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Tribuna | Premios Goya en Málaga
Málaga/Empiezo por el final: Bienvenidos los Goya a Málaga. Con un año de retraso, parece que se pusieron las pilas y después de artículos y protestas varias hace ahora doce meses en la que a Málaga ni estaba ni se le esperaba. Este año al menos fue finalista entre las distintas ciudades que optaban a organizar la ceremonia.
Intentar justificar que la Academia “ha abierto la itinerancia de estos premios” es faltar a la verdad y no tener ni idea del asunto. Tiene una explicación muy sencilla: a raíz del éxito para la Academia y para Sevilla de los pasados Goya, la academia y los académicos hemos visto una nueva forma de financiar y disfrutar ambas partes de su celebración. Mientras haya ciudades que estén dispuestas a pagar los Goya, estos seguirán girando por España y bienvenidos para todos que esto siga así. La experiencia sevillana fue espléndida y borró la mancha negra de los Goya en Barcelona.
También debemos de aclarar que los Goya próximos iban encaminados a la ciudad de Palma de Mallorca que lleva luchando varios años por ello y que el año pasado en el último momento se los quitó Sevilla; pero también en este año se volvieron a echar para atrás desconociendo su motivo.
Ya sabemos como se hacen las cosas en Málaga en materia cultural. Siempre de arriba abajo, nunca de abajo a arriba, con inversiones millonarias. Independientemente que en este caso el retorno que recibirá la ciudad es infinitamente mayor que el coste de la ceremonia. La exportación que Málaga como marca recibirá es enorme y muy positiva. No se podía perder esta oportunidad.
Una ciudad que compra con dinero ilimitado franquicias y que al mismo tiempo destruye y oculta sus propios restos del pasado inmediato o milenario (Villa Maya, restos arqueológicos del Metro) y que a sus políticos les parece mayoritariamente bien que se construya una Torre supositorio en el puerto, pero no se atreven a hacer un referéndum ciudadano.
Un día de Goya le va a costar a Málaga con dinero público más que el presupuesto del festival de cine español de todo el año.
Un día de Goya es más dinero de lo previsto, anunciado hace pocos días por la consejera de Cultura, para las ayudas a la cinematografía andaluza de largometrajes de ficción para el próximo ejercicio. Y eso que en el parlamento se aprobó una Ley de Cinematografía Andaluza por unanimidad de todos los partidos políticos. Sí, por unanimidad. No parece cierto,¿verdad ? Con dotación económica de cero euros hasta el momento.
O que en la Filmoteca Andaluza de Córdoba, con un presupuesto ridículo, sin dotación para restaurar películas ni investigar; y donde en su almacén sótano para conservar los materiales se estropeó el aire acondicionado hace varios años y está sin reparar. Parece que los aires acondicionados son una especialidad de la Junta de Andalucía en materia de cultura.
También se usa como argumento los datos magníficos de las distintas oficinas de Films Commissions de Andalucía, sin lugar a dudas datos inflados, difícilmente controlables desde el rigor de la sociología e intentando capitalizar rodajes en territorios cuya existencia depende sólo y exclusivamente de las empresas privadas productoras de esas películas o las que hacen su service.
Malagueños que pertenezcan a la Academia de Cine hay solo 26 (de un total de 1.700): doce viven en Málaga y catorce viven fuera de su ciudad.
Hablar de ayudas al talento local cinematográfico es mejor no hablar, es ridículo, casi inexistente. Hacer cine en Málaga es algo más relacionado con lo amateur, lo voluntarista, que con la industria en mayúsculas. No es casual que más de la mitad de los académicos malagueños que pertenecemos a la Academia de Cine vivamos en Madrid o algunos fuera de España.
Eso sí, en Málaga somos campeones de los Tritrabajos : así tenemos un tridirector de Museos (Casa Natal, Ruso y Pompidou); que tendrán que ver unos con otros. Y desde hace pocos días un tridirector del Audiovisual (Festival de Cine, Teatro Cervantes, y Gala de los Goya). Pero como son gestores culturales lo mismo valen para un roto que para un descosido.
Alejandro Amenábar y Pedro Almodóvar pasearán por la alfombra roja el próximo 25 de enero del 2020 a recoger muchos Goya a los que serán nominados. Ellos jamás pasearon por la alfombra roja (la más larga) del Festival de Málaga en 22 años. Ni asistieron al mismo en calidad de nada.
Las diferentes personas, tanto técnicos como actores, académicos o no, que cruzarán la alfombra del Palacio de los Deportes Martín Carpena, esos sí que son eso que llamamos la industria del Cine Español. La mayoría jamás pisaron el Festival de Cine de Málaga, por mucho que determinados medios locales pretendan hacernos creer esa postverdad.
El 9 de julio del 2004 ya hubo un aperitivo en Málaga, pues se entregó la Medalla de Oro de la Academia de Cine a Antonio Banderas en el Jardín Botánico de la Concepción. También nos invitaron a los académicos al viaje, entonces en avión, y a una noche de hotel.
María Barranco presentó el acto. Mercedes Sampietro entregó la medalla a Banderas como presidenta. Era la segunda vez que este premio se entregaba fuera de Madrid, antes lo había recibido José Luis Borau en Zaragoza. Asistieron Manuel Chaves y Carmen Calvo. Lo pagó Turismo Andaluz (Paulino Plata). Fue un espectáculo bochornoso, descoordinado, fatídico, nada funcionó. La música falló, los vips faltaron y la comida llegó tarde y fría.
Espero y deseo lo mejor para los que organicen el programa televisivo que supone hacer los premios Goya 2020. Desde luego nada fácil lo tienen, porque la elección del lugar, el Palacio de los Deportes Martín Carpena, no puede ser peor, es un enorme error.
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