que los malagueños perciban el Auditorio como un espacio público siempre abierto"; y un relato del mismo Auditorio que integre definitivamente su oferta en la vida cultural y social de Málaga. Recordó Soriano que el mismo Palacio Euskalduna deja en Bilbao un impacto económico anual de 88 millones de euros y la creación de 1.400 puestos de trabajo. Y concluyó Agustín Benedicto que una ciudad como Málaga, "cuya apuesta por la cultura ha salido decididamente bien", no puede permitirse el lujo de carecer de un equipamiento como el Auditorio. Ha llegado, por tanto, su hora.

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