'Godspell', el musical contado y cantado por sus actrices en el Teatro del Soho
Laia Prats, Mónica Solaun, Roko, Nuria Pérez y Noemí Gallego desgranan las claves del musical que estará en cartel en el teatro malagueño hasta el 8 de enero
Desde que el 3 de noviembre se subieron al escenario del Teatro del Soho Caixabank, las actrices del musical Godspell están viviendo una experiencia inolvidable. Cada noche, de miércoles a domingo, frente a un público entregado, aseguran, juegan, interpretan, sacan el payaso que llevan dentro, se divierten, cantan y bailan los números de la obra ideada por John-Michael Telebak a principios de los 70. Hasta el 8 de enero seguirán entregando todo lo mejor de ellas mismas para hacer honor a su profesión y a esos "románticos del arte" que les dieron la oportunidad: Emilio Aragón y Antonio Banderas.
"El público se convierte en un personaje más de la función, comentan todo, interactúan, se meten en la obra, forman parte de todo", explica Roko. "La gente está a tope y es fuerte porque esta obra no es un musical al uso", considera Laia Prats. La temática religiosa, aunque en Andalucía tenga sus seguidores, podía despertar ciertos recelos en el público. "Pensé en cómo se la tomaría la gente, porque no es una obra fácil, pero por lo que estamos viendo, les está encantando", agrega. "En Málaga la gente viene a pasárselo bien, con una disposición enorme a darlo todo y disfrutar", estima Nuria Pérez.
Tener fe en el proyecto, como destaca Noemí Gallego, no es algo que cayó del cielo. Fue un trabajo previo en el que se volcaron todos los compañeros con el director a la cabeza. "No tenía temor a que funcionara o no un espectáculo con una temática religiosa, pero sí que es verdad que nunca sabes cuando se estrena un montaje cómo va a responder el público. La sorpresa que hemos tenido todos es que ha sido una respuesta muchísimo más buena de la que pensábamos", apunta Gallego.
Para esta actriz, "el público está muy participativo, muy receptivo", y entra en el juego y el lenguaje que han propuesto Emilio Aragón y el elenco para contar las parábolas del Evangelio según San Mateo. "Creo que Emilio tampoco quería hacer una obra dramática como tal y Godspell se trata de trasladar un mensaje concreto ala sociedad, pero con un toque de vamos a pasárnoslo bien", dice Noemí.
Mónica Solaun asegura que nunca tuvo duda de que iba a funcionar. "Es tan divertida y va a una velocidad tan rápida que no te da tiempo tampoco a ponerte juicioso", comenta. Para Roko, otro de sus secretos es que "es una obra que tiene muchas capas, te puedes quedar con la más superficial, lo bien que se lo pasad este grupo de gente en comunidad, o puedes ir a un mensaje más profundo". Para esta actriz "Godspell más que religiosa es espiritual y pone en valor que en grupo siempre se funciona mejor que individualmente".
"La intención final de Godspell es apelar a la bondad del ser humano, al buen camino que podemos escoger juntos para convivir mejor y utiliza a Jesús, su mensaje y su vida no para captar seguidores de la Iglesia sino para sensibilizarnos con que somos uno y cuando lo somos funcionamos mejor", añade Mónica Solaun.
Para las actrices, Emilio Aragón "ha tratado con mucha delicadeza, respeto, inteligencia y tacto" el tema de este musical que estará diez semanas en cartel y que ha contado con Antonio Banderas en la producción. "Habrá gente más sensible con la temática y habrá cosas que le muevan para bien y otras para mal, pero está expuesto de una forma tan humana que es difícil no empatizar y no recibirlo con el corazón abierto", considera Mónica.
Godspell también habla de cómo la sociedad enjuicia y critica al diferente, al que trae otras propuestas. "Jesús es Jesús, pero podría ser otra persona que viene a proponer un cambio para mejorar como sociedad", dice Noemí Gallego. Y Nuria Pérez apunta que "la temática es atemporal porque, por desgracia, no hemos aprendido mucho, seguimos repitiendo patrones y es muy aplicable a lo que está pasando ahora en el mundo, es un mensaje atemporal y universal".
