Achero Mañas regresa a la dirección después de diez años con una cinta muy personal sobre vidas particulares

Festival de Málaga | Sección Oficial

Ernesto Alterio y Gala Amyach son padre e hija con una misión al margen de las reglas, secuestrar el cuerpo de la abuela para cumplir su último deseo y depositar su cadáver en el mar

Ruth Díaz, Pau Durà y Magüi Mira completan el reparto de 'Un mundo normal', una película repleta de emociones que encandiló en su presentación

Ruth Díaz, Achero Mañas, Gala Amyach y Ernesto Alterio, el equipo de 'Un mundo normal' / Marilú Báez

Málaga/Después de diez años y un día desde la última película como director de Achero Mañas, Todo lo que tu quieras (2010), se dieron las condiciones oportunas para poder levantar su proyecto y dar forma a Un mundo normal, una película muy personal en la que el cineasta habla de cómo encajar las diferencias y particularidades en la vida en comunidad. Con ella compite en la Sección Oficial del Festival de Málaga, donde ha sido presentada por el equipo este domingo.

"Amo tanto el cine que sin las condiciones apropiadas, sin lo que considero que merece la película, he sido incapaz de dirigir, por eso he estado diez años sin hacerlo", reconoce Mañas, al tiempo que agradece el "esfuerzo y arrojo del Festival" para poder brindar la oportunidad al público de disfrutar de las películas "que lo van a tener muy difícil en sus comienzos"

Autor del guion de la cinta, Mañas se ha rodeado de un reparto también muy especial para encarnar a una familia diferente. Ernesto Alterio es un director teatral que sueña con hacer un musical y reniega de venderse por dinero para dirigir una serie cualquiera. Gala Amyach es su hija, una chica que crece como pintora al tiempo que se ve obligada a estudiar Derecho como salida laboral.

La abuela, MagüiMira, es una mujer resuelta y poco convencional que expresa con claridad su último deseo ahora que están muriendo todos sus amigos. Ni ser enterrada en una caja ni incinerada, quiere que su cuerpo descanse en el mar valenciano frente al pueblo en el que nació.

Y Max (Pau Durà), su otro hijo, es un pianista que necesita un pequeño empujón para dejar a un lado las partituras de los clásicos y tocar sus propias composiciones. Ruth Díaz, aunque con mucho menos metraje del que debería, interpreta a la pareja de Alterio en un momento de ruptura.

El cineasta con su hija y protagonista femenina de la cinta. / Marilú Báez

"La película partió de la petición de mi madre de que tire su cadáver al mar, entonces reflexioné sobre qué se hace con esas particularidades que no encajan", dice Mañas, en un mundo global y encorsetado por las normas. "No existe reconciliación entre lo común y lo particular si no somos nosotros mimos, no tenemos que renunciar a ser nosotros mismos para vivir en comunidad, ese es el planteamiento de la película", explica Mañas.

Entre la risa, el absurdo y el drama, como indica el realizador, transita este viaje de los personajes en un largometraje apoyado en el trabajo con los actores. "Escribo un guion en soledad, pero luego trabajo con los actores sobre un texto que está por hacer y descubro cosas de cada uno de ellos y por dónde discurre mi película, que se va construyendo a sí misma", apunta Mañas.

Los actores se prepararon durante dos meses de ensayos, y en ellos hubo libertad para jugar, para llevarlos por un camino, corregir y dirigirlos hacia otro lugar, como apunta Gala, actriz protagonista e hija de Mañas. "El proceso ha sido bastante colaborativo, descubríamos cosas, probábamos, nos dejaba que saliera mal e ir por otro lado, teníamos la libertad para dejarnos ir, fue un placer rodar con mi padre", señala Gala.

Para Ernesto Alterio ha sido "muy generoso que me invitara a un viaje tan personal, tanto que al principio me daba un poco de respeto, pero ha sido muy emocionante ver cómo Achero vibraba al otro lado en cada escena, ha sido un viaje artístico y humano muy rico".

Los productores y los actores protegidos con mascarilla antes del photocall. / Marilú Báez

"Mis personajes son un poco rebeldes siempre, reflexionan y reivindican otra forma de habitar el lugar", dice el cineasta madrileño, que agradeció a Alterio su trabajo porque "no siempre es fácil meterse en las particularidades de una familia". Pero de eso se trataba, considera el director, de conseguir que su equipo participara "del proyecto espiritual de la película".

El "alter ego" de Mañas en la película lanza un alegato contra las series de televisión porque el director considera que estas "cubren el espacio que ahora mismo no cubre el cine, que como lo entendíamos ha muerto, como experiencia colectiva". A su juicio, se han "universalizado las series" y los creadores "nunca han estado tan condicionados en los contenidos como los directores de las series".

Añade que la actual Ley del Cine es "demencial porque propicia la industrialización de las películas y hay un vacío, con muchos directores que no tienen la capacidad de levantar un proyecto, mucho cine de autor que habría que no dejarlo perder porque pueden convivir ambos".

"No existen ya productores independientes, prácticamente han desaparecido, porque van a las cadenas con los contenidos que les obligan a hacer", resalta Achero Mañas y reitera que "nunca voy a hacer una película que no quiera hacer, no puedo dirigir más que siendo honesto conmigo mismo".

El 11 de septiembre se estrena Un mundo normal en las salas.

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