La Feria del Libro de Málaga aspira a celebrar su próxima edición en la Alameda Principal

Literatura

La organización del certamen trabaja para hacer de la renovada vía su sede estable a partir de 2020 con la bendición del Ayuntamiento

Una lectora, en la Plaza de la Merced, durante la celebración de la Feria del Libro de Málaga. / Javier Albiñana

Málaga/La Feria del Libro de Málaga celebrará su próxima edición, previsiblemente, en un plazo aún por determinar entre abril y mayo de 2020. Y no será una cita más: la susodicha será la edición número 50, lo que invita a hacer del evento una ocasión especial que asiente un antes y un después en la historia de la gran cita malagueña con las letras y que, ya que estamos, introduzca novedades y mejoras duraderas que refuercen el vínculo de la Feria con su ciudad. Pues bien, lo cierto es que la organización espera confirmar cuanto antes una distinción más que sonada para el año que viene: el traslado de la Feria del Libro a la renovada Alameda Principal, que justo este miércoles se vestirá de largo tras largos meses de obras en un acto que contará con la presencia del alcalde, Francisco de la Torre, y la consejera de Fomento, Marifrán Carazo (el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, cuya presencia también estaba prevista, no estará finalmente). La intención es que, tras la forzada itinerancia de los últimos años, la Feria tenga en la Alameda Principal su hogar definitivo. Eso sí, la mudanza no es un deseo baladí ni una mera apuesta: se trata de un proyecto ya avanzado, que cuenta con la bendición del Ayuntamiento y que se dará por asegurada, salvo sorpresa, en las próximas semanas. Así lo confirmaron a este periódico fuentes tanto municipales como cercanas a la dirección de la Feria del Libro.

Las ediciones celebradas en la Plaza de la Merced no han arrojado los resultados deseados

El objetivo es, por tanto, que el evento aproveche su quincuagésima edición (nada menos) para brindar a los malagueños el que será su aposento definitivo, el que acabaría de una vez con años de incertidumbre y el que, de paso, permitiría diseñar un modelo de actividad y proyección a largo plazo. Reducida a un escaparate marginal y cada vez más desconectado con el pulso cultural de Málaga, la Feria del Libro abandonó su sede tradicional del Paseo del Parque en 2013 para probar suerte en el Palmeral de las Sorpresas, con suerte desigual: ni la respuesta en cuanto a afluencia ni las cifras de negocio fueron las esperadas, en parte por la crisis coyuntural del sector editorial y en parte porque, muy a pesar de la implicación del Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y la Diputación provincial, la financiación disponible siguió siendo escasa; tanto, que el traslado no despejó la amenaza de una posible desconvocatoria que hubiera mandado la Feria a mejor vida. En 2017, fue precisamente un problema administrativo con la Junta de Andalucía el que obligó a la Feria del Libro a un exilio que encontró respuesta en la Plaza de la Merced. La llegada de Manuel García Iborra como nuevo director y el impulso cómplice de la Asociación de la Feria del Libro se interpretaron de inmediato como el órdago que la cita necesitaba para responder a las expectativas de una ciudad como Málaga; sin embargo, tampoco los balances arrojados en la Plaza de la Merced, donde ni la afluencia de público, ni el volumen de ventas ni el número de librerías participantes han crecido de forma significativa (el recinto ha pasado de acoger 27 puestos a los 30 del presente año), son los esperados. Igualmente, la carpa dispuesta para presentaciones de libros y otras actividades también ha sido objeto de críticas por su primario aspecto de tinglao.

Ahora, la organización de la Feria del Libro espera que la Alameda Principal, donde se podría recurrir a sedes de instituciones como el Archivo Municipal, el Área municipal de Cultura y la Delegación del Gobierno andaluz para el desarrollo de actividades, traiga consigo como nueva sede la resolución de estos problemas. Ya el alcalde dejó caer en la pasada Feria del Libro que la Alameda debía ser el destino natural de la cita malagueña con los libros. Quién sabe si a la quincuagésima irá la vencida. Al cabo, nunca es tarde.

A la espera de los recursos prometidos por la Junta

El pasado 3 de abril, en la presentación de los contenidos de la 49 Feria del Libro de Málaga, el entonces secretario general de Innovación Cultural y Museos de la Junta de Andalucía, Fernando Francés, anunció una nueva línea de ayudas y subvenciones al sector editorial de la comunidad “para corregir la precariedad que sufre este ámbito”, con cargo a los presupuestos autonómicos de 2020. Sin entrar en muchos más detalles, Francés señaló que, con esta inyección, las inversiones, especialmente dirigidas a editoriales y librerías, registrarían un aumento “de entre cuatro y seis veces las cantidades actuales”. Es evidente que esta financiación tendría consecuencias directas en la Feria del Libro, ya que de hecho parte de su cometido sería incentivar la participación en este tipo de eventos; pero, además, Francés anunció que la Junta reforzaría sus esfuerzos y su participación en la próxima Feria del Libro de Málaga al tratarse de su convocatoria número 50. Aunque Fernando Francés ya renunció a su puesto en la Consejería de Cultura, resulta deseable, y previsible, que el compromiso se materialice, tanto en lo presupuestario como en lo logístico.

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