Wicked | Crítica
Antes de que Dorothy llegara a Oz: la historia de Bruja Mala
Exposición en La Malagueta
Málaga/Existe un mismo reto al paso del tiempo lanzado desde el gesto de Cristina Hoyos. Como si, a través del baile, la artista presentara su candidatura a la divinidad, a la permanencia, al estar siempre y perdurar. Lo mismo en el vuelo del vestido de Lola Flores y en la mano con la que Antonio Gades parece templar las ansias del mundo por disolverse. Sí, buena parte de los artistas retratados ya no están entre nosotros. "Los artistas viven y mueren, como todo el mundo", afirma Carlos Saura (Huesca, 1932) mientras pasea frente a las imágenes, cámara en ristre, pendiente de cualquier rostro, cualquier atisbo que merezca ser inmortalizado. Lo dice, sin embargo, consciente de que todos los grandes del flamenco pasaron ante su objetivo y él tuvo ocasión de hacer de ellos materia de eternidad. Y aquí, en este bosque de presencias, en un conmovedor blanco y negro que predomina como testimonio del mismo tiempo ahora recuperado, la razón está de su parte: el genio y el talento por los que una vez fueron admirados parece no haberse marchitado nunca. Ahora, buena parte de la colección de fotografías de temática flamenca de Carlos Saura forma parte de la exposición Flamenco, con la que el centro cultural de la Plaza de Toros de la Malagueta abre al fin sus puertas este viernes. Y lo hace como una invitación a formar parte de la misma resistencia contra el olvido.
Flamenco, que podrá verse hasta el 17 de mayo (con horario de 11:00 a 20:00, de martes a domingo) incluye cerca de ochenta instantáneas procedentes en realidad de la filmografía flamenca de Carlos Saura. Es decir, de películas como Bodas de Sangre (1981), Carmen (1983), Sevillanas (1992), Flamenco (1995) o Salomé (2002). Y constituye un verdadero festín para los amantes tanto del flamenco como de la fotografía, disciplinas que en la mirada de Saura encuentran un cauce común y efectivo. El mismo Carlos Saura presentó este viernes la exposición a los medios en compañía del presidente de la Diputación provincial de Málaga, Francisco Salado, y la consejera delegada de Turismo y Planificación Costa del Sol, Margarita del Cid, además de la hija del cineasta, Anna Saura, que compareció también con una cámara de fotos para dar cuenta de la vocación compartida con su padre. Saura, que visitó la exposición, así como el resto del nuevo centro cultural de la Malagueta, y que hasta posó en el albero de la plaza de toros para deleite de los reporteros gráficos, aprovechó para brindar su particular lectura de la situación presente del flamenco: "Creo que el flamenco es de las cosas más bonitas que tenemos en este país. Cuenta con un legado enorme y, al mismo tiempo, todo en él es nuevo. Por eso me parece interesante que se abran nuevos caminos, pero siempre respetando lo ortodoxo, que es de donde viene todo". Así, no dudó en valorar la renovación que entraña un fenómeno como Rosalía: "La segunda parte de su carrera me interesa menos, pero su primer disco me dejó perplejo. Ahí estaba todo lo que yo entendía que había que hacer".
Por su parte, la Diputación provincial de Málaga da cumplimiento a su empeño de hacer de la plaza de toros un centro cultural abierto durante todo el año, después de varios proyectos frustrados, tentativas gastronómicas con un final amargo y otros tiros errados durante no pocos años. Tras una inversión de 5,3 millones de euros, la Malagueta presenta ahora dos salas de exposiciones, dos salas de conferencias, un museo taurino y un restaurante, con una puesta de largo flamante y ambiciosa. Corresponderá a partir de hoy evaluar la respuesta y acogida del público ante los contenidos propuestos en el nuevo espacio. De momento, pocos aliados presentan las razones y las verdades de un Carlos Saura enamorado del flamenco.
También te puede interesar