Hombre discreto, creador sin medida

'Aute y parte' celebra la fecundidad de un cantautor que también es poeta, pintor y cineasta Alaska, Chávarri o Echanove participan en un libro ilustrado por Roberto Sánchez Terreros

Hombre discreto, creador sin medida
Hombre discreto, creador sin medida
Braulio Ortiz

14 de agosto 2013 - 05:00

El hecho de haber prestado su voz a toda una generación nunca pudo frenar la creatividad infatigable de Luis Eduardo Aute, cantautor que se ha adentrado con la misma soltura en los terrenos de la poesía, la pintura y el cine. El libro Aute y parte, editado por Pedro Tabernero y el Grupo Pandora, se acerca al universo imaginativo y sentimental del compositor a través de casi un centenar de ilustraciones del dibujante madrileño Roberto Sánchez Terreros que reinterpretan las letras de su discografía con una estética fantasiosa y expresiva. La mirada subjetiva y onírica de Sánchez Terreros a temas tan célebres como Al alba, Rosas en el mar o Una de dos se completa con el afectuoso testimonio de una nómina de personalidades, entre las que destacan Alaska, Silvio Rodríguez, Antonio Escohotado, Jaime Chávarri o Juan Echanove. El volumen -nueva entrega de la colección Osimbo, que ya rindió un homenaje similar a Leonard Cohen con la publicación Songs by drawings- se presentó el jueves en el Ateneo de Madrid en un acto que contó con la presencia del propio Aute y de varios de los participantes en el proyecto.

El "incansable demonio de la osadía", en palabras de Jaime Chávarri, que ha guiado los pasos de Aute, su condición "de artista del renacimiento" que hace años observó en él su colega Silvio Rodríguez, están presentes en los diferentes retratos que se proponen del artista. El director de El desencanto y Las cosas del querer manifiesta su asombro por la versatilidad de un autor dotado para los registros más diversos y que "no se molesta en reunir un equipo de guionistas y operadores; fotograma a fotograma dibuja -pintor de iconos- películas enteras, les pone música y sobre todo se permite prescindir de la palabra, el instrumento que, como poeta, mejor había dominado", dice Chávarri, para quien Aute se "inventó un género" con la inclasificable y libérrima Un perro llamado Dolor, "verdadero cádaver exquisito, íntimo, monumental también, y tremendamente divertido".

Alaska, por su parte, se sabe en las antípodas del homenajeado -"entre mi mundo popwarholiano de superhéroes de ciencia ficción y el universo poético de Aute hay un abismo", admite-, pero expresa su respeto por un autor para quien la música "es sólo una circunstancia más". "Un artista multidisciplinar que construye un mundo propio merece mi respeto, me obliga a inclinar la cabeza a su paso en señal de reconocimiento. Y de agradecimiento", valora.

También desde la orilla de la literatura llegan las muestras de aprecio por Aute: Rafael de Cózar, hermanado con el músico en su devoción por Carlos Edmundo de Ory, señala las múltiples paradojas que habitan en la obra de un tipo audaz que hace una pintura "efectivamente poética" y una poesía "plástica". Pero el "fondo de genialidad" que detecta en su trabajo se percibe también en su carácter, en el "fondo filosófico que trasluce el amor a la vida y al ser humano" que posee "un personaje entrañable, hermosamente sencillo en el trato, y también solitario y marginal, rebelde, como todos los grandes artistas".

Esa energía para embarcarse en historias aparentemente imposibles conmueve a Echanove, hasta el punto de que el actor considera que el cantautor "es una confirmación andante de la posibilidad de futuro". El intérprete celebra a un hombre prudente que "habla en voz baja" pero que a la hora de crear lo hace lejos de la mesura. "Aute pinta a lo grande aunque pinte miniaturas. Compone a lo grande aunque componga un cumpleaños feliz. Filma a lo grande aunque su secuencia interior noche se limite a un sencillo beso", sostiene.

Esa ambición artística no significa que Aute, tal como expone Escohotado, incurra en la flaqueza de la soberbia. "Eduardo prefiere relativizar las cosas empezando por su persona. Mejor siempre una broma que un decreto, una vacilación que una certeza, y que le den a fanáticos, enfáticos y aspirantes al control del prójimo".

La edad no ha mermado el entusiasmo de Aute, tal como comprobó Fernando Polavieja cuando recibió un envío del autor que contenía el disco El niño que miraba el mar y el libro y dvd El niño y el basilisco. Un material ante el que el cantautor se quedó "boquiabierto. ¿Cómo te superas en cada nueva obra, sea musical, poética, plástica?", se pregunta el jerezano, antes de brindar una hipótesis. "Estoy convencido de que la respuesta es muy clara: te dejas la piel en todo lo que haces". Una entrega que bien conoce Polavieja: ambos colaboraron en el disco El desenterrador de vivos, un proyecto en el que convertían en cancionero los poemas del añorado Carlos Edmundo de Ory.

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