Ignacio Pérez y Eloísa Alba suman lírica a las obras de Monosabio
Presentación de libros
Los números 95 y 96 de la colección destinan sus páginas a la producción poética local
Málaga/Dos libros de poema se unen a la amplia Colección Monosabio que se acerca al centenar de publicaciones con las que, desde finales de los años 90, se da oportunidad a autores jóvenes locales en el amplio mundo de la creación literaria. Restos de sal, de Ignacio Pérez Cerón, y Vivo en un poema, de Eloísa Alba, se sumaron a la nómina en la presentación celebrada ayer en el auditorio del Museo del Patrimonio Municipal (Mupam).
Seleccionados por Francisco Ruiz Noguera y Diego Medina Poveda para formar parte de esta colección, ambos se presentan como propuestas interesantes para los editores dentro de la producción local con “dos libros extraordinarios”, tal y como expresó el catedrático de Filología por la Universidad de Málaga.
El primero de ellos según orden de publicación, Vivo en un poema -cuyo título se extendía originalmente a sin piscina pero con garaje- nace de la mente de Eloísa Alba, profesora de piano en el Conservatorio Superior de Música. Descrita como “una obra sin estridencias, rupturista, rompedora y rebelde” por Ruiz Noguera, cuenta con la actualidad y la cotidianidad como base para la creación de sus versos. Desde la reflexión sobre la producción literaria y la metapoesía hasta los problemas de la creación y la creatividad se suman a otros aspectos del hoy, incluyendo las rutinas de ejercicios, las clínicas de fertilidad, la aplicación Pokémon Go o la solidaridad se mezclan con la rima para crear un lenguaje tan cercano como reflexivo, alejado de la tradición poética.
Por su parte, Restos de sal, la propuesta de Ignacio Pérez, surge de la creación de los últimos tres años del traductor e intérprete, tanto en la capital como en sus viajes por el entorno franco-belga. Identificado con el mediterráneo malagueño, basa algunas de sus propuestas en un amor imposible que se compara con el salitre, “una realidad que ya es memoria con un halo de melancolía”, como expresó Diego Medina durante la presentación de la monografía.
Establecidos por orden cronológico de producción, la obra se estructura en tres apartados: el primero de ellos a la remembranza de quienes quedaron atrás, construidos en un ambiente de melancolía. El segundo, para la mar como referente, desde su protagonismo estival a la muerte imaginaria a finales de septiembre, con la llegada del otoño. El último, escrito en tierras francófonas, repasa los viajes del joven malagueño en el trato cotidiano de una vida alejada de la zona de confort, tanto real como poética.
En el prólogo de este último volumen, el también escritor y poeta Jorge Villalobos, ganador del premio Hipérion de poesía en 2018, indica que “es preciso rescatar esa idea de dolor, porque este joven poeta no es ajeno a cuanto se crea en su generación”, vinculando la obra a una apuesta por “una poesía más familiar e íntima”. Respecto a la obra de Eloísa Alba, los editores destacaron el “ritmo en su trabajo poético” como parte de una creación con guiños vanguardistas.
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