Emilio Aragón, un director "muy generoso"
Sus intérpretes son también, en gran medida, sus artífices. "Emilio no es un director impositivo, es un director muy generoso, nos ha dejado crear en grupo y que pongamos cada uno de nosotros algo muy propio de nuestro carácter en el espectáculo, por eso los personajes se llaman como nosotros a excepción de Judas y Jesús", subraya Roko. "Emilio ha dejado que nuestro clown salga, nuestro niño pequeño, por eso es todo tan divertido, porque hemos vuelto a la razón por la que nos dedicamos a esto y es que nos divierte estar encima de un escenario. Esto es un parque de atracciones para cualquier actor", añade.
Laia destaca que "una de las cosas que tiene esta obra es que está llena de detalles y el público, mire a donde mire, ve algo, aunque no estén hablando todos los personajes están haciendo algo. Significa que nos lo estamos pasando tan bien que no podemos dejar de interpretar ni de hacer cosas". Para Nuria el proceso creativo ha sido muy interesante. "El inicio fue un taller de creación, se estableció una dinámica de juego, de dejarse llevar", asegura Nuria.
Aunque con un guión más que trazado y ensayado, el elenco sigue jugando y creando en cada función para insuflarle vida al montaje y no entrar nunca "en modo automático", explican las actrices. "Está el mundo del teatro musical y luego está Godspell, que es un género aparte, que no tiene nada que ver con otra cosa que hayas visto antes", sostiene Roko. "Habrá gente a la que no le guste el teatro musical y sí le guste Godspell. Como dijo Antonio, aquí en el Teatro del Soho se están contando historias con un contenido, no interesa quedarse en la superficie y desde el clown se puede llegar a conectar mucho", añade.
Diferentes géneros musicales y una gran exigencia
Cada parábola tiene su propio estilo, su estética, su lenguaje y transita por diferentes géneros musicales, lo que la hace vocalmente muy exigente. También porque sus intérpretes se pasan prácticamente cada minuto sobre el escenario. Además de tener un solo cada uno, realizan los coros del resto. "Todos tenemos un momento solista y todos hacemos los coros, cantamos 16 temas, así que tienes que hacer tu número y el de todos tus compañeros, nadie se puede descolgar porque se nos cae todo", detalla Nuria.
"Es muy exigente no solo por la parte cantada, sino también porque estás interpretando sin parar, se trata de utilizar tu voz, tu instrumento, todo el rato", destaca Noemí. Además, dice, "la partitura es muy compleja porque armónicamente Stephen Schwartz ha hecho una composición difícil pero luego el resultado, cuando se juntan todas las voces, es espectacular".
Para Laia, la "adrenalina" de esta obra es "vivir tan en el presente que cada día es una aventura y a mí me encanta". Destaca la actriz que "es un espectáculo vocalmente muy demandante" y que todos han sufrido bastante con las canciones, "pero son muy potentes y el efecto está, se agradece".
"Cada canción habla del momento en el que cada uno de los personajes se tira a la piscina, confía. Esta obra habla de la fe en el sentido amplio de la palabra, habla de confiar, de que la vida siempre tiene algo preparado para ti", afirma Roko. Para ella, otra clave del grupo es la implicación del elenco "para lo bueno y para lo malo". "Somos muy diferentes los unos de los otros, pero ahí está lo rico también", consideran. Y la pasión de cada uno de ellos, ha sido uno de los nexos de unión.
"Enamorados del escenario y de lo que se puede generar ahí arriba"
Además de hacer una mención especial a la figura del swing y de reconocer el trabajo del equipo técnico, las actrices se detienen en la figura de Antonio Banderas como productor. "Ha sido muy generoso y ha confiado mucho en Emilio, para ellos era una obra importante y como dos niños que son, con mucha experiencia y muchas tablas pero dos niños con mucha ilusión por hacer cosas, pensaron en sacarlo adelante, hicieron un casting y confiaron en nosotras", sostiene Roko.
Para Noemí, algo que los diferencia como productores es que "ellos han sido y son artistas y esa visión se nota muchísimo, porque han vivido los procesos que todos nosotros estamos viviendo y eso para nosotros es una enseñanza y un lujazo". "Entienden tus problemas, te sientes comprendida, el trato es muy humano", añade Laia.
"Son hombres renacentistas, unos románticos del arte, están enamorados del escenario, de lo que se puede generar ahí arriba y de contar historia, son unos soñadores", considera Roko, a los que se les ilumina la mirada cuando cada noche se levanta el telón para obrar ese milagro llamado teatro.
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