Honores a El Gallina

Lourdes Gálvez Del Postigo

17 de octubre 2010 - 05:00

Ciclo Flamenco Caja de Ahorros BBK Fecha: jueves 14 de octubre 2010. Lugar: Auditorio de Diputación de Málaga. Al cante: Andrés Lozano. Guitarra: Paco Javier Jimeno. Coros: Ana Fargas y Nuria Martín. Percusión: Chico Fargas. Aforo: Lleno.

El jueves asistimos a un suceso extraordinario: volvimos a ver y a escuchar a Rafael Romero El Gallina en carne y hueso. Eso nos parecía mientras asistíamos al homenaje Cien años de Rafael Romero El Gallina 1910-2010, pues la elección de Andrés Lozano para interpretar al Gallina no pudo ser más acertada. Asombroso el parecido físico y, lo más difícil aún, la voz, en ese timbre tan peculiar que tenía el de Andújar. Después fue tarea de Lozano estudiar los gestos y la forma de ejecutar unos determinados cantes, santo y seña de Rafael Romero. Y lo bordó.

Estábamos ante un recital flamenco al uso, bien aliñado con detalles que iban desvelando al espectador aspectos de la vida del cantaor. Así nos trasladaban a un aeropuerto con voces en off que nos anclaban en unas coordenadas espacio temporales, mientras se proyectaban imágenes alusivas a cada momento.

Paco Javier Gimeno, en su papel de Perico el del Lunar, demostró un dominio absoluto del instrumento, con un magnífico ejercicio de adaptación a una manera de tocar antigua y distinta a las inquietudes de hoy. Iba un paso por detrás del cantaor, como buen escudero, pero sin perder lucimiento. Su guitarra fue un auténtico deleite.

Ana Fargas y Nuria Martín venían a ser narradoras que contextualizaban con su cante algunas escenas, cálida y estremecedora Ana Fargas en la preciosa nana con la que abrió el espectáculo; y bien templada Nuria Martín en unos tangos de Andújar donde demostró el buen estado de sus facultades cantaoras, redondeando los tercios. Quizá en la alboreá fue donde menos agradaron, pues sus voces al unísono no armonizaban bien. Chico Fargas completaba el cuadro con su exquisita percusión, imbricada perfectamente en el espectáculo.

Se hicieron cantes indispensables de la discografía de Rafael Romero: el mirabrás, la singular caña, y el sabroso garrotín. La petenera fue un monumento, así como las tonás y las rondeñas. Echamos en falta la soleá de José Yllanda y el cante de madrugá, pero el espectáculo cuidó la puntualidad, la calidad y reverenció al homenajeado.

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