Encuentro de la Fundación Cajasol
Las Jornadas Cervantinas acercan el lado más desconocido de Cervantes en Castro del Río (Córdoba)
Málaga/Como los panes y los peces, el público se multiplicó en la segunda jornada del Andalucía Big Festival. Cuando terminó el concierto de Michael Kiwanuka la gente fue consciente de la cantidad de personas que habían llegado en las últimas horas al recinto. Los fieles más incondicionales de Jamiroquai no quisieron moverse del escenario tras el último concierto, aunque supusiese tener que esperar casi hora y media a que los británicos comenzasen.
Sin duda, el único concierto de Jamiroquai en Europa no iba a pasar desapercibido. El mítico grupo británico de funk y acid jazz, exponente de la música disco de toda una generación, fue la estrella internacional de la noche. Pero cerraron el orgullo patrio de Vetusta Morla y su legión de seguidores, que no se privaron de cantar ni bailar.
Los músicos dieron todo de sí, en cada uno de los conciertos, y el público respondió con alegría. Pero había que guardar un poco de fuerzas. Todavía queda otra jornada con Muse como plato fuerte y una buena representación del rock español a cargo de 091 y Los Planetas.
Con la pegadiza Todo va a cambiar, iniciaron los granadinos Niños Mutantes el directo, diez minutos antes de las seis de la tarde, en el escenario Alhambra. Hacía calor todavía, la gente corría en esa vuelta tremenda que hay que hacer cada día para alcanzar la puerta de acceso. Desde fuera del recinto se les escuchaba cantando que “al menos estamos vivos” y celebrando que siga habiendo oportunidades de disfrutar de la música y de eventos como este.
No has venido a sufrir fue el tema le siguió en la play list preparada para este encuentro con su público malagueño, que sería más breve de lo deseado para sus seguidores. Pero es que el tiempo estaba medido al milímetro y tan solo unos minutos después de que la banda andaluza dijera adiós ocuparon el escenario Andalucía los músicos de Kevin Morby. Una noche fue otro de los temas que interpretaron los granadinos antes de saludar.
“Hola, qué tal, de verdad, muchas gracias por estar aquí esta tarde, a esta hora”, dijo Juan Alberto Martínez, el vocalista de la veterana banda de indie rock. “La tarde está fresca pero se va a poner más caliente porque esta canción la tenéis que bailar”, pidió. También se atrevió a sugerir si “alguien ahí abajo” quería iniciar una coreografía al ritmo de Todo tiene un precio.
Había un buen número de incondicionales bailando al sol, pero no pocos estaban sentados en la sombra que proporcionaba la plataforma elevada de la zona Vip. El rock se hizo fuerte a pesar de todo con Hermana Mía. Se estaba a gusto, la gente tenía espacio para bailar, para aplaudir, alzar los brazos y saltar, sin las estrecheces vividas la noche anterior con Franz Ferdinand, por ejemplo.
Sin pensar fue la siguiente. Sobre el escenario, los Mutantes tuvieron que vestir gafas de sol. Con manos en la frente a modo de visera y piel enrojecida bajo la camisa negra, el sudor corría por sus frentes y por mi espalda. Juan Alberto agradeció estar en el festival y compartir cartel con Kevin Morby y Kiwanuka. “Son de lo que más hemos escuchado últimamente, es un auténtico privilegio tocar en el mismo festival que ellos, y estaremos disfrutando de su música ahora cuando nos bajemos”, comentó. ‘Pura vida’ fue el tema que siguió y que bailó con ganas con la guitarra a cuestas.
“Antes de que termine el año tendremos disco nuevo pero vamos a acabar con dos clásicos nuestros”, aclaró el granadino para iniciar los acordes de No puedo más contigo. El público la disfrutó mucho. Y más aún lo hizo con Errante. Pidió que se cantara y así lo hicieron. Con este temazo se despidieron prometiendo volver pronto.
