Guido Balzaretti: “El teatro musical está creciendo mucho pero no se le da el valor que tiene”

El actor se mete en la piel de Rob J. Cole, un aprendiz de médico del siglo XI en un viaje épico de Londres a Persia

El musical realizará 14 funciones en el Teatro Cervantes del 1 al 11 de junio

El musical ‘El Médico’ inaugura el jueves la temporada del Teatro Cervantes

Guido Balzaretti en su papel protagonista de 'El Médico. El musical'
Guido Balzaretti en su papel protagonista de 'El Médico. El musical' / Beon Entertainment

Málaga/El pasado diciembre, en medio del rebrote de onmicron y contra viento y marea, El Médico. El musical salió de Madrid para comenzar su gira en Sevilla. “No se tuvo que cancelar ninguna función, fue una victoria muy poderosa para empezar”, comenta su protagonista, Guido Balzaretti. Meses después recalan en Málaga, en el Teatro Cervantes, para ofrecer al público 14 funciones de esta obra basada en el superventas de Noah Gordon.

–¿Cree que el público que acude a ver esta obra con la película en la cabeza sale complacido?

–El relato del musical es mucho más fiel a la novela original que la película, que tiene ciertas licencias cinematográficas. El plus más importante en este caso es la partitura. La música es un lenguaje universal, que se mete por los poros y genera sensaciones muy emotivas. Creo que es uno de los fuertes de El Médico. Su compositor, Iván Macías ha logrado momentos muy bonitos.

–¿Es El médico un musical diferente?

–Creo que ha conseguido lo que ningún otro musical original español ha logrado. Estamos acostumbrados a recibir aquí franquicias o títulos que vienen de Broadway y, en este caso, El médico ha empezado a exportarse al mundo. Está haciendo el camino inverso. Se estrenará en breve en República Checa. Es también una declaración de intenciones de Beon Entertainment, generar productos propios, hechos en España y desde aquí salir al mundo.

–¿Cómo se aborda una obra teatral sobre una novela histórica con casi 40 personas sobre el escenario?

–En el escenario somos 25 actores más 10 ó 12 músicos. Es complejo montar un musical de estas características, tan épico, narrar un viaje desde Inglaterra hasta Persia en el siglo XI. El libro de Noah Gordon enfoca la historia desde un lugar muy humano, íntimo y hasta muy crudo por momentos. Sintetizar en dos horas y media semejante relato extenso fue una labor muy ardua, aunque yo no participé de ese proceso de gestación. Ahora estamos haciendo una nueva versión con Ignasi Vidal como director. Lo que intentamos siempre fue acercarnos lo más posible a la novela y desde un lugar muy honesto y de mucha verdad, con un código más realista para poder meter al público dentro de este viaje de Rob J. Cole.

–¿Cuál es su principal desafío al meterse en la piel de Rob?

–El desafío del teatro musical en general, y en particular de este personaje, es mantener el listón muy alto a nivel interpretativo y vocal ocho veces por semana, o lo que toque. Es una partitura muy bonita pero también muy exigente. Mi personaje está en escena casi todo el show, si salgo es para cambiarme de ropa. Me demanda mucho y sostener todo esto es el gran desafío. Este es un oficio en el que hay que estar muy comprometido. Yo casi hago una vida de monje para poder cuidarme.

–¿Qué le aporta el teatro musical como intérprete?

–Para mí es un género que me hace sentir muy pleno. El hecho de poder desplegar tantas vertientes expresivas, el cuerpo, la voz, la música, la interpretación... el despliegue es muy grande y me hace sentir muy bien. Aunque también la responsabilidad es muy alta. Cuanto más apuestas más riesgo corres, hay más posibilidades de que algo salga mal. Pero está todo tan ensayado, tan medido, el teatro musical debe de funcionar como un reloj suizo en todas las cuestiones técnicas para que lo artístico y lo expresivo pueda ver la luz y te puedas adentrar en el relato sin fisuras.

–¿Considera que, a pesar del esfuerzo que requiere, sigue estando maltratado el teatro musical?

–Es un género que está creciendo mucho, en España en particular. Mucha gente todavía desconoce todo lo que implica y lleva detrás. Sería muy interesante que el público pudiera ver todo lo que cuesta poner una obra de estas características en pie. Por momentos, sí siento que no se le da el valor que tiene.

–¿Como actores tienen que recurrir al cine o la televisión para salir del anonimato?

–Sin duda el teatro tiene una llegada más corta, te ve menos gente. Una sala de 1.000 personas no es lo mismo que entrar en millones de hogares gracias a un programa de televisión. El camino es más largo a nivel de popularidad. Pero depende mucho de cada uno, de los objetivos que tenga. Por lo general, los que hacemos teatro musical amamos el teatro y estamos muy ocupados formándonos e intentando construir el género que tan bien está funcionando en este país.

–Veo que es usted un artista muy polifacético. ¿Cualquier medio es bueno para expresarse o tiene preferencias?

–Bueno, el musical es como mi amor correspondido. Me ha abierto las puertas y me ha recibido muy bien. Nos hemos tomado mucho cariño mutuamente. Pero yo soy un amante de los buenos proyectos. Si algo me inspira, me da igual cuál sea el medio expresivo. Si me gusta el personaje, el proyecto, es para hacerlo con gente a la que quiero y respeto, ya estoy dentro.

–¿Retos a corto plazo?

–Estoy con un disco de canciones originales mías, va tomando forma y en los próximos meses podrá ver la luz. Y seguimos con la gira de El médico hasta el mes de febrero, al menos. Esto me demanda gran parte de mi tiempo y mi energía. Estoy entregado con este compromiso.

–¿Cómo está viendo la salud de las artes escénicas tras la pandemia?

–Es un camino ascendente, ha sido muy duro para nosotros, uno de los sectores más afectados, así que ir viendo esta desescalada es muy revitalizante. En la próxima temporada hay muchos títulos que se estrenan, la apuesta es muy grande, reflejo de que la cosa marcha bien. En relación a la pandemia, una obra como El médico pasa a ser muy actual, nos revincula con la enfermedad, con la vida y la muerte, vemos cómo la humanidad ha ido superando obstáculos. Es muy fuerte ver cómo una historia que transcurre en el siglo XI está tan vigente, es tan actual. Aunque también te das cuenta de que la humanidad sigue cometiendo los mismos errores de siglos atrás.

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