Paolo Nutini con su toque folk, su sonrisa perfecta, su melena y sus ojos claros enamoraba al público en el escenario Alhambra con la guitarra acústica entre sus manos mientras el Andalucía se preparaba para recibir a Michael Kiwanuka. El sol iba escondiéndose con la potente voz ronca del cantautor escocés, que congregó a mucho público y que explicó las banderas azules y blancas.
Llegaba la parte más destacada del cartel de la segunda jornada del Andalucía Big Festival y con ella los cuidados temas de Kiwanuka. El británico ofreció un gran espectáculo, con un sonido perfecto, con las potentes voces de sus cantantes y grandes músicos sobre el escenario.
Incluso con unos minutos de antelación, pasadas las 20:30, se subió el coro al escenario para envolver al recinto con su capacidad y profundidad vocal. Salió el protagonista a las tablas y fue recibido con una ovación que agradeció tocando de maravilla los primeros acordes. You Ain’t the problem fue el segundo tema del británico, que puso unas flores entre las cuerdas de su guitarra en un claro alegato pacifista.
La intimista Father’s Child acalló cualquier murmullo para fijar la atención. Al final, se celebró con un gran aplauso. Rule the World llegó a continuación con los vozarrones de las cantantes y del propio Kiwanuka cautivando al respetable. Saludo al público de Málaga y cantó Hero, que hizo bailar al público con ese toque reggae cargado también de punzantes guitarras eléctricas. Las luces se volvieron locas en el escenario, llevando al público a su particular sicodelia.
Sin espacios muertos, enlazaron una canción tras otra, con una instrumentación muy cuidada y un sonido un tanto chill out en algunos momentos. Hay quien, a pesar de gustarle, consideró que fue un concierto un tanto lineal. Hard to say goodbye fue el siguiente tema de la lista elegida para su cita con el festival malagueño. "Muchas gracias", dijo justo antes de presentar a su banda. Se sentó a los teclados y sacó de dentro todo ese sentimiento que hizo único su concierto con Solid Ground. "Una más para cerrar", anunció cuando se aproximaba a la hora de concierto. Termino con el más popular de sus temas, el que le sirvió de cabecera para la serie Big Littles Lies, Cold Little Heart.
Glass Animal se despidió del escenario Alhambra con contundencia, sin bises. Se había agotado su tiempo. Jamiroquai salía minutos antes de las 23:00 para sentenciar su hegemonía dentro de la programación del Big. Miles de personas, una cifra incalculable, estaban ansiosos porque empezaran a tocar los británicos. Su cita con la cuidad, la única de su gira en España, se pedía a gritos y silbidos.
El escenario se llenó de humo y luces moradas. Se escuchó el primer acorde y se desataron las ovaciones. "Tres años, ya, buenas noches amigos, cómo están, ¿bien?", preguntó Jay Kay, enfundado en su gorro de luces. Empezó con un tema muy funky, muy arriba, con una voz afinada y derrochando una energía que hacía presagiar lo mejor.
La banda, los metales, los coros arroparon al vocalista que llenó de ritmo el recinto. “Muchas gracias, es un placer veros de nuevo”, dijo. Siguieron encadenando temas bailables, de esa música que mucho de los asistentes ya disfrutaron en las discotecas décadas atrás.
En todo momento mostró complicidad con el público, les hablo entre canción y canción, recordó que hacia 30 años de algunos temas -la banda está cumpliendo su trigésimo aniversario- y lo hizo de forma cercana y llena de naturalidad. Con chándal y deportivas, el británico desplegó muy buen rollo y la gente lo recibió con entrega.
Tras la primera parte del concierto, pidió "un momento, por favor", en un español bastante solvente, para continuar con Space Cowboy. No cabía un alma frente al escenario, la gente se movía, se colocaba delante, pasaba por detrás, te golpeaba la espalda y eso que la distancia con el front stage era tanta que a la banda solo se la veía en las pantallas.
Mucho público extranjero acudió al directo de los ingleses, con luces en la cabeza, también con plumas al más puro estilo indio del oeste. Muy pasados de alcohol algunos, que hay que decirlo todo. La zona VIP estaba repleta en el lateral de la terraza más cercana al escenario y hasta la torre de sonido y luces se llenó de seguidores. "Ok", dijo para llamar la atención y presentar Sever Days in Sunny June. Luego llegaron temas tan populares como Alright y You give me something.
En la zona de restauración se alivió la presión y se pudo comprar algo para picar, imposible poco ante de la actuación de Jamiroquai. Todas las miradas, todos los pasos, todos los movimientos del Cortijo de Torres al inicio de la madrugada, coreografías incluidas en las zonas más espaciosas de las barras, estuvieron dirigidas por la magia musical que lanzaron los veteranos británicos desde su atalaya. Fueron los reyes de la noche más dance.
Pensar en indie español es tener en la cabeza a Vetusta Morla, indiscutiblemente. Ellos convirtieron este género independiente en un fenómeno de masas y sus seguidores son legión. Con Un día en el mundo conquistaron con letras llenas de mensajes conmovedores, de esos que remueven y no dejan indiferente. Los madrileños llegaron con su Cable a Tierra debajo del brazo, su último álbum de estudio, que salió en 2021. Los últimos de la noche, con Pucho al micro, comenzaron con 15 minutos de retraso por el bis de Jamiroquai.
Ya han pasado dos jornadas maratonianas y agotadoras, pero aguantadas con gusto por todo lo bueno que se está viviendo. Aunque esto no ha acabado. Aún queda otra más, la de este sábado, que ofrecerá otros 15 conciertos en el gran recinto montado en el Cortijo de Torres. El escenario Tres se abre con Adiós Amores a las 16:30. Niña Coyote Eta Chico Tornado actúan a las 17:45, Gus Dapperton a las 19:05, Spiritual Cramp a las 20:30, Nikki Hill a las 22:00 y cerrarán la banda Instituto Mexicano del Sonido a las 23:30.
El escenario Alhambra se abrirá con Silverpoppy a las 17:05. Dicen que utiliza el R&B, el rap y el trap para tratar temas tabúes como la misoginia o las enfermedades mentales y dicen que su imponente voz la sitúa como una de las figuras más prometedoras de la escena urbana. Más tarde, vendrá la cordobesa María José Llergo (18:35). La cantaora cambiará completamente el registro del gran escenario con los cantes incluidos en su primer disco, Sanación, publicado en 2020.
Y de Andalucía a Noruega. Continuará la música en el Alhambra con Aurora a las 20:35. La cataurora nórdica ya publicó su primer sencillo hace una década, con 12 años. Y cerrará el escenario y sus tres días de grandes citas, la música electrónica de Years & Years. Desde su debut, el londinense ha recopilado un sin fin de éxitos como Take Shelter o King, siendo un altavoz para la comunidad LGTBIQ+.
En el escenario Andalucía, la guinda la pondrá Muse y la voz de Matt Bellamy. Será el último directo de la noche y empezará a las 00:20 para terminar minutos antes de las 2:00. Pero antes de eso, las tablas acogerán otras cuatro grandes citas. Comenzarán los espectáculos con Niños Luchando a las 16:30. Delaporte, el dúo formado por Sandra y Sergio, serán los siguientes en tocar, a las 17:50.
Los míticos 091, con José Ignacio Lapido a la cabeza de una resurrección que ya dura siete años, harán disfrutar a los más incondicionales a partir de las 19:30. Y sin salir de su Granada natal, como un viaje del que no se quiere volver, el Andalucía recibirá a Los Planetas, otra de las grandes citas del Andalucía Big Festival. Será a las 21:40 y tocarán, presumiblemente, algunos de los temas de su trabajo más reciente, Las canciones del agua, su décimo trabajo de estudio.
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